Good bye cumpa
“Al final…al final…hay recompensa” así versa una hermosa canción de Gustavo Cerati dedicada a su mamá, pero sobre todo dedicada a ese momento en que uno crecidito y castigado por la vida vuelve al abrazo de mamá como refugio único en un mundo hostil que te ha vencido.
Eso ha hecho la CGT, volvió a ser lo que nunca fue de pleno pero que genéticamente es, una corporación que opera como grupo de interés de los trabajadores bajo relación de dependencia que están bajo convenio colectivo y que hoy implican masomenos el 40% del total de la fuerza laboral argentina; ese regreso tiene la recompensa de abroquelarse sobre un mínimo de recursos (sus sindicatos, sus obras sociales) …y el abrazo de Mauricio, que es Macri,
Fue el Peronismo el que le dió a la CGT (y no al revés) el lugar que vino ostentando durante 70 años, la expresión mayoritaria de la clase trabajadora, la columna vertebral del movimiento que era -básicamente- un movimiento de las grandes masas de laburantes surgidas post primera guerra mundial a fuerza de fundir en un sujeto único las últimas oleadas inmigratorias y su primera generación de hijos con los migrantes internos hacia las grandes urbes. (recomendamos la relectura de “Sobre los orígenes del peronismo” de Murmis y Portantiero para mejor explicación que ésta). Así como el cura era la voz del pueblo creyente y como el pueblo es mayoritariamente creyente, la voz del cura era la voz del pueblo…la voz de la CGT -aún en tiempos de múltiples divisiones- era “la voz” de la clase trabajadora.
Eso se ha terminado. Quienes escriben rios de tintas en los análisis que marcan el fin del kichnerismo y de CFK (muchos de ellos tratando de escribir, en realidad, sobre el fin del peronismo), tienen a mano un hecho mucho más permeable al análisis casuístico al ver la sucesión de hechos que prologaron el documento final que mutila salvajemente la ley 20744. La CGT ha entregado la representación de “los trabajadores” para replegarse a la tutela de los derechos de los “trabajadores bajo convenio”, es decir, sus afiliados…la situación de los trabajadores encuadrados en la UOM en Tierra del Fuego también habla de que tipo de representación tienen en mente.
Basta con ver como acompañan un proyecto que deja a un enorme universo de trabajadores en los bordes de la precariedad ya en el inicio del proyecto (modificación del art. 2º LCT que institucionaliza el fraude laboral de tener monotributistas como empleados), como así también en las lábiles defensas que le quedan al trabajador en los casos de subcontratación (reforma del art. 30 de la LCT). Misma suerte para el enorme universo de trabajadores de mas baja calificación (limpieza, seguridad, gastronomía, etc.)
Todo esto a fin de alambrar un último espacio de resistencia, efectivamente no se ha avanzado sobre el marco legal propio de las asociaciones sindicales, se extiende un cheque de fe al blanqueo para que éste engrose algunos sindicatos (con la construcción a la cabeza), se los hace parte del nacimiento de las AFJP para despidos…en fin, les dan un lugar que la burocracia de la CGT considera -quizás genuinamente- un triunfo.
El pánico que vienen atravesando desde que les arrebataron el atril y el resultado del 22 O también tienen que ver con éste momento; sin embargo, no hay registro en la rica historia de la CGT de haber renunciado a esa hegemonía en la expresión de “los trabajadores”.
Alguno dirá que está Pablo Moyano, la Corriente Federal, las CTA, algo del sindicalismo clasista y algunos mas en la línea de largada para reemplazar el lugar que deja vacante la CGT…permitame ser austero en la esperanza, pero a un cura nunca lo reemplazo un bombero, y los Redondos sólo son los Redondos si están El Indio y Skay arriba…lo que vemos muchas veces con ojos nuevos, no es mas que la añoranza de un tiempo que se fue.