¿Hay perspectivas de avance?
Perla Welner
En Argentina, al calor de los Encuentros Nacionales de Mujeres, nacieron cientos de organizaciones por derechos específicos. De distintos pensamientos, edades, procedencias, experiencias forman un conjunto heterogéneo con objetivo común: más derechos e igualdad. Este activismo es la vanguardia del movimiento de mujeres en el país.
Se suman cada vez más mujeres independientes que en grupos se adueñan de este espacio y participan libremente opinando en los talleres, juntándose en las plazas, concurren a propuestas culturales, a la marcha. Y en su ciudad o provincia participan reclamando declaración de emergencia en violencia, ni una menos, no a la trata, entre otras demandas.
En estas décadas logramos la sanción de leyes: divorcio, patria potestad compartida, de cupos, derechos sexuales y reproductivos, de erradicación de violencia contra la mujer, educación sexual integral, etc., siendo despareja y deficiente su aplicación; pues aún se debate sobre nuestro rol en la familia y en la sociedad. Emergieron las historias más tremendas sobre violencia contra la mujer en todas sus formas; se visibilizó la desigualdad en el acceso al trabajo, justicia, etc.
Si razones económicas e históricas nos colocaron al servicio y sostén de la familia, como destino, durante siglos; nuevamente razones económicas en otra situación históricas, nos empujó masivamente al ámbito laboral, social, gremial y político. Atender tareas del hogar, el trabajo y actividades sociales complicaron nuestras condiciones de vida, desatando todas las contradicciones. Qué es bueno o malo para la familia: cuantas horas estamos fuera de casa, que tareas nos conviene, sin considerarnos personas con derechos tengamos o no prole.
Gran parte de la sociedad, deposita la responsabilidad familiar en la mujer ante problemas de conducta de los hijos u otros conflictos incluso de pareja; esto se refleja en la severidad con que es juzgada y la escasa mención al deber y obligaciones de padre. Cientos de mujeres crían solas a sus hijos, porque el padre abandona, la cuota alimentaria se dificulta, y quien cuida los chicos cuando va a trabajar, al médico o a una fiesta o al cine? Es cosa de ella pues jardines maternales, escuelas de jornada completa, trabajos genuinos no están a su alcance para la muchas.
Hay avances, cambió la actitud de las mujeres al defender sus derechos específicos y laborales; una parte de la sociedad reconoce y cuestiona la desigualdad, así adhirió masivamente a la convocatoria “NI UNA MENOS”, hay cátedras de género, programas sobre derechos de las mujeres en los medios, publicaciones, parejas de consenso y apoyo mutuo en las tareas, etc.
Lo que no avanza es la decisión política para poder acceder a los derechos.
Ni el gobierno nacional ni los provinciales han planteado un compromiso serio frente a la violencia que no cesa. No se aplica plenamente la ley para sancionar, prevenir y erradicar la violencia contra la mujer, con sus programas de acción. Han disminuido el presupuesto.
La violencia contra la mujer es una manifestación de la desigualdad que sufrimos. El aumento de la violencia hacia la mujer es un mensaje que dice “no acepto la igualdad”, “quiero la mujer subordinada al varón, a la familia”. Estas ideas conservadoras, el modelo de familia patriarcal, están en gran parte del poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y no lo dirían así pues queda mal, pero lo dicen no aplicando las leyes vigentes, no legislando en favor de más derechos e igualdad y produciendo fallos sin perspectiva de género. Todavía estamos reclamando que tomen una denuncia, que preserven las pruebas en una violación, que se elaboren registros, protocolos, estadísticas, que protejan, asistan y provean de trabajo a las víctimas.
La independencia económica es fundamental para el progreso social de la mujer y su avance hacia la igualdad. Es posible hoy?
La inserción laboral de la mujer, en los últimos tiempos ha sido deficiente y escasa. Esta situación tiende a profundizarse con la política trazada por Macri, y acompañada en parte, por el gobierno provincial. No habrá derechos para las mujeres si no hay derechos generales para todo el pueblo. Este sector que gobierna la Argentina es conservador en el concepto profundo y liberal. Las propuestas de reforma que plantean en lo laboral, previsional, salud, nos llevan a retroceder en derechos y profundizar la desigualdad. Dónde irán los derechos de las mujeres? No podemos permanecer al margen de estos acontecimientos que definirán nuestro futuro.