«Temo un derramamiento de sangre en Venezuela»
En el diálogo que mantuvo con los periodistas en el avión que lo llevó de regreso a Roma después de su visita de cinco días a Panamá, el papa Francisco afirmó que “sería una imprudencia pastoral por parte mía y haría daño” pronunciarse en favor de Juan Guaidó, el autotitulado “presidente encargado” de Venezuela. De esta manera, Jorge Bergoglio respondió de forma directa a la consulta que le formuló uno de los comunicadores que formó parte del viaje papal y reiteró que “yo apoyo a todo el pueblo venezolano, que está sufriendo”. Y sobre los respaldos internacionales que recibieron tanto el presidente Nicolás Maduro como el propio Guaidó el Papa agregó que “si me pusiera a decir ‘háganle caso a estos países o a esos otros’, me pondría en un papel que no conozco..”.
El domingo, antes de partir desde Panamá, Francisco había pedido para Venezuela “una solución justa y pacífica, en el respeto de los derechos humanos”. A pesar de que los propios obispos católicos venezolanos se han mostrado críticos de Maduro señalando incluso que no le reconocen legitimidad al mandatario que reasumió su mandato en enero, Francisco y el Vaticano a través de sus mecanismos diplomáticos mantienen distancia del conflicto y evitan pronunciamientos en favor de las partes en disputa mientras, según se conoce, siguen haciendo gestiones para encontrar una salida dialogada y negociada a la situación política venezolana. Vale recordar que pese a la oposición de la Conferencia Episcopal de Venezuela, el pasado 10 de enero el Papa se hizo representar en la ceremonia de asunción de Maduro por el encargado de negocios interino de la Nunciatura Apostólica en Caracas, George Koovakod.
Cuando fue interrogado ahora por el significado de sus afirmaciones respecto de una “solución justa y pacífica” el Papa subrayó que “las palabras que he dicho las pensé y volví a pensar, expresé mi cercanía y es lo que siento. Yo sufro por todo esto” y reafirmó la necesidad de una salida dialogada. “Ponerse de acuerdo, ¿no se puede?”, preguntó. Y reiteró sus temores: “Me da miedo un derramamiento de sangre. El problema de la violencia me aterroriza”.
Refiriéndose a la violencia el Papa tuvo palabras también para Colombia. “Después de todo el esfuerzo que ha hecho Colombia, lo que sucedió en la escuela de los cadetes de la policía es espantoso. Tengo que ser un pastor. Y si necesitan ayuda, que se pongan de acuerdo y la pidan”, dijo dejando las puertas abiertas para la eventual colaboración vaticana en la superación de las diferencias tanto en uno como en otro país. La Santa Sede tuvo, en años anteriores, una participación activa como garante del diálogo de paz en Colombia.
En el encuentro con los periodistas hubo también ocasión de otros pronunciamientos. El Papa se declaró partidario del celibato sacerdotal “salvo en situaciones excepcionales” y en favor de la educación sexual. “En las escuelas hay que dar educación sexual, el sexo es un don de Dios, no es un monstruo, es un don de Dios para amar” dijo. Pero observó que “hay que dar una educación sexual objetiva, sin colonización ideológica. Si empiezas dando una educación sexual llena de colonización ideológica, destruyes a la persona. Pero el sexo como don de Dios debe ser educado.”
Sobre el particular Francisco opinó que “lo ideal es comenzar desde la casa, aunque no siempre es posible, porque en las familias hay situaciones muy variadas. Y, por lo tanto, la escuela suple esto, porque de lo contrario quedará un vacío que después será llenado con una ideología cualquiera”.