Estados Unidos comenzó la aplicación de una dosis de refuerzo de la vacuna Pfizer contra el COVID-19
Estados Unidos lanzó el viernes una campaña para ofrecer refuerzos de la vacuna de Pfizer contra el COVID-19 a millones de estadounidenses, aún cuando los funcionarios federales de salud subrayaron que el verdadero problema sigue siendo administrar las primeras inyecciones a los no vacunados.
Unos 60 millones de personas pueden ahora recibir una tercera dosis del inoculante de Pfizer, celebró este viernes el presidente Joe Biden, tras una maratónica controversia entre la comunidad científica sobre el tema.
Las autoridades sanitarias estadounidenses concluyeron recomendar esta dosis de refuerzo para tres categorías de población: las personas de 65 años o más, las que tienen entre 18 y 64 años y presentan factores de riesgo para desarrollar una forma grave de la enfermedad (diabetes, obesidad…), así como las que están muy expuestas al coronavirus por su trabajo o lugar de residencia. Esta última categoría es muy amplia, pues incluye a profesores, trabajadores de supermercados, personal sanitario, presos y personas que viven en albergues para indigentes.
“No vamos a salir de esta pandemia con un refuerzo”, advirtió la doctora Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), a pesar de que con sus palabras contravino el consejo de su propio panel de expertos de que más personas reciban el refuerzo.
La gran mayoría de los casos y hospitalizaciones por COVID-19 se dan entre personas no vacunadas, señaló Walensky. Y los tres tipos de vacuna contra el COVID-19 que se aplican en Estados Unidos ofrecen una fuerte protección contra un cuadro grave de enfermedad, la hospitalización y la muerte, a pesar de la contagiosa variante delta que hizo que los casos se dispararan. Pero la inmunidad contra un cuadro leve parece disminuir meses después de la vacunación inicial.
Las autoridades de salud deben aclarar la confusión sobre quién debe recibir el refuerzo y por qué. Por ahora, la campaña de refuerzo es lo que Walensky llamó “un primer paso”. Sólo se aplica a las personas vacunadas originalmente con vacunas fabricadas por Pfizer y su socio BioNTech. Aún no se han tomado decisiones sobre los refuerzos para los estadounidenses que recibieron las vacunas de Moderna o Johnson & Johnson.
El presidente Joe Biden dijo que si estás vacunado, “estás en buena forma, y estamos haciendo todo lo posible para que siga siendo así, que es donde entra el refuerzo”. Instó a los que ahora tienen derecho a una vacuna adicional a “ir a por el refuerzo”, diciendo que él se pondría la suya pronto, y que todo el mundo debería ser paciente y esperar su turno.
Además, prometió que los vacunados con fármacos de Moderna y Johnson & Johnson también tendrán su dosis de refuerzo a medida que se realicen las investigaciones. Según el mandatario, todos los estadounidenses podrían recibir el refuerzo “en un futuro próximo”.
Estas campañas de refuerzo son fuertemente criticadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que argumenta las desigualdades en materia de vacunas entre países ricos y pobres.
De su lado, Estados Unidos asegura que puede combinar la campaña de refuerzo con la ayuda a países extranjeros: esta semana, Washington aumentó su promesa de donación de vacunas a los países que las necesitan a 1.100 millones de dosis.