El MPBA presenta a Roberto Jacoby en el ciclo de microentrevistas
Microentrevistas con artistas y curadores es un segmento que presenta el museo, en el marco de cada bloque expositivo que inaugura en sus salas temporales. El objetivo es visibilizar el trabajo de las y los hacedores culturales que exponen en el MPBAFR a través de una narración en primera persona. En un breve relato, a través de formato escrito y audiovisual, comparten detalles de la producción/montaje de la muestra y describen sus procesos creativos, incentivando al espectador a encontrarse en vivo y directo con la obra en el museo.
Roberto Jacoby (1944, Buenos Aires) es un artista conceptual y sociólogo argentino, considerado clave en el desarrollo de la escena del arte local. Ha sido uno de los vanguardistas experimentales más activos de los años sesenta. Pionero del arte político en Latinoamérica, participó en grandes hitos en el desarrollo de la tendencia, como Tucumán Arde o Experiencias 68, en el Instituto Di Tella. En décadas sucesivas continuó asociando el arte a la política a través del trabajo colectivo y en red.
En diálogo con el museo, Jacoby reflexiona sobre el rol del cuerpo como eje central en la muestra del MPBAFR; el paso del tiempo en relación con sus producciones artísticas y el concepto de “alegría” en la performance realizada por el artista en la inauguración de su exposición en el museo.
Microentrevista a Roberto Jacoby
– ¿Cuál es el rol del cuerpo en su obra?
– El rol del cuerpo en mi trabajo fue justamente una de las cosas que descubrí o comprendí a partir de la muestra en el Franklin Rawson. Ahí los curadores Roberto Amigo y Santiago Villanueva hicieron una muestra antológica, eligieron dentro de mi producción los trabajos que tuvieran que ver con el uso de cuerpo, de los rasgos faciales. Algo que no había pensado. Lo hice sin pensarlo, lo que me parece mejor. Normalmente cuando se habla de mi trabajo se suele mencionar la crítica a los medios de comunicación, los trabajos de producción colectiva o de creación de comunidades, otros temas en general, pero esta exposición se concentra en el tema del cuerpo, tuvo ese aspecto de hallazgo y me gustó mucho.
– ¿Cómo caracterizaría el paso del tiempo con respecto de las temáticas de su obra y sus posibles lecturas?
– Es muy frecuente que cuando me hacen entrevistas suelen titularlas con expresiones que tienen que ver con el tiempo, por ejemplo: el adelantado, el que siempre estuvo en el momento adecuado, el pionero, el profeta, todas expresiones cada vez más exageradas. Creo que es porque mi trabajo no se entiende durante mucho tiempo y cuando se entiende es porque precisamente en la realidad, en el mundo, está sucediendo algo que tiene que ver con un trabajo anterior, viejo. Por ejemplo, el realizado sobre los medios de comunicación se hizo cuando todavía los medios de comunicación no ocupaban el lugar que tienen en la sociedad contemporánea. Incluso, mis trabajos van adquiriendo nuevas lecturas. Por ejemplo, una de las primeras obras en Arte de los Medios se llama Happening para un jabalí difunto, justamente la noticia de un happening inexistente, pero que apareció para los lectores como algo real, esto se lo relaciona con las fake news, es decir que cuando pasa el tiempo se dan otros énfasis, ha pasado lo mismo con los trabajos en comunidad. En general me adelanto un poco, a veces demasiado. No conviene adelantarse demasiado, salvo que uno piense que va a vivir mucho tiempo.
– Reflexione sobre la alegría en el contexto del museo y su performance del 16 de septiembre en la inauguración de su muestra en el MPBAFR
– En las obras colgadas en la exposición no siempre hay alegría, en algunas sí, por ejemplo, en las fotos de recitales de Virus donde se ve la alegría liberada de la juventud los años 80, de quienes tenían entre 15 y 20 años. Después la alegría que tuve de cantar junto a Nacho Marciano ahí en la sala. La importancia de la alegría, es algo que viene desde la época de los filósofos griegos y se ha sostenido con Spinoza, bueno, es infinita la cantidad de pensadores que han hablado sobre la alegría, en general bien. En mi caso, a mí edad, me puse a cantar. Después de haber compuesto letras de canciones desde los años 80 hasta la actualidad. Siempre mis canciones fueron interpretadas por otra persona y hace unos años durante la pandemia pensamos que tenía que cantarlas yo mismo. No soy cantante, no tengo ningún entrenamiento ni nunca pensé que podría llegar a cantar, más bien me sentía una persona con las peores cualidades vocales y efectivamente canto mal, no voy a negarlo, pero la paso bien cantando y creo que eso también se trasmite. Nadie viene a verme cantar bien. Vienen a verme cantando mis letras y lo que puedo hacer con ellos.
“No soy un clown” puede visitarse de martes a domingo, de 12 a 21hs. Visitas guiadas 19hs sin previa reserva. Entrada general $100, jubilados y estudiantes $50, niños menores de 12 años gratis. Hasta el domingo 27 de noviembre, inclusive.
Fuente: Prensa Ministerio de Turismo y Cultura