El ministerio de desarrollo quedó dividido y bajo una eventual intervención tras el escándalo de los sobreprecios
El escándalo desatado por la compra de alimentos con sobreprecios y la sucesiva purga de 15 funcionarios que habrían participado de esa maniobra puso al descubierto una batalla interna que se libra en el Ministerio de Desarrollo Social desde hace tiempo por la puja de espacios de poder entre al menos tres facciones del oficialismo: los intendentes del conurbano, los movimientos sociales y el kirchnerismo duro.
El ministro Daniel Arroyo recibió anoche un nuevo respaldo del presidente Alberto Fernández. Estuvieron reunidos por más de dos horas en la quinta de Olivos y definieron el nuevo método de compras del Estado con un esquema de pago a precios que no podrán pasar los valores máximos fijados por el Gobierno. Esto se definió por una resolución administrativa y le dará mayor transparencia a las compras del Estado en adelante.
Pero la situación política de Arroyo hacia adentro del Ministerio de Desarrollo Social quedó un tanto debilitada y no se descarta que haya una suerte de intervención externa en el plan de compras y distribución de alimentos a sectores vulnerables. Esto podría darse desde el Consejo Federal de Políticas Sociales que dirige Victoria Tolosa Paz.
“Sería como una doble SIGEN”, explicó un funcionario del Gobierno sobre ese esquema en estudio y en referencia a los controles que ejerce la Sindicatura General de la Nación. También se evalúa en este caso algo más pragmático: una eventual mirada externa al ministerio implicaría llegar rápido y con la mayor transparencia a la gente que necesita alimentos ahora, evalúan.
Por ahora, esta idea de intervenir desde el Consejo Federal de Políticas Sociales el esquema de compras y distribución de alimentos es un borrador en caliente. Nada está cerrado. Pero anoche era uno de los ejes que se analizaba para dar mayor transparencia al esquema de compras de alimentos para los sectores vulnerables y poner paños fríos hacia adentro de Desarrollo Social. Después de todo, Tolosa Paz, una funcionaria de extrema confianza del Presidente, es la encargada del programa Argentina contra el Hambre y una de las articuladoras de toda la política sociales del Estado.
El ministro de Desarrollo Social eyectó ayer a Gonzalo Calvo, a cargo de la Secretaría de Asistencia Crítica y a su equipo de 14 funcionarios. Todos estos habrían formado parte de la polémica compra con sobreprecios de aceite y azúcar para los sectores vulnerables en medio de la emergencia sanitaria.
Sin embargo, anoche en el Gobierno no descartaban más limpiezas en Desarrollo Social. La idea de fondo discutida entre el Presidente, Arroyo, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y otros funcionarios en Olivos es cortar de plano las guerras internas que se libran hoy en Desarrollo Social.
“Si queremos hacer una limpieza real y terminar con las pujas internas para hacer política social de verdad creo que lo mejor sería seguir con la poda de funcionarios”, admitió ayer con crudeza ante Infobae un secretario de Estado que formó parte de las tertulias en la quinta presidencial.
En este sentido, también quedó en el ojo de la tormenta la secretaria de Gestión Administrativa, Cecilia María Lavot, quien también habría formado parte del engranaje de la controvertida compra de alimentos que se ayer anuló por completo por orden del Presidente.
Sin embargo, nadie asegura por ahora que los desplazamientos que hubo hasta ayer de parte de Arroyo le aseguren al ministro un pasaje sin turbulencias internas en su gestión. Es que desde el día que asumió, en Desarrollo Social se desplegaron al menos tres líneas internas bien diferenciadas del oficialismo en ese ministerio clave para la política asistencial de la Casa Rosada:
La liga de intendentes. El expulsado secretario de Asistencia Crítica respondía a la liga de intendentes del conurbano bonaerense. Se sabe que Calvo venía de un turbulento paso por la municipalidad de Almirante Brown a cargo de Mariano Cascallares. De allí renunció por un video con cámara oculta que se filtró en las redes sociales y que lo expuso como secretario de Seguridad reclamando supuestas coimas a una empresa de seguridad privada. Pero la salida intempestiva de Calvo de Almirante Brown no significó que este cortara lazos con Cascallares ni con otros intendentes del PJ bonaerense como Martín Insaurralde de Lomas de Zamora, por caso. “Calvo tenía una llegada directa con los intendentes y les aseguraba que los recursos lleguen a las comunas”, dijo un funcionario de la Casa Rosada.
Los movimientos sociales. En la vereda contrapuesta a Calvo y los intendentes se ubican referentes de los movimientos sociales en el movimientos sociales kirchneristas en la estructura del Ministerio de Desarrollo Social. Allí se ubica a Emilio Pérsico, secretario de la Economía Social y referente del Movimiento Evita. También se ubica en este sector a Daniel Menéndez de Barrios de Pie y actual subsecretario de Economía Social y Desarrollo Local. Es un secreto a voces que estos dos líderes de agrupaciones sociales trabajan en dupla con un actor externo al Ministerio de Desarrollo Social que también forma parte de los movimientos sociales y tiene un fuerte peso político como es Juan Grabois de la CETEP. De hecho, fue este líder piquetero y amigo del Papa Francisco el que alertó sobre la compra con sobreprecios que había hecho Calvo y su equipo. “La información sale de adentro y Grabois la amplifica afuera”, suelen reiterar en Desarrollo Social quienes conocen la gestión de Arroyo. Y este mismo esquema parecería que funcionó con la denuncia de la polémica compra de azúcar y aceite con sobreprecios.
El kirchnerismo duro. El tercer grupo enfrentado adentro de Desarrollo Social se identifica con el kirchnerismo duro de Cristina y Alicia Kirchner. Por un lado está Lavot desde la secretaría de Gestión Administrativa que responde a la agrupación La Kolina de la gobernadora de Santa Cruz y tiene su apoyo logístico en uno de los hombres que más conoce el paño de Desarrollo Social: Carlos Cataganetto, el actual director General de Recursos de la Seguridad Social de la AFIP, ex diputado del Frente para la Victoria y ex viceministro de Desarrollo Social de Alicia Kirchner. Si hay alguien que conoce los manejos de las cuentas administrativas de un ministerio gigantesco como el de Arroyo ese hombre es Castagneto, quien nunca dejó de tener a sus hombres de confianza adentro del Ministerio, incluso en épocas del macrismo con Carolina Stanley a la cabeza de Desarrollo Social.
En el mismo esquema de poder kircherista, enfrentada a los movimientos sociales y a los intendentes, se ubica Laura Alonso, a cargo de la Secretaría de Inclusión Social del ministerio. Esta joven militante de La Cámpora tiene llegada directa al diputado Máximo Kirchner y la vicepresidenta Cristina Kirchner.
Todos estos sectores conviven y también peleaban hasta ahora por espacios de poder, distribución de fondos y entrega de alimentos en el Ministerio de Desarrollo Social. Sólo el Presidente y Arroyo saben por estas horas hasta qué punto dejarán que las pujas internas sigan perdurando después del escándalo de la compra de alimentos con sobreprecios. Todos saben en el Gobierno que estas pujas internas son las que desgastaron la imagen del mismo Presidente que anteayer perjuró abiertamente: “no voy a apañar corruptos en mi mandato”
(FUENTE:INFOBAE)