Caen las economías regionales, se destruye al campesino productor
Las pymes textiles están produciendo al 30% de la capacidad instalada. Según el INDEC, el uso de la capacidad instalada promedio, en toda la industria, era del 56,6% en diciembre de 2018. Ninguna de las medidas del gobierno apoya a las pymes que significan el 80% de los puestos de trabajo.
Cierran 40 pymes, comercios, locales de servicios varios, etc. por día. Segun INDEC, cayeron más de 9.000 empresas desde que está Macri.
Caen las economías regionales. Se destruye al campesino productor. Las tarifas siderales son impagables para el pueblo, para las pymes, para el comercio minorista, para el pequeño y mediano productor agrario, etc. Los “verdurazos” y “frutazos” se repiten como mecanismo de protesta de ese sector. El productor recibe diez veces menos que el valor de góndola. Los monopolios de distribución se enriquecen. Los monopolios cerealeros de comercio exterior se enriquecen. Se les permite dejar los dólares en el exterior sin obligación de ingresarlos.
Segun el INDEC, la caída del consumo en supermercados mayoristas, a precios constantes, es del 15%, de enero de 2018 a enero de 2019. Y en los supermercados minoristas es del 10%. La inflación le gana a los salarios. Los precios suben por el ascensor y los salarios por la escalera. Con el beneplácito del gobierno, para bajar “el costo laboral”.
La pobreza es record. Uno de cada dos niños es pobre. El 70% de los jubilados son pobres. Muchos habitantes de Argentina comen una vez por día. El derecho a la Salud no se cumple. Los medicamentos son inalcanzables. Todo trae hambre, miseria y desocupación. Consecuencia lógica.
Se congela el dólar, con tasas siderales hasta las elecciones, para asegurar el negocio de la bicicleta financiera. Los capitales especuladores vienen con dólares, los cambian a pesos, compran bonos a intereses siderales y a corto plazo, y luego vuelven a comprar dolares, cuyo valor se ha congelado, y se llevan ganancias que no se obtienen en ninguna actividad en el mundo. Altos intereses y en dólares.
Sólo el capital financiero, los timberos de las finanzas, los bancos, los monopolios petroleros y las energéticas, los pools sojeros, las megamineras, los monopolios de comercio exterior, se enriquecen.
Gobierno de ricos para los ricos. Pero, especialmente, para los ricos amigos y socios.
Ese es el plan y el modelo del gobierno. No es que no tiene plan. Ése es su plan.
Sólo puede perjudicar al pueblo, se basa en el ajuste para el pueblo, la desindustrializacion, la entrega nacional. Para extraer los fondos que enriquezcan a los que representa. Y a los que pertenece.
Como la frazada es corta y no da para todos los que viven de la entrega nacional, hay mucha disputa por arriba.
El plan del gobierno es preperonista y preyrigoyenista. Tal vez haya que buscar su antecedente en Rivadavia y el préstamo de la Baring, en los que se oponían a San Martín y Belgrano y querían encarcelarlos. En aquellos a los que desobedecieron San Martin y Belgrano. O en el Virrey Sobremonte.
Lo que él llama la fiesta, son los derechos que el pueblo y la Patria lograron con muchos esfuerzos. Quiere volver uno o dos siglos atrás. Por eso se postra ante monarcas y prepotentes imperiales. Es su esencia.
“El plan del gobierno es preperonista y preyrigoyenista. Tal vez haya que buscar su antecedente en Rivadavia y el préstamo de la Baring”
Y en esta Argentina rapiñada por todas las potencias y con una parte de su territorio colonizado, se destapa la cloaca de este Estado de entreguistas y latifundistas. Espías de distintos colores son noticia, mostrando diferentes bandos y bandas.
Gobiernan los que son amigos (como el presidente) del latifundista inglés Joseph Lewis. O como Marcos Peña Braun, de los Menéndez- Menéndez Bethy- Braun Menéndez, viejos latifundistas patagónicos, amigos de los ingleses y dueños de la trágicamente famosa LA ANÓNIMA.
