La oposición ultraconservadora y el Gobierno de Brasil desconfían
El papa Francisco, que se ha marcado la defensa de la ecología como una de las prioridades de su Pontificado, espera con muchas ganas el inicio del importante sínodo (reunión de obispos) de la Amazonia, que se celebrará en Roma del 7 al 27 de octubre y que es el más político de los últimos años.
Unos 260 participantes, la mayoría prelados de la región, discutirán la evangelización en el territorio, la protección del medio ambiente, la lucha contra el cambio climático y la deforestación, y los derechos de los pueblos indígenas a proteger sus tierras y tradiciones, entre otros temas de máxima urgencia. Pero esta última semana, las fuertes críticas al planteamiento de este encuentro están ensombreciendo los objetivos del Sínodo, cuando ni siquiera sus participantes han aterrizado en Roma.
Los críticos en el Vaticano han llegado a hablar de “herejía” por la apertura a ordenar hombres casados
La polémica viene de muchos frentes. El primero, de un grupo de religiosas que se ha reunido en Roma para reclamar que las mujeres tengan derecho a votar las conclusiones finales del encuentro, entre ellas la catalana Teresa Forcades. En el sínodo participan 35 mujeres: dos invitadas especiales, cuatro expertas (dos de ellas, monjas), y 29 auditoras (18 monjas), pero ninguna de ellas podrá votar, un derecho reservado a los obispos y a las personas autorizadas excepcionalmente por el Papa. “He descubierto, una vez más, que las voces de las mujeres, las principales protagonistas en la región, son una participación pequeña y no votarán”, protesta la monja de EE.UU. Simone Campbell, remarcando que la mayoría que sirve en las zonas aisladas son religiosas. Preguntado por esto en una rueda de prensa, el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo, se limitó a repetir los reglamentos de la asamblea.
Otros reproches muy diferentes llegan del sector opositor ultraconservador al papa Francisco, una minoría muy ruidosa gracias a las redes sociales y su acceso privilegiado a medios católicos. Alrededor de 200 personas se reunieron la semana pasada para criticar el instrumento de trabajo del sínodo –ideas propuestas por las comunidades locales, que de ninguna manera es un texto definitivo– que el máximo opositor, el cardenal alemán Walter Brandmüller, ha llegado a definir como “herejía”. Su principal crítica es la apertura a estudiar si algunos hombres casados, preferiblemente ancianos e indígenas, pueden llegar a ser ordenados, un debate enfocado como medida de emergencia contra la falta de sacerdotes en los lugares más remotos de la Amazonia, donde el 70% de los fieles no tiene acceso a la eucaristía semanal. Los asistentes rezaron “con el propósito de formar un ejército armado contra los enemigos de Dios”.
El instrumento tampoco ha gustado al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que no comparte la visión de Francisco sobre la defensa del ecosistema en la Amazonia. En una entrevista, su polémico ministro Augusto Heleno dejó claro que el Gobierno desconfía de este encuentro y pidió que se centre en las cuestiones religiosas, y no en críticas a países. El nuevo embajador en la Santa Sede, Henrique da Silveira Sardinha Pinto, también le ha trasladado al Papa sus preocupaciones sobre la soberanía de su país.
(Fuente: LaVanguardia)