¿Vuelve el ajuste del Fondo Monetario?
Economía quiere un superávit fiscal primario que parece, principalmente, destinado a pagarle al FMI y demás deudores. Así los bonos suben y el riesgo-país cae. Un informe previo del IARAF supone un escenario base -inflación del 40% en 2020 y una caída del PBI del 1%- que da cuenta de un rojo fiscal primario equivalente a 2% del PBI para el próximo año, unos $400.000 M.
Con las retenciones a la exportación que estimaba el IARAF en 35% (quedará en 33%) para la soja, 28% el trigo (15%), 25% el maíz (15%), y 10% girasol y los productos industriales, el Estado recaudaría el 0,45% del PBI, unos $90.000 M. Por cierto, el campo produce alimentos para 450 M de personas y los políticos se rasgan las vestiduras con la intención de implementar un Consejo contra al hambre, de algunos miles cuando, según la CRA, el Estado se queda con el 60% de la producción agrícola, como para alimentar a varios cientos de millones.
Con la suspensión de la Reforma Tributaria de 2017, continúa el IARAF, el Estado recaudaría otro 0,5% del PBI, $100.000 M. Y si se duplica la alícuota de Bienes Personales, sumaría el 0,15% del PBI, $30.000 M adicionales. Contando con que cuando un impuesto sube, sube la evasión, quedaría por financiar alrededor del 1% del PBI, unos $200.000 M.
En cuanto al impuesto del 30% al dólar, el propósito no sería recaudar pesos, sino “cuidar las reservas” -visto que sólo la balanza turística en 2019 quedaría negativa en u$s5.000 M- como si la curva libre de oferta-demanda no fuera el equilibrio con la oferta real, y la inflación no fuera la causante de la devaluación del peso. Por cierto, el BCRA, por la caída en el precio de los bonos y otros títulos, tenía un patrimonio neto negativo de $423.405 M al 30 de noviembre. También el FGS de la ANSES tuvo una fuerte desvalorización.
Así, el déficit que todavía queda, si pretenden no emitir ni endeudarse -veremos si lo logran- en buena parte lo pagarían los jubilados -al son del FMI- ya que el gasto total en ese rubro del Presupuesto equivale al 10,5% del PBI. Otorgarían dos bonos de $5.000 a los que cobran “la mínima”, pero suspenderían por “sólo” 180 días -será que luego viene el mítico “segundo semestre” de Macri- la fórmula de movilidad, que se actualiza (70%) en base a la inflación y (30%) a los sueldos estatales y que aumentaría entre 50% o 60% las jubilaciones en 2020, superando a la inflación del 40% que espera Economía.
Si sumamos algún tipo de freno al alza salarial -se habló al principio de suspender las paritarias- el ajuste pasaría por una caída de los ingresos reales de los niveles medios. No por nada se enardecen los ciudadanos cada vez que el FMI pasa por algún país. O sea, que existe una continuidad de fondo con el macrismo, así como Macri no discontinuó el kirchnerismo: de las vías del Estado para quitar recursos al mercado -impuestos, inflación y endeudamiento- el Gobierno tendría la intención de bajar la inflación y el endeudamiento, pero compensarlo con suba de impuestos y un ajuste que, así las cosas, probablemente quede neutralizado por la caída del PBI, ergo, la recaudación.
Los políticos han tenido éxito vendiendo la idea de que los bienes estatales son del pueblo cuando son suyos. Por caso, Aerolíneas Argentinas tiene un histórico déficit que pagan, sobre todo, los pobres con sus impuestos -recordando que las cargas fiscales son necesariamente derivadas hacia abajo- para que viajen los de niveles económicos más altos y, por cierto, sus dueños, los políticos. Con la venta de estas propiedades podría recaudarse como para no tener que realizar ajuste alguno y, además, el Estado se convertiría en menos gastador.
De hecho, el sector público nacional acumuló un superávit primario en los primeros 11 meses de 2019 de 0,1%, del PBI. En tanto, el déficit financiero fue del 2,7%. El déficit de diciembre de 2019 rondaría el 0,9% y así el primario del 2019 quedaría en 0,8%, del PBI. Ahora, esos resultados se alcanzaron precisamente con importantes ingresos “no tributarios”, como la venta de centrales hidroeléctricas y tenencias del FGS, por un total equivalente al 2,1% del PBI, compensando la caída de la recaudación tributaria.
En fin, a favor del país volvería cierto viento de cola. A nivel global, los precios de los alimentos en términos reales están 45% debajo de la media desde 1902, pero el índice de la FAO alcanzó en noviembre su máximo de los dos últimos años, impulsado por la carne -dada la peste porcina en China- y el aceite.
Por otro lado, según Morgan Stanley, gracias a un acuerdo parcial entre EE.UU. y China y el triunfo de Boris Johnson que aseguraría el brexit para el 31 de enero y una política fiscal más benévola, la economía global crecería 3,4% hacia fines de 2020 contra el 2,9% del cuarto trimestre de 2019.
(*) Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California.
FUENTE: ÁMBITO