¿Dónde está Santiago Maldonado?
Una pregunta sin respuesta recorre el país:
La respuesta, la tiene que dar el Estado Nacional. Pero la Ministra de Seguridad Patricia Bulrrich y algunos medios afines al gobierno, confunden, engañan, ensucian la cancha y, como hace la justicia en casos complicados, “victimiza” a la víctima, su familia y su entorno. Ensucian a Santiago, diciendo que está en Chile, que es violento, que no trabaja, que es un aventurero, que lo mataron los Mapuches, entre otras aseveraciones que son falsas.
Esta práctica la conocemos los argentinos en los casos patéticos de: Jorge Julio López- desaparecido por atestiguar contra el genocida Miguel Etchecolatz-, el Fiscal Nisman y los sanjuaninos: Raúl Tellechea, Alejandro Rodríguez, la familia Verdú, o el niño Ariel Tapia- encontrado muerto en una heladera. Y se podría seguir con la larga lista de víctimas de la Impunidad. De los que no sabemos que paso ni quien es el responsable.
Se ataca el acto popular de reclamo por la aparición con vida de Maldonado diciendo que es político. Y Claro que lo es, y si no lo vemos así, no entenderemos que es lo que está pasando.
Los pueblos originarios como los Mapuches luchan por reivindicaciones ancestrales, que son nacionales. Desde el año 1994 nuestra Constitución Nacional consagra el derecho a la “propiedad indígena”, y la obligación del Estado Argentino de entregarles las mismas y otras aptas para el desarrollo. De igual manera el Convenio 169 de la OIT de Jerarquía Supra-legal, y la Convención Americana de Derechos Humanos de jerarquía Constitucional, expresamente consagran el mencionado derecho. Desde aquella fecha el Estado Argentino nunca cumplió la Constitución entregando las tierras ancestrales, sino que benefició a los grandes terratenientes como Benetton. Esta violación sistemática a los DDHH generó y hoy genera una situación de conflicto que ante la falta de respuesta se manifiesta en protestas sociales.
Por estos reclamos ancestrales cortaron la ruta 40. Pero el gobierno no envió funcionarios para solucionar el reclamo, mando la Gendarmería para reprimir y callar la voz de los Mapuches. En esta circunstancia desapareció Santiago. Solidario por una tierra que fue vendida, usurpada por corporaciones y empresas extranjeras.
No podemos permitir la desaparición de una persona y menos si hay participación del estado. Hay quienes creen que decir esto es hacer política porque le cae la responsabilidad a MACRI. No, al contrario…. Hacer política es querer negar este terrible hecho para que no se ensucie MACRI. Este hecho es tan terrible como el de Julio López, o Raúl Tellechea.
Debemos tener en cuenta que la desaparición de Santiago se da en el marco de la aplicación de políticas económicas que el pueblo no ha avalado con su voto, como el tarifazo, la desindustrialización, la precarización y el ajuste en los salarios, pero se lo mantiene chantajeado en el marco de una polarización que le exige elegir por lo menos malo.
Por ejemplo, la educación no es la prioridad para el gobierno, pero ante la iniciativa de los docentes de discutir la desaparición de Santiago en las aulas, salen por los medios con cara de preocupados diciendo qué se les quiere enseñar a los adolescentes, cuando en realidad no les importa que la mitad de los adolescentes que son pobres y que deben abandonar el sistema educativo anticipadamente. Y no hacen nada cuando son captados por la droga y la delincuencia. Esto que es gravísimo para el pueblo es ‘bueno para los capitalistas’, ya que esto jóvenes son la futura mano de obra barata de las trasnacionales, que podrán así aumentar sus ganancias con su explotación vil.
El problema real desde hace mucho es que el trabajador asalariado no llega a fin de mes, que un trabajo no alcanza para mantener dignamente a tu familia, que los impuestos y servicios se pagan a precios usureros, crece el desempleo, hay más trabajo precario, aumenta la inseguridad cada día, hace muchos años no tenemos un Estado que responda por cada una de las desapariciones de su gente, no se cumple la ley de violencia hacia las mujeres, todavía hay niños desnutridos… y un sin fin de acciones del estado que afectan el desarrollo de nuestra Argentina .
Macri y Bulrrich, no solo no investigan la desaparición de Santiago Maldonado, porque han decidido “proteger” a la gendarmería como fuerza represiva, sino que mediante sus voceros difaman descaradamente a las víctimas. Dan vuelta las cosas de tal manera que Los Mapuches, son los responsables de todo, y ocultan que son ellos los que defienden la soberanía argentina frente a la apropiación que hacen Lewis, Benetton y otros extranjeros de nuestro territorio.
Podríamos seguir enumerando cosas que el pueblo ya conoce, porque las vive. En este país muchas luchas por sus derechos y necesidades, esos argentinos son peligrosos para el gobierno y sus mandantes. Y los reclamos de justicia, alimentos, trabajo bien remunerado, salud, educación, techo y tierra, complican sus planes de ganancia.
Hay una política represiva que está impulsando el gobierno a nivel nacional para obstaculizar e impedir la movilización popular. Porque hay un programa económico del gobierno de Macri, beneficia a los ricos, y como tal no protege a los pobres, a los desocupados, a los jóvenes, a las mujeres, a los viejos ni a los pueblos originarios.
Como parte de esta campaña, manos anónimas están amenazando a Eduardo Lualdi, dirigente del Foro Patriótico y Popular, que consecuentemente está denunciando que Macri tiene un acuerdo con Inglaterra para ceder toda nuestra soberanía en el Atlántico Sur.
Julia Rosales, dirigenta de la CCC y del PCR de Capital Federal, fue baleada en la puerta de su casa y salvó su vida de milagro. la compañera está llevando adelante una campaña contra el narcotráfico en su barrio, fuerzas que actúan con impunidad ante la mirada de la policía metropolitana, la federal y la gendarmería.
Para hacer pasar, necesitan que el pueblo no tenga conducciones combativas.
Nuestra respuesta es seguir en la calle, y en octubre recordar todo esto a la hora de votar, ya que los gobiernos que lograron buenos resultados en la PASO, profundizan el ajuste, y la represión.