La UE, sobre ‘Los cables secretos de China’: “Hay una restricción de derechos fundamentales en Xinjiang”
Las revelaciones de Los cables secretos de China, una investigación internacional sobre la represión masiva que Pekín ejerce contra la minoría musulmana uigur, han generado reacciones dentro y fuera del país asiático. La Comisión Europea y autoridades de varios países, España entre ellos, han manifestado este lunes su preocupación por la situación mientras el Ejecutivo de Xi Jinping se ha escudado en que se trata de «asuntos internos», sin entrar a valorar los documentos publicados por EL PAÍS y otros 16 medios internacionales. Así lo ha señalado en conferencia de prensa el portavoz del Ministerio de Exteriores de China.
Una de las primeras reacciones ha sido la de la Comisión Europea, que no ha querido comentar los documentos filtrados, pero ha insistido en que su posición sobre la “restricción de derechos fundamentales” en Xinjiang, la región del noroeste de China que alberga a 11 millones de uigures, es bien conocida. “Hemos criticado la existencia de campos de reeducación política, la vigilancia generalizada y las limitaciones a la libertad religiosa de los uigures y otras minorías”, ha señalado una portavoz. “Esperamos, como Unión Europea, que China cumpla sus obligaciones internacionales y respete los derechos humanos, incluyendo los de las minorías, especialmente en Xinjiang pero también en el Tíbet”, ha añadido.
Europa ha ido adquiriendo cada vez mayor conciencia de los excesos de Pekín contra los uigures. El último ejemplo ha sido la concesión del premio Sájarov al catedrático de Economía Ilham Tohti, una de las víctimas de esta escalada represiva. La Eurocámara le otorgó el galardón, que reconoce la libertad de conciencia, el pasado mes de octubre.
¿QUÉ PASA EN XINJIANG?
Una investigación internacional en la que participa EL PAÍS desvela, a través de unos documentos confidenciales, la realidad de la represión china contra la minoría musulmana uigur. Aquí puede leer todas las claves.
En la misma línea, un portavoz del Ministerio de Exteriores español ha asegurado a este periódico que “se está dando seguimiento a este asunto desde hace tiempo, junto al resto de socios de la UE”. España se alinea con la posición europea, “conocida y abordada con China tanto en reuniones bilaterales como en foros multilaterales”, añade el representante diplomático.
Más contundente en sus declaraciones ha sido el Ministerio de Exteriores del Reino Unido. En declaraciones a The Guardian, miembro del consorcio de periodistas que ha publicado los cables, la diplomacia británica ha señalado: “Queremos que se acabe con las indiscriminadas y desproporcionadas restricciones a la cultura y a la religión de los uigures musulmanes. El Reino Unido sigue pidiendo a China que permita a los observadores de la ONU acceso inmediato y sin restricciones a la región”. La cadena pública del país, BBC, ha preguntado en una rueda de prensa al embajador chino en Londres por la posición de su país sobre los nuevos documentos que destapan la represión contra esta minoría: “Se trata de centros de entrenamiento y desarrollo de las actitudes profesionales, que se utilizan para prevenir que haya terroristas”, ha dicho el diplomático, que ha llegado a definir las revelaciones como “fake news”. En la misma línea, que coincide con la posición oficial de Pekín, se había expresado ya la Embajada china en Madrid: “El problema que afronta Xinjiang no está relacionado con la identidad étnica, la religión o los derechos humanos, sino con la lucha contra la violencia, el terrorismo y el separatismo”, aseguraban desde esta institución a EL PAÍS.
En Francia, el Reino Unido o Alemania hay una comunidad significativa de ciudadanos uigures originarios de Xinjiang. En cambio, en España no existe constancia oficial de una presencia significativa. La comunidad china es la segunda más numerosa —después de la marroquí— de entre las nacionalidades extracomunitarias. Existen 224.372 chinos afincados en España, según datos del Instituto Nacional de Estadística, el 4,5% del total de extranjeros en el país. Como las autoridades no registran datos de etnia ni de religión, no es posible discernir si hay uigures en estas cifras.
(Fuente: El País)