El descalabro financiero y cambiario genera desconfianza
El derrumbe económico y el descalabro financiero y cambiario genera desconfianza en los ahorristas. En este contexto, analistas consultados por Página/12 analizan con preocupación la caída de depósitos en dólares, que cayeron 10,3 por ciento en los 15 días posteriores a las PASO. Y siguen de cerca la baja de reservas del Banco Central, que en el último mes cayeron en más de 10 mil millones de dólares. Los consultores destacan que la medida anunciada por Hernán Lacunza debería complementarse con alguna restricción al mercado de cambios. De todos modos, aseguran que la decisión de extender los plazos de pago de deuda debería calmar a los ahorristas, porque se preservan las reservas del Central.
Javier Alvaredo, quien se desempeñó como economista jefe de la Secretaría de Finanzas durante el Megacanje del 2001, opinó que el Gobierno lanza medidas “sin un abordaje integral” para no pagar los costos políticos de las decisiones en medio de la campaña electoral. “Si lo que quieren es garantizar el tipo de cambio y preservar las reservas, además de las medidas restrictivas en Letras deberían agregar alguna restricción en el mercado de cambios”, opinó Alvaredo. Esto ya había sido sugerido por distintos economistas, incluso por fuera de la heterodoxia. Daniel Artana, viceministro de Ricardo López Murphy en el 2001, aseguró en una entrevista radial hace 15 días que debería implementarse un control de capitales para “frenar el goteo de reservas”. «No es un tema de izquierda o de derecha, es un tema de supervivencia; control de capitales puso hasta Domingo Cavallo», había dicho el economista jefe de FIEL.
Además, el consultor agregó que el dato clave sobre el sistema financiero está en la evolución de los depósitos en dólares. El viernes 9 de agosto, antes de las elecciones primarias, los depósitos en dólares del sector privado eran de 32.500 millones, mientras que el lunes 26, último dato informado por el Banco Central, habían caído a 29.145 millones, lo que significa una caída del 10,3 por ciento. Además, Alvaredo pone la lupa en el futuro de los plazos fijos, dado que equivalen a un billón de pesos. Aun así, aclara que esto no se puede comparar con el 2001 porque la posición de los bancos es más sólida.
Una mirada mucho más pesimista fue la que aportó Felisa Miceli, ex ministra de Economía de Néstor Kirchner: «La mayor seguridad hoy es tener los dólares con uno. No creo que lleguen a tomar los depósitos en dólares de la gente, pero cuando un gobierno está desesperado y en retirada, es capaz de todo», aseguró en una entrevista por la radio FM La Patriada. La caída de las reservas del Banco Central le agregará otra complicación al próximo gobierno. En lo que va del mes, las reservas brutas cayeron en más de 10 mil millones de dólares. El primero de agosto era de 67.670 millones de dólares y el 28, de 56.950 millones de dólares.
Orlando Ferreres también aseguró que el sistema financiero se encuentra en una posición de debilidad por tener posiciones en Leliqs. De todos modos, aclaró que la caída del 10 por ciento de los depósitos en dólares “hoy no representa un problema, pero en caso de continuar, deberían tomarse medidas, porque podría presionar las reservas brutas del Banco Central y el tipo de cambio”. Para el líder de la consultora OJF, una medida clave para llevarle tranquilidad a los ahorristas sería la firma de un documento entre Mauricio Macri y Alberto Fernández que establezca que no habrá cambios en el sistema financiero. “Lo dijeron, pero lo tienen que poner por escrito. Para que la gente esté tranquila de que no va a pasar como con Duhalde, que pesificó los depósitos”, opinó.
Distinta fue la opinión de Gabriel Rubinstein, representante del Banco Central durante la gestión económica de Roberto Lavagna. Dijo que el sistema bancario está fuerte para poder responder a la solicitud de ahorristas, aunque ningún sistema resiste corridas todo el tiempo. “La extensión de plazos que anunció Lacunza debe contribuir con cierta calma. Las reservas serán usadas para las necesidades del sistema bancario, y no para el pago de la deuda. Los depositantes deberían estar más aliviados que los bonistas”, opinó.
(Fuente: Pagina 12)