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Cuáles son los principales pedidos de la UIA a Alberto Fernández

El sector industrial ha sido uno de los más golpeados por la crisis económica que atraviesa el país. En diálogo el economista y director de Departamentos Técnicos de la Unión Industrial Argentina (UIA), Gabriel Vienni se refirió a los desafíos que atraviesa el sector para los próximos años y a cuáles deben ser las políticas del gobierno de Alberto Fernández para sacar adelante a las fábricas.

– ¿Dónde ven la principal problemática que atraviesa el sector a nivel supervivencia y generación de empleo?

La prioridad es atender a las urgencias del cortísimo plazo: aliviar la carga financiera de las empresas, recomponer el capital de trabajo e intentar dinamizar el mercado interno. En eso juegan un papel central las políticas tributaria y financiera. Por un lado la AFIP, brindando alivio en lo relativo a las exigencias fiscales e impulsando un programa de devolución de saldos a favor. Por el otro, el sistema financiero, implementando programas especiales en este escenario en el que la tasa de interés resulta inaccesible por su rol como instrumento para sostener el tipo de cambio. La recuperación en el nivel de empleo vendrá de la mano del crecimiento. La industria es un sector dinámico, con altos niveles de formalidad y salarios un 30% superiores al promedio de la economía, que reaccionará positivamente a un cambio en las expectativas.

– ¿Cuáles reconoce que son las prioridades a atender por el próximo presidente? 

– Lo principal es estabilizar la macroeconomía, con un plan consistente que permita empezar a acumular reservas, brindar certidumbre sobre el manejo que se hará de la deuda y del mercado de cambios, reducir la volatilidad del tipo de cambio y recomponer la demanda de dinero.

 Pero, en paralelo también, es prioritario encarar una agenda que busque incrementar el valor agregado de nuestra producción y de nuestras exportaciones. El principal problema de la economía argentina es que de manera recurrente nos faltan divisas para financiar el crecimiento.

Para producir, consumir, viajar al exterior, pagar la deuda y ahorrar es necesario ser capaces de atraer más dólares al país por la vía comercial. El Plan Productivo 20-23 que la UIA presentó a todos los espacios políticos apunta a esa agenda: mejorar la competitividad sistémica de la economía a partir de la reducción de costos, incrementar la productividad del sector abordando los desafíos de la Cuarta Revolución Industrial, y alcanzar un desarrollo federal potenciando a las PyMEs de todo el país.

– ¿Ven alguna posibilidad de que crezca la inversión en 2020?

La inversión no se da en el vacío: se invierte para vender. En los últimos ocho años, la producción industrial por habitante cayó un 19%, y el sector sigue mostrando caídas en las ventas y un nivel elevado de capacidad instalada parada. En este contexto, la realización de nuevas inversiones depende de que aparezcan signos de reactivación económica, de una reducción importante del costo del financiamiento que dinamice el consumo y de que se recomponga el capital de trabajo de las empresas. Aún así, hay sectores que tienen el potencial de crecer más rápido. Ese puede ser el caso del sector energético, con Vaca Muerta y las renovables; o aquellos vinculados a la economía del conocimiento, que cuentan con políticas de Estado específicas y que se mantienen en el tiempo desde hace varios años.

– ¿Cuáles son los sectores fabriles que ven más dañados?

– La caída es generalizada en la industria: 2019 va a cerrar con una contracción de alrededor del 6,5%. Si hacemos doble click sobre lo que está pasando en la industria, vemos que los sectores con mayor incidencia de empresas pequeñas y medianas, y más orientados al mercado interno, son los que sienten con más intensidad esta coyuntura delicada: la producción textil, el calzado, la metalmecánica y de muebles. Además de estos sectores, también tenemos a un sector muy intensivo en capital como la industria automotriz que también está sintiendo con fuerza la caída en ventas y producción a partir de la devaluación, el alto costo del financiamiento y las importaciones. El desafío del próximo Gobierno es diseñar programas específicos para fomentar y hacer sustentable la producción y el crecimiento de todos los sectores.

– Además de la cuestión macro, ¿qué se debería hacer en el corto plazo, apenas asuma el nuevo Gobierno?

– Si bien el Plan Productivo tiene foco en medidas de mediano y largo plazo, también identificamos un conjunto de propuestas de coyuntura, tendientes brindar alivio y alentar la producción y las exportaciones en el corto plazo. Un ejemplo es el actual esquema de derechos y reintegros a las exportaciones, que requiere un rediseño de manera de que brinde incentivos al agregado de valor a nuestra producción exportable y revierta le primarización que se observó en el último tiempo. En algunas cosas ya se ha avanzado. El nuevo proyecto de Ley PyME, que fue presentado en el Congreso de la Nación, contempla muchas de las propuestas realizadas por la UIA: la posibilidad de compensar deudas con créditos fiscales, incentivos a la inversión, y alícuotas de impuestos diferenciadas según el tamaño de las empresas. Sería sumamente positivo sancionar y poner en marcha esta nueva Ley para dinamizar a las pequeñas y medianas empresas del sector.

En este contexto, ¿el sector industrial está en condiciones de afrontar los cambios tecnológicos en curso?

Lo principal es que el árbol de la coyuntura no nos tape el bosque del mediano y largo plazo. Tenemos que movernos a la vez y encarar sin más demora el desafío de integrarnos de manera virtuosa a la cuarta revolución industrial. Casi la mitad de las empresas industriales argentinas cuenta con proyectos de digitalización o incorporación de nuevas tecnologías, pero suelen encontrarse con obstáculos financieros, impositivos, normativos o de infraestructura digital. El mundo se está movimiento muy rápido en este campo y con políticas muy concretas y recursos orientados desde el Estado: no avanzar significa retroceder y si queremos competir de igual a igual en el futuro tenemos que actuar en tándem el sector público y privado.

FUENTE

Fuente: El Perfil