Esperando el llamado de la Libertad
El terror volvió a invadir los mercados a nivel mundial ante las noticias de aumento del desempleo en la primera economía del mundo, la de Estados Unidos. Este dato trajo incertidumbre en la bolsa de comercio de Japón y, rápidamente, contagió a Wall Street y al resto de las bolsas a lo largo y ancho del planeta tierra. Las caídas bursátiles fueron atemperadas por medidas de la FED y del Banco Central de Japón, pero, pasando en limpio después de tachonar y borrar los cuadernos, queda claro que el mundo ha ingresado en un estancamiento de la economía, por no decir la palabra recesión que hace doler los oídos.
Sin tener en cuenta esto, es muy difícil hacer pronósticos halagüeños en Argentina sobre la marcha de la economía, más teniendo en cuenta la extrema dependencia de nuestras exportaciones que están dominadas por productos primarios no industriales. Así las cosas, si los mercados más demandantes no compran bienes de consumo, los países industriales no producen y los países productores de materia prima no venden. En este contexto, esperar señales positivas de los mercados mundiales parece más una quimera que una certeza.
Javier Milei – que se pasea por el mundo en su rol de paladín del anarco capitalismo – espera desesperadamente el llamado del mundo libre. Ya tiene su silbato llamador, el RIGI, pero hasta ahora el capital que arriba al país es el financiero especulador. Los anuncios de mega inversiones en minería no pasan de eso, de anuncios. Sí es real que empresas como BHP Billinton, con más de 150 años de existencia y líderes en el mercado del cobre, han comprado José María y Azules, pero, por ahora, parece ser una jugada a futuro a la espera del repunte del mercado mundial, o como reserva cuando se agoten sus actuales explotaciones en actividad.
En una reciente conferencia en Brasil, el CEO del grupo Techint, Paolo Roca, rezongaba por la debacle industrial de latinoamérica en los últimos 35 años. El mandamás del acero reseñaba cómo la participación de China en el PBI industrial del mundo pasaba del 5% en 1995 al 35% en 2024 y cómo, en el mismo período, la participación de LATAM pasaba del 10% al 3%. La economía regional, a excepción de México, se ha primarizado en este periodo con las consecuencias que hoy vemos. La desocupación estructural vino para quedarse, la balanza comercial altamente deficitaria, el permanente endeudamiento público y la alta emisión monetaria que viene consigo, son solo algunas de las peores consecuencias de este proceso desindustrializador. Lejos de entender esto como un problema, Milei y sus adláteres sostienen que este es el camino para salir. Para salir de Guatemala y llegar a Guatepeor. La máxima liberal sostiene que la demanda agregada debe crecer por aumento de la inversión privada, pero justamente hoy es el sector más reticente a invertir. El Banco Central continúa bajando la tasa de referencia para el mercado financiero y, a pesar de ello, la inversión privada sigue bajando. La consultora de Orlando Ferreres publicó que la Inversión Bruta Interna Mensual (IBIM) cayó 27% en junio en relación al mismo mes de 2023.
Los teléfonos suenan en Washington pero nadie atiende, tal vez atiendan en enero del 2025. Mientras tanto, Caputo y Milei se niegan a devaluar, que es el reclamo más fuerte que resuena en el Palacio de Hacienda. Con el dólar muy atrasado, el sector agroexportador es el único que entrega divisas para el mercado de cambios, pero lo hace a cuenta gotas. El tema es que una devaluación acabaría con el único tesoro que puede exhibir Milei en público: una inflación controlada. Una pulseada entre devaluar y perder apoyo popular o mantener el tipo de cambio y marchar a un default de la deuda pública. El Banco Central ya muestra un rojo de 7.000 millones de dólares. Mientras tanto, continúa el ajuste fiscal y la recesión, dos muy malas noticias para los gobernadores que enfrentan un panorama desolador. Crecen las luchas salariales de los trabajadores estatales y no se ve la luz al final de este largo túnel del ajuste fiscal.