Asesinan a un adolescente en Miramar
Ezequiel Lamas, tenía 17 años, estaba de vacaciones en Miramar. Su único crimen fue ser morocho, usar gorra. Estaba en la calle con unos amigos, yendo al cajero a sacar plata y unas personas supusieron que eran ladrones. Un prejuicio que le costó la vida a Ezequiel.
Una pareja que se encontraba en ese lugar llamó a la policía, realizó una falsa acusación. Inventó que el joven tenía cuchillos y armas. Se asustaron porque Ezequiel mientras andaba en skate los chocó accidentalmente. Él y dos amigos habían ido al cajero a retirar plata. A la salida un grupo de turistas y vecinos se alistaban para lincharlo, había llegado la policía. A Ezequiel y a sus amigos los requisaron, los hicieron sentir criminales, en frente de un grupo de personas que necesitaban tener pruebas que confirmen que eran sujetos peligrosos. Y en ese espectáculo los únicos que estaban corriendo peligro eran ellos, un peligro mortal.
Según cuentan las personas que se habían juntado en el cruce de las calles 21 y 24 de Miramar, apareció otro joven. Aseguró que Ezequiel le había robado y le pegó una piña que lo tiró al suelo. Cayó desmayado por el golpe y lo trasladaron a Mar Del Plata donde estuvo internado hasta que falleció por la grave herida interna en su cabeza. La policía que estaba en el lugar poco y nada hizo al respecto, las personas que estaban en el lugar no entendían mucho la situación. Los derechos y la justicia no existieron, en cambio hubo la decisión de que el Estado desampare a un pibe por no ser rico. En los videos que se viralizaron se ve como los oficiales de la policía en el lugar no hicieron nada para evitar la agresión ni para socorrer al menor.
El violento se dio a la fuga, pero fue detenido esta mañana en Caballito, Capital Federal. También es un pibe de 17 años. Nadie sabe si es cierto que Ezequiel haya estado involucrado en un robo, se pudo haber confundido el agresor. ¿Y aunque sí hubiera sido él, matarlo de un golpe de puño era hacer justicia? ¿Cuánto vale una vida? Y sabiendo que los pobres nunca gozan de la justicia, ¿este tipo de actos cambia en algo? Otra familia vuelve a llorar a un joven que no pudo ser juzgado, que era inocente y que fue acusado falsamente. ¿Cuántos adolescentes como Ezequiel hacen falta que se mueran para que cambie esta injusticia?
En este contexto donde los factores de riesgo que sufrimos los jóvenes se agravan la respuesta del gobierno es más mano dura y reforzar las ideas que fundamentan los prejuicios. Lejos de resolver de raíz los problemas de los jóvenes que en esta encrucijada social no somos los peligrosos, sino que estamos en peligro.