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La ética periodística

La crisis que atraviesa el periodismo no tiene que ver con la función social del oficio sino con la responsabilidad con la que sus intérpretes lo ejecutan. Las reglas están claras, pero llevarlas a la práctica requiere de otra categoría que es la ética periodística.

“Un periodista ético es alguien a quien se le puede creer”, expresó Javier Darío Restrepo, en una entrevista que le realizaron cuando el Centro Internacional para Periodistas se reunió para crear el Manual de ética periodística en la era digital.

Un sector del periodismo calificado por el prime time de la TV dejó de ser creíble cuando se mostró con asombro ante la crisis social, política y económica que transita Argentina. La nueva e inducida devaluación de la moneda local por el salto previsto del dólar se sumó al descontento masivo de la población expresado en las PASO lo que los obligó a fijar una nueva agenda mediática.

Tras una noche de insomnio revelador empezaron a multiplicarse las voces críticas hacia la actual gestión de gobierno por parte de periodistas que hasta ese momento argumentaban que los problemas del país se debían a la herencia K. De repente en las pantallas de los distintos canales aparecieron como temas de relevancia las dificultades de amplios sectores de la población para encontrar trabajo, para comer dos veces al día, o pagar los remedios.

¿No lo sabían? ¿Necesitaron de un Presidente aleccionando al pueblo por su decisión en las urnas para dejar de ver el árbol y empezar a contemplar el bosque? ¿O se están reacomodando ante un inminente cambio de gestión?

Un caso que grafica lo expuesto es el de Luis Majul en su programa La Cornisa: “no llegué a dimensionar en toda su envergadura e intensidad el daño que el ajuste, los tarifazos y la política económica en general le termino haciendo a vastos sectores de la clase media y también a los más pobres», dijo en su editorial.

Mirando a cámara agregó: “Quizás me encerré en una postura cómoda: no investigué en materia política y económica lo necesario, preferí poner el acento en la mega-corrupción de Cristina y los amigos del poder, que la sigue habiendo, y minimicé el daño, el dolor, y la necesidad de much gente».

El autor del libro Periodista. Qué piensan y qué hacen los que deciden en los medios, (Sudamericana, 1999), al igual que otros colegas, se mostró atónito ante el devenir de Cambiemos y buscó un voto de confianza en su audiencia.

Sin embargo, ¿cómo creer que un grupo de periodistas referentes en distintos medios masivos de comunicación no supieron dimensionar la tragedia que significa que la mitad de los niños y niñas en Argentina sean pobres? No considerar el problema que se origina con altas tasas de desocupación; impacto que significa para la población una inflación cercana al 50%; lo que representa la caída del consumo de leche; el costo de la deuda contraída una vez más con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

No se puede tapar el sol con las manos ni engañar para siempre a la población. No existe big data ni Durán Barba que le puedan hacer creer a las personas que es mentira que tengan frío. Ni pasar por alto el rol de periodistas que adoptaron distintas estrategias comunicacionales para ocultar el presente con el fin de darle continuidad a una gestión de gobierno que lógicamente nunca empatizó con la población.

No sería ético ocultar el engaño ni creíble mirar hacia otro lado.

* Periodista. Integrante de la RED PAR. Diplomado en Comunicación con Perspectiva de Género y Derechos Humanos.

(FUENTE:PAGINA 12)