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Nuevos desafíos para latino américa

La atención de toda Latinoamérica esta semana estuvo puesta en la grave situación política de Brasil, donde el máximo tribunal de justicia de ese país dictaminó denegó el habeas corpus que interpuso la defensa de “Lula” Da Silva para evitar ir a prisión con una condena de 12 años y un mes que le aplicó el tribunal Curitiba al ex presidente Ignacio Lula Da Silva. El repudio y la resistencia de los seguidores del Partido de los Trabajadores a la medida y a un amplio abanico de fuerzas que se plegaron al rechazo de la condena, enfrentadas a las declaraciones de militar fascista Boas reivindicando la vuelta de los militares a Brasil, hizo tambalear al país carioca al borde de la guerra civil. Finalmente Lula acordó entregarse a la policía, por lo que dilata un poco la tensión en su país y ya cumple su condena de la ciudad de Curitiba, pero la crisis política sigue abierta.
Algunos sectores hacen una lectura judicial de la situación, y ven como positivo que vaya preso un ex presidente como “Lula”, acusado de recibir- sin pruebas- un departamento en la playa como forma de coima por parte la empresa odebrecht. Pero la realidad necesita una lectura más amplia y política. Sin hacer juicios de valor sobre la honestidad de Lula o los dirigentes del PT de Brasil, lo que evidentemente está en crisis es el gobierno del actual presidente Temer, que no ha dado ninguna respuesta a los graves problemas económicos y sociales de su país, y que cuenta con una popularidad cercana al 1%. Por otro lado está imposibilidad de la derecha brasileña de ser una opción a la crisis, tiene como su candidato Jair Bolsonaro, que según todas las encuestas se encamina a perder las elecciones de este año, con una intención de voto del 18%, precisamente, frente al candidato favorito “Lula,” que tiene una popularidad cercana al 38% y que el sistema judicial de Brasil ha mandado a la cárcel por doce años, intentando sacarlo de la carrera electoral para el próximo 7 de octubre de 2018,
Esa es la situación, la oligarquía brasilera, sin votos para mantenerse en el gobierno, ha operado nuevamente mediante la justicia para mantener su poder e incluso amenazó como movilizar al ejército. Esa es la realidad de Latinoamérica, donde los golpes de estado parecen un relato del siglo pasado, pero no es así, porque siguen manteniendo el poder las mismas clases dominantes que antes se escudaron en el terrorismo de estado: los terratenientes y las burguesía intermediarias del imperialismo.
La crisis de Brasil es la muestra del fracaso de la derecha oligárquica en nuestro continente, que luego de desplazar al populismo, no ha sabido gobernar y está impedida históricamente para llevar bienestar al pueblo, sino que han seguido recetas liberales con las cuales ha aumentado la pobreza y con ellas la penurias de los trabajadores. En ese contexto es que el pueblo brasilero quiere volver a votar a Lula porque le dio acceso a beneficios que ningún otro gobierno les había dado.

