Una multitud recibió a Evo Morales en Cochabamba
«¡Evo no está solo, carajo!». El canto se escuchó una y otra vez, entonado por un millón de personas, según los organizadores. Fue el final épico para un «regreso a la Patria» que adoptó la forma de caravana, desde la partida de Evo Morales de Jujuy, con la despedida oficial del Presidente Alberto Fernández, hasta el multitudinario recibimiento en este aeropuerto del Trópico de Cochabamba. «De Chimoré partí al exilio un 11 de noviembre para poner a salvo mi vida, a Chimoré volveré un 11 de noviembre con mi vida a salvo», había dicho Evo. Y cumplió.
«En este mismo aeropuerto dijimos ‘volveremos siendo millones’. Y ahora somos millones, hermanos y hermanas. Ahora tenemos que devolver la dignidad y la soberanía al pueblo boliviano”, exclamó Evo ante la multitud. La frase que pronunció el líder indígena Tupac Katari en el siglo 18, antes de ser descuartizado, se retomó durante el exilio, y se completó con este regreso.
Imposible confirmar si el número redondo que estimaron desde la organización es exacto. Sí es posible decir que, en un espacio amplio y abierto como es un aeropuerto, desde el escenario es posible ver banderas de Bolivia, wiphalas y con los colores azul y blanco del MAS, literalmente a lo largo y a lo ancho. No hay horizonte despejado, el colorido parece no tener fin.
Morales dijo estar impresionado por el tamaño de la convocatoria. Desde hace días se vienen congregando en Chimoré gente llegada de todas las regiones del país. La ciudad tenía todas sus plazas ocupadas desde hacía días, la noche anterior la gente durmió en las calles y espacios verdes, se veían muchas carpas armadas en los lugares más insólitos. Fue una contundente demostración del apoyo popular al liderazgo de Morales, al proceso democrático que se reinicia.
El acto transcurrió en un escenario montado en la misma pista de la que salió el avión de Morales y su ex vicepresidente Alvaro García Linera exactamente un año atrás, en aquella jornada cargada de tensión, incluida la foto del pernocte en una carpa improvisada en la selvática Chapare, que recorrió el mundo.
El clima que se vive hoy es diametralmente opuesto: hay música, grupos de danza, muchos vinieron con sus trajes típicos o de carnaval. Ponen su cuota extra festiva «las juventudes», con sus gigantescas banderas que identifican a las organizaciones juveniles de cada departamento, muchas con la cara de Simón Bolívar.
También la dirigencia indígena, que como en cada acto de esta caravana tiene representantes sobre el escenario. Allí uno de ellos lee el Manifiesto del Encuentro internacional de Pueblos Indigenas, que tendrá lugar aquí mismo el jueves.
En pleno trópico de Cochabamaba y con un fondo selvático, el clima oscila entre el sol y una lluvia tropical que, sobre el final, dio un tono aún más épico a la convocatoria.
Fue el final de una «caravana de regreso a la Patria» que había partido desde Jujuy el domingo, con un primer punto en la visita a Milagro Sala y luego la despedida del Presidente. Ya en suelo Boliviano, siguió por Villazón, Atocha, Uyuni, Oruro, superó los cortes de ruta que realizó la oposición, pasó por el pueblo natal de Evo, hasta llegar a Chimoré. En el medio, recorrió tres departamentos y más de 1100 kilómetros. Página/12 siguió toda la caravana y presenció el modo en que la gente se volcó a las rutas y a las calles en todo el trayecto para recibir al líder boliviano.
CUESTION DE MODELOS
Visiblemente emocionado, Evo comenzó agradeciendo «al pueblo boliviano que hizo posible este regreso». Habló, como lo hizo en cada acto a lo largo de toda la caravana, de la necesidad de organización, de nacionalizar los recursos económicos, de la independencia económica, de la unidad regional.
«El hermano Luis Arce me llamó recién, está en pleno proceso de organización de su gobierno», contó. «Conversamos para no equivocarnos en la elección de las autoridades», comentó, comenzando a marcar su rol en el nuevo gobierno.
