Covid 19: el comportamiento de la población, la clave para mitigar la propagación de la enfermedad
Por Cecilia Godoy *
A esta altura cuando ya hay varios casos confirmados en San Juan no cabe dudas que las autoridades gubernamentales y sus decisiones políticas están a la altura de la situación. Buscan activamente a las personas infectadas, a los contactos, realizan test, aíslan barrios y personas. A pesar que las medidas tomadas en otros países que tienen que ver con el aislamiento social, distanciamiento y cuarentena no se dan de la misma manera, hay grandes diferencias en los resultados debido al comportamiento de la población. Si bien el acceso a la salud está fraccionada a lo largo y ancho del país o más bien distorsionada, también lo está la mirada de los funcionarios que deben tomar decisiones fundamentales sin dudar en la evidencia científica y experiencia de los países más avanzados.
“Ante un brote vuelva a fase 1”, debería decir el manual de buen gobernador o presidente. En San Juan es necesario y acertado volver a esa instancia ante el brote que se vive por estas horas. No hay que olvidar que esto puede durar más de lo esperado. Hay que comunicar que esta fase podría ser prolongada y no crear falsas ilusiones. Recuperar el status sanitario anterior es una promesa difícil de cumplir.
Toda medida que oriente al cambio de comportamiento de la población en la pandemia es de gran impacto. Hay países que tomaron medidas de salud pública similares pero la gran diferencia ha sido el comportamiento de la población. Hay características que nos hacen más vulnerables, como el fumar, tener obesidad, hipertensión, discapacidad y tener bajos ingresos, allí se juntan factores de riesgos ya instalados que no debemos dejar de lado.
Por las calles de Pocito un autoparlante recita una por una las medidas de higiene y de distanciamiento social varias veces al día. Una señora que camina por la calle lo mira indiferente, va sin tapaboca. Esta foto no se debe repetir. Hay que asumir que cada persona puede contener el virus, contagiarse y contagiar. No para actuar con miedo y discriminación sino para comprender que no hay otra forma de salir a flote.
Ser señalado por estar contagiado, hubo algunos ensayos en la provincia con casos importados. Señalar en forma de culpables y parias a médicos, enfermeros, turistas, transportistas, etcétera, no nos lleva a ningún lado. Hubo errores en la población y en los gobernantes al principio de la pandemia, que luego supimos corregir. Un gran desafío de las fuerzas de seguridad y equipos de salud, es encontrar el equilibrio entre los deberes y obligaciones de las personas y un trato digno con perspectivas de derecho, con cada operativo y abordaje. Una luz en el camino son los derechos del paciente y la confidencialidad que debe asegurarse en cada una de las personas. (Ley 26529)
Hay hechos que conmueven y demuestran gran solidaridad, sembrando la esperanza que hace falta. Son esas mujeres y hombres que se reúnen en las organizaciones sociales para armar un comedor y repartir comida y leche para los niños y ancianos. Pensar en el otro es posible, ayudar al otro también. “No todo está perdido, vemos la luz al otro lado del río”, cuando vemos muestras de la entrega de unos por los otros. Mujeres que cocinan, imprimen tareas para los niños del barrio, llevan la comida a los ancianos del barrio, médicos, enfermeros, kinesiólogos dispuestos, sin días, ni horarios a estar a brindarse con el rol que a cada uno le toca.
Podríamos hablar de todo lo que no tenemos: antivirales, vacunas, camas, etcétera, pero prefiero hablar de certezas. La certeza es que si cada uno se queda en su casa, si las personas dejan de moverse, no hay forma de contagiarse. Si me separo del otro a dos metros, si uso tapaboca, si me lavo las manos estamos seguros de que las posibilidades de enfermar son mínimas y podemos así evitar la propagación. La certeza es que habrá cansancio a medida que pase el tiempo tanto en trabajadores esenciales como en toda la sociedad. Pero la clave es reconocerse parte de ella y llevar un comportamiento acorde, es clave y convencerse que de nuestras acciones depende la vida de muchas personas.
Ley 26.529 y el Código Civil y Comercial de la Nación .
Como paciente tenés derecho a:
- Ser asistido por un profesional de la salud. No importan tus creencias religiosas, políticas, condición socioeconómica, raza, sexo, orientación sexual o cualquier otra condición.
- Trato digno y respetuoso, tanto a vos como a las personas que te acompañan.
- Que tu documentación clínica sea confidencial.
- Aceptar o rechazar tratamientos o procedimientos médicos o biológicos.
- Recibir información sanitaria de manera clara, completa y comprensible sobre tu estado de salud y los tratamientos, la evolución y los riesgos que podrían implicar.
- Que le brinden esta información a quienes vos autorices.
- Realizar una interconsulta y que te proporcionen la información necesaria para hacerla.
*Médica de familia. Matrícula profesional 3489.