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POLÍTICA O ECONOMÍA EN TIEMPOS DE PANDEMIA. GANADORES Y PERDEDORES

En estos tiempos de “fake news”, o sea de mensajes truchos, se debe tener mucho cuidado en replicarlos. ¿De dónde saldrán? ¿De algunos insensibles? ¿Estúpidos que juegan con las angustias y sentimientos? ¿O un juego intencional de influencias y poder?


Siendo grave la desinformación sobre el virus, lo más serio es la campaña malintencionada en torno a una pregunta apenas susurrada: ¿Quién pagará los costos de la terrible pandemia?
Entonces algunos sectores populares, obvio que casi sin pensar, replican mensajes que “en nombre de los ciudadanos” claman por “no pagar el sueldo a los políticos”. Y sabiéndolo o no, respaldan a Paolo Rocca en su decisión de despedir empleados del grupo Techint en plena crisis sanitaria y económica.


Sería bueno recordar que “Política” es “la actividad de los que gobiernan o aspiran a gobernar los asuntos que afectan a la sociedad o a un país”. ¿Se imaginan una pandemia sin política? ¿Todo librado a una guerra sin cuartel para conseguir alimentos o remedios?


¿Y qué es la “Economía” sino “el sistema de producción, distribución, comercio y consumo de bienes y servicios de una sociedad o de un país”?
Entonces no se trata de Política o Economía. Ambas actividades, ambos sistemas, forman parte intrínseca del funcionamiento de una sociedad. Pues lo que está en discusión no es la necesidad de la Política y de los políticos, sino ¿Qué clase de política vamos a desplegar frente a la pandemia y la crisis? E igualmente no se trata de la necesidad o no de la economía, sino ¿Qué clase de economía frente a la situación actual?


Sucede que algunos empresarios y algunos políticos añoran la época de Macri donde leyes y decretos políticos protegen y benefician económicamente a los dueños de bancos, especuladores financieros, grandes terratenientes y exportadores agropecuarios, corporaciones petroleras y mineras, etc.; mientras aumentaba la desocupación, la desigualdad, la pobreza, la deuda pública.


En cambio, otros agradecemos que la pandemia nos ataque teniendo un Ministerio de Salud, y con un Ministro que, pese a su edad y exposición al riesgo, está al pie del cañón. Y un presidente, con quien podemos tener muchas divergencias, pero que tomó el toro por las astas y encaró medidas para paliar la miseria y el hambre de una gran parte de la población.
Entonces volvamos a la pregunta, que siniestramente esta mañana por Radio Nihuil respondían Andrés Gabrielli y Bebo Granados. ¿Quién paga la crisis? La respuesta es la misma que hubiesen dado en épocas doradas: Los de abajo. Que paguen los empleados estatales. Que se joroben los miserables “materiales”.


Es decir: Que no toquen a los miserables “espirituales”, dueños de la riqueza económica y del verdadero poder político de la Argentina.


No dejemos que nos confundan. Copio de www.cronista.com del 15 de junio 2019:

“La fortuna de los 50 principales empresarios y familias argentinas…alcanza los u$s 58.000 millones, según la lista que publicó la revista Forbes Argentina. La cifra final equivale al salvataje que demandó el país ante el FMI.


El primer puesto lo encabezó, al igual que en 2018, Paolo Rocca con u$s 8.000 millones. El magnate, originario de Italia, dirige el grupo Techint, que controla las empresas Ternium y Tenaris, y la petrolera Tecpetrol.
El segundo puesto lo mantuvo Alejandro Pedro Bulgheroni y familia, con u$s 6.200 millones. Bulgheroni y su familia controlan la petrolera Pan American Energy Group, empresa con presencia en la explotación de Vaca Muerta, en Neuquén.


El tercer puesto, con u$s 3.000 millones lo ocupa Gregorio Pérez Companc y familia, que controla, entre un amplio portafolio de empresas, la alimenticia Molinos Río de la Plata.
El cuarto lugar lo ocupa Alberto Roemmers (u$s 2.800 millones). La familia ostenta el control sobre cinco de los diez medicamentos más vendidos…
Quien cierra el Top 5 es Jorge Pérez (u$s 2.600 millones), fundador y CEO de Related Group, una de las empresas de real estate más grande de Estados Unidos.»


Podrían aprender de los pobres que ponen un paquete de fideos y un bidón de lavandina para sostener un comedor comunitario. Una “contribución solidaria” del 1% sobre el patrimonio de esas 50 familias darían 580 millones de dólares, que significan unos 30.000 respiradores. En moneda nacional 35.000 millones de pesos, que equivalen a un millón de subsidios de $5.000 durante 7 meses. Igual ellos seguirían siendo las 50 familias más ricas del país. Por eso tiene razón el presidente cuando los acusa de miserables, ya que el sayo no es para los pequeños o medianos empresarios. No les quita la empresa ni afecta sus patrimonios, solo ganarán un poco menos.


Entonces, frente al virus hay definiciones técnicas, epidemiologias, sanitarias que se nos pueden escapar. Pero la pregunta ¿Quién debe costear una economía de guerra? tiene una respuesta política, que todos podemos contestar. Se trata de una decisión política donde lo justo y necesario es que dejen de pagar siempre los mismos.


Quienes inundan los whatsap con el reclamo de reducción de sueldos a los políticos en general, sin distinguir qué clase de política; y repiten lo de “economía privada” sin distinguir entre los grupos concentrados, las pymes, los campesinos, los obreros, deben reflexionar. Pueden caer en la triste paradoja de pedirle al Estado que los auxilie cuando los “empresarios exitosos” los dejen a la intemperie frente al virus.


Por Carmelo Cortese