Texto ejemplar de la jueza federal Raquel Domingues do Amaral
¿Sabes de qué derechos están hechos, mi juventud?
¿Lo hueles?
¡Los derechos están hechos de sudor, sangre, carne humana podrida en el campo de batalla, quemada en hogueras!
Cuando abro la Constitución en el Artículo 5, además de los signos, las declaraciones en lenguaje legal, ¡huelo a sangre vieja!
Veo cabezas rodando de guillotinas, jóvenes mutilados, mujeres ardiendo en las llamas de las hogueras.
Oigo el grito enloquecido del empalado.
¡Me encuentro con niños hambrientos, rígidos por los duros inviernos, fallecidos en las puertas de la fábrica con el estómago vacío!
¡Me ahogo en las chimeneas del campo de concentración, arrojando cenizas humanas!
Veo africanos convulsionando en la bodega de los barcos de esclavos.
Escucho el gemido de las mujeres indígenas maltratadas.
¡Los derechos están hechos de fluido vital!
Para hacer el derecho más elemental, la libertad, tomó siglos y miles de vidas se tragaron, ¡fueron molidas en la máquina de hacer derechos, la revolución!
¿Crees que los derechos fueron creados por los tipos que se sientan en los parlamentos y los tribunales?
¡Te engaño! ¡El derecho está hecho con la carne del pueblo!
Cuando se revoca un derecho, se desperdician miles de vidas …
¡Los gobernantes que usurpan los derechos, como los buitres, se alimentan de los restos de todos los que murieron para convertirse en derechos!
Cuando se realiza un derecho, jóvenes, ¡estos miles de vidas se eternizan!
¡Cuando nos damos cuenta de los derechos, le damos sentido a la tragedia humana y a nuestra propia existencia!
¡La ley y el arte son la única evidencia de que la odisea terrenal tiene algún significado!
(Fuente: Geledés)