Indignacíon selectiva
En su reaparición política, Elisa Carrió eludió lo más que pudo los escándalos offshore y de ex caseras contratadas en sindicatos que envolvieron al gobierno de Mauricio Macri en las últimas semanas. Para la líder de la Coalición Cívica, la aparición de miles de millones en guaridas fiscales a nombre de funcionarios son “errores nimios” del oficialismo. Lo máximo que cuestionó es que Mauricio Macri “tardó” en echar al subsecretario general de la Presidencia, Valentín Díaz Gilligan. De las offshores del ministro de Finanzas, Luis Caputo, Carrió no dijo nada. Eso sí, a la hora de cargar contra los adversarios del oficialismo, no dudó en asegurar que “los Moyano son una familia de criminales”. No se ocupó de explicar por qué Macri recibió y negoció con esa familia hasta hace unos meses sin que a ella le mereciera ninguna objeción.
Mucho se había especulado sobre cómo sería el retorno de Carrió de sus prolongadas vacaciones, a raíz de los distintos escándalos que bordean la corrupción y que tuvieron a la defensiva al oficialismo durante buena parte del verano. No obstante, la líder de la Coalición Cívica tuvo un regreso en el que hizo lo posible por eludir esos temas en un reportaje con el diario El País de Uruguay. En el caso de Díaz Gilligan, solo cuestionó “no hacer cesar a un funcionario que tiene una cuenta de un millón de euros fuera del país” (en rigor, eran 1,2 millones de dólares). Cuando le recordaron que Gilligan fue el único que debió renunciar, mientras los demás involucrados continúan en sus cargos, Carrió dijo: “Sí, pero tardó. Eso se hace en un segundo. No hay que esperar”.
No obstante, no reclamó el mismo trato para Caputo, quien –según una investigación de los periodistas de Paradise Papers– manejó un entramado de offshores por el que circularon 360 millones de dólares, sin que nunca lo declarara. No hubo tampoco palabras de Carrió sobre el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, quien fue descubierto contratando a la casera de la quinta familiar en la intervención oficial del SOMU.
“Lo que pasa es que hay que evitar otros errores justamente para tener el apoyo popular. Lo que no se puede es emprender esta lucha y cometer errores, diría nimios, pero graves a los ojos de la opinión pública”, sostuvo Carrió, en lo que pareció una defensa de todos estos casos.
Todo cambió cuando se trataba de referirse a los adversarios actuales del Gobierno. Sobre Hugo Moyano, dijo que “es un criminal. Es una familia de criminales. No toda su familia, pero al menos él y Pablo seguro. Y cuando digo criminales digo criminales, no solo de robo de dinero. Muchas muertes que no se explican, muchas muertes tapadas. Si en algo uno avala al presidente Macri es en esta lucha”. Carrió pareció dejar de lado los tiempos cercanos en que Macri y Moyano mantuvieron una constante negociación, tanto en el gobierno porteño como el nacional.
Carrió evitó referirse a relación cercana con Macri y decidió viajar al pasado a recordar “el pacto de Moyano con Kirchner, que fue explícito hasta la misma muerte de Kirchner. El principal pacto que tuvo Kirchner fue con Moyano, por eso se destruyeron todos los ferrocarriles (NdR: en rigor, ese proceso se registró en los 90, bajo la presidencia de Carlos Menem) y se habilitó todo el transporte terrestre que tenía que ver con camiones”. “Él tiene muchos crímenes atrás, pero muchos. Su hijo Pablo también. Así que marchen, pero que también marchen a la Justicia”, les deseó Carrió, quien los comparó con Jimmy Hoffa, un sindicalista estadounidense cuyo cuerpo continúa desaparecido.
La líder de la Coalición Cívica también ofreció su teoría sobre quienes son los ricos: “Cuando los kirchneristas y sobre todo Moyano hablan de los oligarcas argentinos, yo siempre les digo no, la verdadera oligarquía es la degeneración de la aristocracia con el gobierno del dinero. Y realmente los verdaderos oligarcas de la Argentina están presididos por Kirchner, Moyano y todos los enriquecidos en los últimos veinte años”. También ninguneó a Cristina Kirchner y sostuvo que “el peronismo odia a Cristina y ella odia a los PJ”. “Lo que divide es ella”, afirmó.
Carrió negó que vaya a volver a ser candidata a presidenta (“no compito más”) y dijo que apoyará una reelección de Macri. Sostuvo que seguir formando parte de la alianza gobernante es “una obligación”, dado que ella “es la garantía” y dijo por qué no va a las reuniones del Gobierno: “No puedo ir a reuniones políticas porque mi sincericidio causa estragos. Entonces voy a solas a comer a veces con Macri”. “Los periodistas pagarían por ver esas conversaciones, que casi terminan en boxeo y después en un asado”, aseguró. Por su rol público, al menos, parece haber más asado que boxeo.