Salarios devaluados
La crisis cambiaria golpea de frente a la capacidad de compra de los salarios. Los flacos incrementos acordados en paritarias y el traslado a precios de la devaluación resultarán en una contracción de 5 por ciento en el poder adquisitivo de los trabajadores durante 2018. La confirmación de las nuevas proyecciones para la inflación realizadas por el Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala arrojará una caída acumulada del 7,2 por ciento desde fines de 2015 en el poder adquisitivo de los asalariados.
Los aumentos en el valor del dólar se traducen en más inflación: se encarecen los alimentos, los insumos importados y el resto de los precios dolarizados. La Secretaría de Comercio que encabeza Miguel Braun sostiene sin embargo que “no hubo pasaje a precios” de la devaluación (ver aparte). La experiencia histórica revela que la intensidad del impacto puede variar en momentos de alto desempleo o apertura comercial pero la regla es ineludible. La inflación se aceleró con la devaluación de enero de 2014 durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y lo mismo sucedió tras la devaluación de finales de 2015 dispuesta por Mauricio Macri.
Antes de la corrida cambiaria y la devaluación, el escenario base de inflación del ITE, que depende de ATE y UTE, era de un promedio anual de 25,2 por ciento. Con ese parámetro y aumentos promedio del 22 por ciento anual (la cifra es superior al 15 por ciento promocionado por el gobierno ya que incluye otros items como cambios de categoría, aumentos por antigüedad y aumentos por fuera de la escala) estimaban que el salario real caería entre 1,8 y 2,6 por ciento en 2018. Pero consumada la crisis cambiaria actualizaron sus proyecciones: la depreciación del tipo de cambio sumará 3 puntos porcentuales de inflación en el año para acercarse al 30 por ciento y, de no mediar cambios en la dinámica paritaria, el poder de compra de los salarios experimentará un retroceso similar al experimentado en el primer año del gobierno de Mauricio Macri. “El retorno del FMI a la escena política local, con sus recomendaciones de política y su agenda de reformas donde los cambios en el entorno laboral suelen ocupar un espacio central, sumará complejidad a un escenario ya de por sí difícil para los trabajadores” (ver aparte). El desempeño de los salarios desde que gobierna Macri fue el siguiente, según la estimación de ITE:
Dos semestres iniciales: La combinación entre devaluación, quita de retenciones, tarifazos, recesión y destrucción de empleo resultó en una contracción del salario real del 5 por ciento.
Medio mandato: La mejora en el nivel de actividad, la apreciación cambiaria, la desaceleración en los aumentos de precios y la existencia de cláusulas gatillo en las paritarias habilitaron una leve recuperación, de 2,8 puntos frente a 2016. La cifra estuvo lejos de la “goleada” de los salarios sobre la inflación prometida por el ministro Nicolás Dujovne y no alcanzó para recuperar los niveles previos al recambio presidencial. Al finalizar 2017, el poder adquisitivo todavía acumulaba una retracción del 2,3 por ciento contra diciembre de 2015
Escenario para el tercer año: Las estimaciones del ITE arrojan que la nueva devaluación aportará 3 puntos porcentuales adicionales a la inflación. Con ese impulso, que se suma al aporte inflacionario de los tarifazos, los precios alcanzarán este año un aumento cercano al 30 por ciento. Si no existe respuesta de los gremios frente a ese escenario, los salarios reales anotarán una nueva caída del 5 por ciento interanual y una contracción acumulada del 7,2 por ciento desde que asumió Macri.
“Que un sindicato importante como la UOM haya cerrado un acuerdo de apenas 18 por ciento en el medio de la corrida no resulta promisorio”, advierte el documento de la Fundación Germán Abdala. Los autores consideran que “esta situación podría alterarse significativamente, ya que los acuerdos de 2018 han incorporado cláusulas de revisión. Si bien en general estas cláusulas no son de aplicación automática, en los últimos años se ha generado una dinámica de reapertura de paritarias o celebración de acuerdos complementarios, y por lo tanto se trata de mecanismos relativamente aceitados”. Asimismo, todavía quedan paritarias sin cerrar en sectores significativos en términos de cantidad de trabajadores y relevancia política como camioneros, alimentación y gastronómicos.