La historia de la bandera
Hoy, el fútbol enfrenta a Argentina con Perú en una instancia crucial, en busca de un lugar en el Mundial. Algo similar ocurrió en 1969, cuando nos dejaron afuera de México 1970, y en 1985, cuando un gol de Gareca nos metió por la ventana a la gloriosa edición de 1986. Sin embargo, por más que la pelota nos haya puesto en veredas opuestas en momentos clave, hubo una causa que unió a ambos países, en un plano mucho más trascendental que lo deportivo: la Guerra de Malvinas.
«Para el Perú las Malvinas son argentinas», decía un trapo desplegado este miércoles en Plaza Miserere, donde cientos de peruanos hicieron un banderazo. En medio de chicanas y una previa caliente, el mensaje no es para nada aislado: en aquel conflicto bélico, que tuvo lugar en 1982 y puso la soberanía de las islas en juego, el país incaico colaboró incondicionalmente con Argentina. «Fueron el principal aliado. Nadie se la jugó tanto como ellos», le cuenta a Olé Hernán Dobry, historiador y periodista especializado en el asunto. Transcurrido un mes del comienzo de la guerra, emisarios argentinos viajaron a Lima para pedirle a Belaunde Terry, presidente de Perú por aquel entonces, aviones, submarinos, buques, misiles y otro tipo de armas y elementos para el combate. La ayuda llegó de inmediato, evitando enviar embarcaciones ya que necesariamente debían rodear la costa de Chile, aliado británico durante el conflicto, y hubieran sido descubiertas.
«Mandaron armamentos y aviones, traídos por pilotos peruanos que hasta se ofrecieron a ir a la guerra, aunque Argentina no quiso. También vinieron técnicos peruanos a capacitar a los soldados argentinos para usar armas que excedían nuestra tecnología», relata Dobry.
Además de la ayuda directa, Perú le hizo otro favor gigante a Argentina: firmó órdenes de compra y certificados de destino final en blanco para que nuestro país le comprara equipamiento de guerra a Israel. Como Israel no quería venderle directamente a Argentina (la presión política del Reino Unido hubiera sido instantánea), se hizo una triangulación. «Fue una locura lo que hizo Perú. Nadie hace eso, poner el nombre de tu país para beneficio de otro en una guerra», señala el historiador.
«Eso no fue todo: los armamentos adquiridos a Israel fueron traídos por aviones de la Fuerza Aérea peruana. Y varios aviones que compró Argentina fueron pintados con las insignias peruanas para evitar que se descubriera la triangulación», cierra Dobry, autor de los libros Operación Israel y Los Rabinos de Malvinas en los que profundiza sobre el tema.