CRISIS SANITARIA, SOCIAL Y ECONÓMICA. EL ROLL DE LA CONADU-H
Convengamos que la pandemia, que algunos han comparado con una guerra, supone, por la comparación, la ruptura de todas o casi todas las normas que hasta ese momento han regulado nuestra sociedad “normal” o normativizada. Crisis sanitaria, crisis económica, crisis social, etc.; implican necesariamente una crisis de normas; o sea, estamos en un momento social sin normas, anómalo. Si coincidimos en decir que vivimos en una situación excepcional y anómala, corresponde para el tratamiento de la crisis, una o más normas sociales excepcionales, una nueva normativa que se generará a través de los aprendizajes que se generarán en el desarrollo de la propia crisis.
Como dice el viejo dicho “sobre gustos no hay nada escrito”, bueno no hay nada escrito sobre cómo actuar ante este hecho de excepción, por lo cual las normas que eran efectivas para la sociedad normal dejan de serlo. Por lo tanto, antes una situación nueva, necesitamos acciones y normativas nuevas.
Qué tiene que ver esto con la declaración de la CONADU-H y la carta dirigida al CIN.
En primer lugar aparece el hecho de que CONADU-H desconoce la excepcionalidad o anormalidad de la situación actual. Si bien la reconoce de hecho y se conduele con ello, reclama la aplicación de la normativa que sólo rige para situaciones normales: La Paritaria Nacional y/o Local. Es como que, los bancarios, obligados a trabajar sábado y domingo, este fin de semana, para pagar a jubilados y pensionados y evitar así que se produzcan aglomeraciones, invocaran que por Convenio Colectivo no se les puede pedir que trabajen sábado y domingo y, en consecuencia, presentaran un recurso legal ante la justicia laboral.
Con esta actitud la CONADU-H demostraría que no sólo que no se ha enterado de la emergencia nacional, donde los intereses sectoriales, en estas circunstancias, se subordinan al interés del pueblo en general, sino que se aísla y exigiendo el cumplimiento del Convenio Colectivo.
Con esta reclamación, la CONADU-H se desmarca y aísla de la emergencia nacional al modo de los llamados “sectores del campo”, los Bancos, etc., e insiste en una norma que no tiene aplicación o, por lo menos, que, por el momento, su aplicación es relativa dada las circunstancias que se viven.
En segundo lugar, invoca la falta de recursos, preparación técnica, condición social de sus afiliados, etc., para el cumplimiento o la continuación de las clases de forma no presencial, invocando argumentos técnicos. Esta posición también desconoce el hecho, de que las pérdidas o las falencias enumeradas, también vienen ocurriendo desde hace años, sin necesidad de una pandemia como la actual.
Este mismo hecho, también deja flotando la idea de que “no va a funcionar, así que mejor no hagamos nada” y desconoce la enorme necesidad que la comunidad universitaria tiene de participar en el combate contra en COVIT-19.
Sin la coordinación de las organizaciones sindicales, las Universidades Nacionales se están movilizando para producir alcohol en gel, abriendo sus laboratorios, promoviendo el trabajo voluntario para apoyar organizaciones sociales, etc.
Este segundo punto me lleva a considerar que el artículo que hace referencia al pedido de CONADU-H al CIN, aparece como un acto ridículamente burocrático y formal ante las circunstancias antes señaladas. En todo el texto no hay un solo párrafo sobre la necesidad de poner, por convocatoria de la CONADU-H, a disposición de la sociedad, sin condicionamientos, para confluir en el combate de la situación de emergencia social.
Debemos dejar en claro, que los daños reales que sufre la comunidad universitaria, stress, sobrecarga laboral, etc., son comunes y en muchos casos menores a los que sufren los sectores más vulnerables y de escasos o nulos recursos.
La CONADU-H, con esta declaración ha perdido, espero que momentáneamente, el norte social de la Universidad Pública que representa.
Héctor Antonio Mugas
Directo del IDICE
Universidad Nacional de San Juan