“Algunos grupos, especialmente el imperio norteamericano, no soportan que los llamados indios podamos cambiar Bolivia. Y nosotros hemos podido cambiar Bolivia. En casi 14 años de gestión pública, fuimos primeros en crecimiento económico en Sudamérica. Desde la fundación de la República, ¿cuándo Bolivia había sido primero en algo? Nunca, hermanos y hermanas”, celebró.
“Hay otro modelo económico mejor que los modelos económicos sometidos al neoliberalismo, y por tanto al capitalismo. Y no aceptan que el modelo económico parido por los movimientos sociales dé por resultado crecimiento económico, reducción de la pobreza y reducción de las desigualdades”, remarcó.
“¿Entonces qué pasa? Hay que apagar ese modelo económico”, explicó sobre las causas del golpe de Estado llevado a cabo por la oposición en noviembre del año pasado. “No nos perdonan las transnacionales haber recuperado nuestros recursos naturales. Por eso digo que fue un golpe a nuestro modelo económico. Y un golpe al litio, especialmente”, agregó.
Durante su exilio en México y Argentina, contó el ex mandatario, la gran reflexión que ocupó sus días fue la “lucha que enfrenta al mundo. La lucha es por quién controla, quién administra los recursos naturales. Si son los pueblos, mediante el Estado, o son los privados, que hacen saquear los recursos nacionales con las transnacionales”.
Cuando son los Estados los que controlan los recursos, señaló, “se asientan bases militares, se hacen intervenciones militares o golpes. Y cuando hay golpes no son los partidos de izquierda los que asumen”. Esos procesos antidemocráticos, indicó, suelen durar años. En Bolivia, sin embargo, “en menos de un año hemos recuperado la democracia”, festejó Morales, sin omitir los desmanejos del Tribunal Supremo Electoral en las elecciones de octubre 2020 para entorpecer la claridad de los resultados.
Bajo el paraguas que lo protegía de la lluvia, utilizó el micrófono para enviar un saludo especial al presidente electo con más del 55 por ciento de los votos, Luis Arce. «No nos hemos equivocado en elegir al hermano Lucho (Luis Arce) como candidato a la presidencia. Hay que cuidarlo. Es nuestra tarea, pero también debemos defender el proceso de cambio. Tenemos que tener una buena lectura política para defender el proceso de cambio», explicó.
REUNIONES
Andrés Arauz, el candidato del correismo en Ecuador, fue uno de los invitados y habló en el acto. «Estoy seguro de que ganamos Ecuador y ya tenemos Mercosur nuevamente», arengó Morales. «Nosotros aquí estamos aprendiendo. Estamos viendo la importancia de la unidad de los pueblos para recuperar la democracia», expresó el ecuatoriano. Por la mañana había tenido un encuentro con García Linera.
Durante el día martes e incluida la mañana del miércoles, los organizadores informaron que Evo Morales mantendría una reunión con el flamante presidente Luis Arce, que viajaría hasta aquí para ese encuentro. Sin embargo esa reunión finalmente no se concretó; Morales se reunió solo con senadores.
Sus voceros informaron que el cambio de agenda se debió a que se agendó otra reunión para el próximo domingo: Arce, Morales, David Choquehuanca y García Linera se encontrarán en Sacata en un homenaje a las víctimas de la masacre.
De haberse concretado la reunión, quedaba el interrogante del modo en que se resolvería la presencia del Presidente en un momento eclipsado por la figura de Evo Morales, si asistiría al acto o no, cómo se manejaría el protocolo.
PORQUE SOMOS TIERRA
En el acto de miércoles hubo varios oradores, entre ellos los presentes en el palco, dirigentes indígenas, de organizaciones sociales y sindicales, maestros rurales.
También tomó la palabra, sobre el final, García Linera.
«El día que me fui de este aeropuerto, tomé un terrón de tierra y lo llevé, envuelto en una bandera», contó. «Me acompañó por México y Argentina. Hoy lo traigo de vuelta, porque somos tierra, somos memoria, somos raíz. Y la tierra llama a la tierra. Y esta tierra nos protegió». «Estoy muy orgulloso de estar a tu lado, hermano Evo», concluyó.
Con el acto simbólico de devolución de ese pedazo de tierra, y Evo agitando las banderas que le iban alcanzando, culminaron los discursos. Siguió la música de Los Kjarkas, y Chimoré fue una fiesta.
FUENTE: Página 12