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Vicentin: «La magia de transformarse en republicanos»

Se dice que, en la magia, la mayor cualidad del mago pasa por distraer a quien lo observa para que no logre advertir el porqué de lo «mágico». En ese sentido todo mago es un «embaucador». Una suerte de impostor que nos confunde y nos hace ver lo que en realidad no ocurre. Muchas veces los “magos” son los medios de comunicación, periodistas, abogados prestigiosos que pasean por los medios y hasta panelistas de televisión.
El Presidente de la Nación anunció el envío al Congreso de una ley de expropiación de la empresa Vicentín, una de las principales agroexportadoras de la Argentina, actualmente en Concurso y con graves irregularidades llevadas a cabo durante el gobierno de Mauricio Macri.
Las clases dominantes, sus voceros y Constitucionalistas de renombre comenzaron a disparar munición gruesa. Por supuesto que el siempre fiel 30 % de la población brindó su apoyo y en algunos casos incluso se manifestó en defensa del derecho de propiedad y en contra de ir “camino a ser Venezuela”.


La decisión de expropiar a una empresa privada de la importancia estratégica de ésta y sobre todo en un momento sumamente complicado debido a los efectos económicos devastadores provocados por la pandemia es hasta lógica y cargada del más sentido común. Pero no solamente es lógica, además implica una decisión en favor de la inmensa mayoría de los argentinos mal que le pese al 1% de la Argentina y a los siempre defensores de ese pequeño grupo privilegiado.


Lo paradójico para los “liberales” que hoy cuestionan la decisión del Presidente es que aquellos Convencionales Constituyentes liberales que participaron de la sanción de la Constitución de 1853 dejaron previsto la facultad de llevar a cabo la “expropiación” a ese sagrado derecho de propiedad.
Los actuales “Liberales” (y pongo entre comillas a esa tan respetable ideología) cuando se encuentran en dificultades piden a gritos la ayuda del Estado, pero cuando éste desea intervenir en la economía en beneficio de la mayoría de la población, inmediatamente despliegan todos sus argumentos en pos de conservar sus privilegios.
Mal que les pese, hacen 170 años ya existía la posibilidad de llevar a cabo la expropiación. Pero sin dudas, cuando de tocar la propiedad privada se habla, no hay argumento que valga, ni siquiera que en Europa en los países del “primer mundo” ya se habla de esa posibilidad.


La maquinaria argumentativa de los sectores de poder busca la manera de evitar la crítica a la “expropiación” de manera directa (más adelante se hará), ello debido a lo dicho “la expropiación es una herramienta que brinda el propio texto constitucional”.
Entonces ahora el “blanco principal” de la crítica pasa a ser la “ocupación temporánea” por 60 días dispuesta por el Presidente para asegurar el activo de la sociedad (medida absolutamente lógica). Se cuestionan aspectos como por ejemplo la procedencia o no del Decreto de Necesidad y Urgencia para realizar la ocupación, la violación al Art. 109 de la Constitución y la violación del derecho de propiedad entre otros.


Párrafo aparte merece el argumento de que la ley de expropiaciones 21.499 que permite la “ocupación temporaria” es una “ley de la dictadura”. Lo que no se dice es que la mitad de las leyes que hoy tenemos fueron dictadas en la Dictadura. Es más, nuestra actual Constitución fue dictada durante la dictadura denominada “Revolución Libertadora”, ya que en aquel gobierno de facto se suprimió la Constitución de 1949 y se “reestableció” la de 1853.
Por ello, todas las críticas (muchas bien fundadas) del decreto que establece la ocupación en el fondo esconden una crítica a la expropiación, crítica que intentan disimular con “trucos” e “ilusiones”. Pero más en el fondo aún esconden una crítica a una decisión política que piensa en la mayoría de los argentinos y no en esa minoría privilegiada. Ahí está la “ilusión” del mago, en hacer creer a gran parte de los argentinos que “defienden la Constitución”, la “República” y la “democracia” cuando en realidad defienden sus privilegios de clase.

Javier Alamino
Abogado – Docente