La mitad de las áreas fértiles de Argentina se han extranjerizado. Benetton es el más grande latifundista con 950.000 hectáreas. Hay grupos chinos, estadounidenses, ingleses, etc. dueños de grandes latifundios. Y el verdadero productor del campo carece de tierras, esperando una reforma agraria imprescindible, que dé la tierra en propiedad a quien la trabaja. Y esto es esencial para poblar territorios despoblados y frágiles ante la ambición de potencias extranjeras. Por lo tanto es también una necesidad de defensa nacional.
La segunda empresa petrolera del país, Panamerican Energy, está en manos de ingleses, chinos y rusos. YPF no es la empresa que creó el general Mosconi por razones de defensa nacional.
Los Acuerdos de Londres y Madrid, estatutos de nuestra indefensión nacional, siguen vigentes. El FMI decide nuestra economía, el gobierno no hace nada que no permita ese organismo de la usura internacional. Hasta se está proponiendo una ley que admita que extranjeros puedan ocupar el directorio del Banco Central. Se están cediendo palancas claves del poder nacional de decisión.
Macri no pudo avanzar más porque fueron creciendo las expresiones de descontento popular.
Después de ganar en 2017 y cuando creían que podían aplicar la reforma laboral, la reforma impositiva y la previsional antes de la Navidad, y festejar un triunfo en toda la línea ese fin de año, la gran manifestación de diciembre de ese año de los movimientos sociales, fue un salto en calidad.
Hasta ese momento se decía “hay Macri hasta el 2027”, y desde allí se dijo “hay 2019”.
Desde llamarlo “El Ángel exterminador” pasó a ser llamado “El domador de reposeras”. El presidente con derecho a descanso a cada rato mientras la miseria se extiende.
Fue quedando en evidencia que era un gobierno de entrega nacional, de destrucción de la industria y la producción nacional, de empobrecimiento de los verdaderos productores del campo, de desocupacion y hambre para los trabajadores, de crecimiento del latifundio y de enriquecimiento del empresariado que lucra con la dependencia.
Y un gobierno así no puede ser otra cosa que conciliador (rayando con la traición a la Patria) con los colonialistas ingleses que ocupan nuestras Malvinas, y de sumisión con las potencias. Por añadidura peligra nuestra plataforma continental y nuestra proyección antártica. El gobierno favorece la ocupación colonial de Malvinas y hasta promueve viajes aéreos desde países vecinos para facilitarla.
Mientras desaparecía el ARA SAN JUAN el ministro Aguad estaba en Canadá planeando con los ingleses un “acuerdo de cooperación militar”. La mayor base militar extranjera en América de Sur está en Malvinas. Hay una base China en Neuquén y norteamericanos en el NOA, en el NEA y se planea una base “humanitaria” estadounidense próxima a Vaca Muerta. Peligra nuestra integridad territorial. Esta política exterior nos pone en el peligro de que ejércitos extranjeros peleen en nuestro territorio, con indecibles sufrimientos para el pueblo.
Y un gobierno así, que entrega aire, mar y tierra, ¿para qué querría una Defensa Nacional, para una Argentina Independiente de toda dominación extranjera, como dice el Acta de nuestra Independencia?
Por eso su plan es volver a la teoría del enemigo interno, la Teoría de la Seguridad Interior de Ongania y de Videla y compañía. Como sus enemigos son el pueblo que protesta y los patriotas que se oponen a la entrega, no necesitan Defensa Nacional. Necesitan Indefensión y sumisión nacional.
Los patriotas y los luchadores populares deben unirse en la consigna de Francisco de TIERRA, TECHO Y TRABAJO. Junto a alimentos para todos, salud para todos y educación para todos.
El desangre nacional, la hemorragia nacional es muy grande. Se han fugado más de 180.000 millones de dólares.
Allí está el dinero que hace falta. No lo aportarán capitales internacionales, usureros que se llevan más de lo que traen.
Para eso hay que cambiar el rumbo. El presidente ha dicho que si gana las elecciones seguirá el mismo rumbo pero más rápido. Ya sabemos lo que le espera al pueblo y a la Patria y hay que impedirlo.
Desde los campos y desde las ciudades. Desde las fábricas y los lugares de estudio. Y desde las urnas.
Hay que abrir una nueva huella argentina. El camino no será ni corto ni fácil, pero vale la pena intentarlo.