¿Por qué el ébola se convierte ahora en emergencia sanitaria internacional?
“A menos que la comunidad internacional se ponga en marcha y financie la respuesta ahora, pagaremos las consecuencias de este brote durante mucho tiempo”, advirtió el jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, tras anunciar que el brote de ébola de la República Democrática de Congo era ya oficialmente una emergencia de salud pública de interés internacional.
La declaración se había hecho esperar y hasta en tres ocasiones fue rechazada por el comité de expertos a lo largo de este año en que el brote ha ido creciendo hasta provocar la muerte de casi 1.700 personas tras infectar a más de 2.500. Pero el caso de un religioso que, tras un largo recorrido en autobús y contacto directo con muchas personas, murió esta semana en Goma, una ciudad de más de un millón de habitantes, supone un salto preocupante: el ébola pasa de pequeñas comunidades a una gran ciudad, una puerta a su internacionalización.
El brote no se parece al del 2014: hay medios para combatirlo, pero es difícil llevarlos a zonas en conflicto
“Está muy lejos del brote que provocó más de 11.000 muertos en de África Occidental en el 2014, y los medios actuales llevan a pensar que será posible acotar su difusión, pero el hecho de aparecer en ciudades es un punto de inflexión”, apunta el responsable de Epidemiología del Clínic, Antoni Trilla.
Tampoco Luis Encinas, experto en ébola de Médicos Sin Fronteras, cree que se pueda repetir la situación del 2014: “Tenemos vacunas y tenemos varios tratamientos. Pero todos experimentales, lo que quiere decir que hay que firmar consentimiento informado para cada uso, papeleo importante para los ensayos, pero una enorme dificultad añadida cuando es tan difícil ya llegar a las comunidades afectadas. Llevan años viviendo en una gran inseguridad y ven cómo su problema no es el ébola, sino morir de parto porque no puede llegar una ambulancia, o de malaria porque la atención sanitaria es inaccesible con ingresos de un dólar al día”.
Por eso MSF clama por revisar el modelo, por la necesidad de repensar cómo hay que afrontar este brote. “Se trata de que las comunidades, en plural, porque no es sólo una, participen en la solución. Está claro que no funciona cuando les viene dado. Hay una desconfianza enorme y no se puede ir pensando que basta con llevarles un mensaje. La prueba es que dos de cada tres fallecen en casa, con contacto directo con el virus y enormes posibilidades de infectarse”, explica Luis Encinas.
El experto recuerda que el año pasado un brote en la región del noroeste de Congo duró siete semanas. “Fue un desafío logístico y de cadena de frío, pero se detuvo: no había conflicto. En este, en cambio, se han registrado 200 incidentes graves hacia el personal sanitario”.
MSF defiende una vacunación más extensa que la actual a los contactos de los infectados, además del personal sanitario, “que también ha tenido contagios y muertes”. La presidenta internacional de Médicos sin Fronteras, Joanne Liu, defendía nada más conocer la declaración de la OMS de que la epidemia “no está bajo control y necesitamos un cambio de marcha, de velocidad: pero este cambio no debe realizarse a costa de las restricciones de movimiento ni del uso de medidas coercitivas sobre la población afectada”.
La declaración de emergencia sanitaria de la OMS es también una llamada de atención a la comunidad internacional de que habrá que poner mucho dinero, que un plan como el que están ultimando será de cientos de millones, asegura su director.
Esta es la cuarta declaración de emergencia internacional que declara la OMS, recuerda Antoni Trilla. La primera fue la de la gripe A en el 2009; luego, la de polio y la anterior de ébola en el 2014, y la del zika en el 2016. “Significa que a partir de este momento todos los países del mundo deben estar atentos por si se produce una extensión regional o internacional”.
La sociedad Americana de Medicina Tropical recuerda la fragilidad y la interconexión del mundo que nos mostró el anterior brote: “Necesitamos más avances biológicos y hacerlos coincidir con un avance político”, dice el presidente de la asociación Chandy C. John. “Sabemos lo que está en juego y ya es hora de trabajar juntos para poner fin a este terrible brote”.
(Fuente: La Vanguardia)