El espejo de Brasil
La situación de Argentina no es muy distinta, con la diferencia en que Macri todavía tiene votos y, gracias al “desprestigio” relativo del kirchnerismo, ya ganó dos elecciones, pero muestra la misma incapacidad que Temer, su par de Brasil, para cumplir alguna de las promesas que hizo en campaña. No hay más trabajo, ni calidad de empleo, al contrario hay despido, hay inflación, no hay consumo, y para colmo, reedita el manejo de los números estadísticos para ocultar la pobreza.
Mirándose en el espejo de Brasil y pensando en el 2019, en argentina no son pocos los que preparan planes electorales para arrebatar la presidencia a Cambiemos. Avenidas grandes con muchos carriles para integrar a todos dicen algunos, avenidas del medio y más chicas para no contaminarse de kirchnerismo, dicen otros, pero el problema sigue siendo el mismo de antes ¿cómo cambiar de fondo la situación en nuestro país y Latinoamérica sin ir contra los intereses que lastran nuestro desarrollo como país y cada diez años nos arrastran a crisis económicas, sociales y políticas? Los peronistas que quieren un frente sin los kirchneristas tampoco aclaran que critican de esa corriente ¿la corrupción? ¿El programa económico? Muchos de esos sectores son conservadores, incluso más que el propio macrismo, y coquetean con un acuerdo con la Alianza Cambiemos para mantener sus espacios en las provincias que dependen de los recursos nacionales, a cambio de romper la unidad del peronismo.
En este contexto, frente al fracaso del liberalismo y debilidad temporal del populismo, es posible construir un nuevo proyecto popular, democrático y antiimperialista, que debe ir consolidandose al calor de las luchas contra el ajuste de Macri y alrededor de la discusión de un programa de gobierno con medidas urgentes para salir de la crisis productiva. Enfrentar al liberalismo, salir de la calle y desde ahí pelear la unidad más amplia. Todo esto en el camino de condicionar cualquier armado que intente ser solo un recambio de nombres y colores partidarios pero no en un verdadero cambio de política a favor del pueblo argentino.
Desde ahí es que el PTP-PCR está trabajando con fuerzas en multisectoriales que enfrenten los tarifazos, que luchan por el aumento de salarios, jubilaciones, pensiones y planes sociales, por políticas que garanticen la rentabilidad a los pequeños y medianos productores de la ciudad y el campo, por el debate de los problemas de inseguridad e impunidad que azotan a nuestra sociedad, por equiparar en derechos a las mujeres y luchar contra toda discriminación de género, por preservar el patrimonio cultural y ambiental de nuestra provincia y a la vez forjar un nuevo proyecto productivo que saque del atraso y la dependencia a nuestra provincia contemplando la necesidad de todos los sanjuaninos.

COMENTARIO
¿Las cuentas claras?
Hay versiones variadas que hablan de entre 35 y 11 millones de pesos que habría costado traer el partido de la Copa Davis a nuestra provincia. Solo el piso de polvo ladrillo salió 55 mil euros. Con el sistema cerrado de información que tiene San Juan, es posible que los ciudadanos comunes nunca sepan ralamente cuánto costó el evento, la fiesta del sol ya no tiene acostumbrado a ese misterio, pero lo seguro es que salió de las arcas del estado, o sea de los impuestos que pagamos todos.
El diario Clarín en un artículo de la semana pasada comentó que “Coki” Chica, secretario de estado de deportes, tiene casi el mismo presupuesto que el “colorado” Mac Allister, secretario de deportes de la nación. Este orgullo para los sanjuaninos, tiene un solo ‘pero’, y es que Chica continúa con la línea de la gestión anterior, fomentan el deporte como un show (circo romano), para turistas, donde el pueblo participa como espectador y no como practicante.
La provincia de San Juan, con su presupuesto estatal, no invierte en deporte, invierte en turismo y propaganda oficial. No deja de ser importante, es una política a la que apuesta Uñac, pero ese “deporte” no rescata pibes de la droga en los barrios y fomenta la calidad de vida de quienes no tienen acceso a un club. Ni hablar de que con 35 millones podrían rescatar a ITEC y apoyar a los trabajadores despedidos.
Muchos de los eventos que organiza el gobierno, subsidian espectáculos para sectores que de una u otra manera tienen los recursos para hacerlo por su cuenta. Es necesario que deporte destine recursos a incorporar a la actividad a quienes hoy no pueden hacerlo, en los departamentos alejados o en las zonas marginales del gran San Juan. Con 35 millones podría pagarse una beca de 20 mil pesos mensuales a 150 profesores para que enseñen en los CIC abandonados, en las plazas públicas, en los potreros, etc. Eso sería deporte real, del que se practica en primera persona, no como actualmente se difunde, desde una tribuna o una pantalla de TV, donde el protagonismo lo tiene una elite que es funcional al entretenimiento y la distracción masiva.

Federico Agüero dirigente de PTP San Juan.