Sin prestamistas ni bala de plata, ¿cómo se financiará Argentina?
El 2017 fue un año positivo para Cambiemos. Tras el ajuste inicial de 2016, en 2017 la economía crecía, la inflación cedía (cerró en 24,8% en ese año), los mercados prestaban y el Gobierno lo coronó con una gran elección legislativa. Marchaba guapo hacia la reelección y algunos hablaban del fin del peronismo.
El problema es que luego llegó 2018. Devaluación, caída de la economía, disparada inflacionaria y sumersión del salario real. El Presidente se desbarrancó en la opinión pública, el peronismo empezó a agruparse (el hashtag de aquel momento era #Hay2019) y Cristina Kirchner subía en los sondeos. Hoy, la situación está empatada (o empantanada) y los sondeos muestran a las fórmulas cabeza a cabeza, con una polarización en ascenso y un desenlace que se puede llegar a anticipar hacia el 27 de octubre, es decir, sin balotaje.
Las elecciones pasarán y, lentamente, asomará el 2020. Sí, hay vida después de las elecciones. Tanto Mauricio Macri como Cristina lo entendieron y buscaron partenaires apropiados para gobernar un escenario que será complejo en varios niveles. Uno de ellos, quizás el más importante, será el financiero. El riesgo país está en la cumbre emergente (ayer cerró en 854 puntos básicos) y eso es una señal inequívoca de que no vienen tiempos fáciles. Argentina tiene obligaciones en dólares, no tiene prestamistas y ya usó la bala de plata: el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El Economista dialogó con cuatros avezados participantes del mercado sobre los desafíos del Programa Financiero 2020.
Julio Piekarz, ex Gerente General del BCRA
En 2020, el Tesoro tiene obligaciones brutas por US$ 42.000 millones. La estimación de Julio Piekarz incluye tanto aquellas en pesos como en moneda dura. “El de 2020 es un Programa Financiero desafiante y no coincido con algunos que sostienen que será un paseo ni que los fondos están prontos a venir a prestarnos cuando pasen las elecciones”, dice ante El Economista.“Hay US$ 5.900 millones que vendrían del FMI, que son la última parte del desembolso y US$ 3.900 millones de los organismos internacionales”, dice Piekarz. “Pero eso deja un faltante de US$ 32.000 millones”, agrega el exBCRA.
Una gran incógnita es que no sabemos con cuanta caja empezará el Tesoro el 2020. Dependerá de la renovación de Letes y Lecap hasta fin de año. Las renovaciones vienen bien, pero no sé si esa será la regla en el segundo semestre. También hay otra incógnita y es el resultado primario de 2019. La meta es equilibrio primario, pero no está claro que será así porque el FMI permite un déficit de 0,5% del PIB, es decir, un poco más de US$ 2.000 millones. Incluso, el déficit primario podría llegar a ser de 1% del PIB y ese no es un tema menor”, resume.
“Hoy, Argentina tiene los mercados cerrados porque riesgo país está arriba de 850 puntos y el Tesoro tendría que pagar más de 10% para hacer una colocación”, agrega.
¿Y las elecciones? “Si Macri gana, tratará de financiarse en los mercados voluntariamente, con roll-over de vencimientos y financiando los intereses con nuevas colocaciones. Ese será su plan. No creo que sea imposible, pero debe estar acompañado por la continuidad del ajuste fiscal, la política monetaria actual y, tras varios años de inacción, deben llegar las reformas estructurales. Una parte del riesgo país que tenemos hoy es electoral. Sin esa incertidumbre, estaría más cerca de 650-700 y podríamos aproximarnos a la posibilidad de hacer roll-over y colocar. Eso requiere un riesgo país de 550 puntos”, señala Piekarz. “Puede pasar, y rápido, si ocurren esas cosas que mencioné”, dice.
Sobre la relación con el FMI, agrega, “lo ideal” sería ir hacia un Extended Fund Facility (EFF), un acuerdo distinto que
el Stand-By Agreement (como el actual) para alargar los plazos a cambio de reformas estructurales, “que, de hecho, las necesitamos”. Tampoco descarta una línea del Tesoro de Estados Unidos, un rumor que cada tanto circula por el mercado y que tiene asidero dada la relación fluida entre Donald Trump y Macri.
Si gana la oposición, dice Piekarz, “veo más heterodoxia y cosas poco claras”. Por suerte, añade, “nadie habló de quitas y todos dicen que van a honrar los compromisos”. Por heterodoxia, señala Piekarz, se refiere a la utilización de las reservas del BCRA, plazos de liquidación más breves para los exportadores, líneas con otros países o algún canje más o menos forzado con los privados. Las grandes obligaciones de 2020 y 2021 son con acreedores privados y recién desde 2022 aparecen con fuerza los vencimientos del FMI. “Imagino una actitud más confrontativa con el mercado”, resume. ¿Y una salida “de mercado” de Alberto Fernández, con baja de riesgo país incluida? “La probabilidad es baja”, expresa Piekarz, “pero no puede descartarse porque hablan poco de sus propuestas”.
Martín Vauthier, Eco Go y UTDT
“El Programa Financiero de 2020, y sus vencimientos, lucen manejables en términos absolutos”, dice Vuathier. “Si al Programa Financiero uno le quitara el título ‘Argentina’ y se lo cambiara por otro país de la región con acceso a los mercados, las necesidades lucirían muy cómodas”, agrega. No hay un problema de solvencia de corto plazo, sino que, eventualmente, lo que se discute es la liquidez. “Si Argentina recupera el acceso a los mercados con una baja significativa del riesgo país en 2020, el Programa Financiero deja de ser una discusión, pero, por el contrario, si el riesgo país se sostiene en estos niveles y no se obtienen recursos por otra vía (por ejemplo, el propio FMI), en realidad no hay prácticamente ningún país que pueda financiar sus necesidades de divisas fuera de los mercados”, agrega.
Suponiendo una refinanciación de la mitad de las Letes en 2019, las necesidades en moneda extranjera para 2020 se ubicarían en torno a US$ 10.000 millones, con vencimientos totales en moneda extranjera por casi US$ 25.000 millones. Si la renovación de estas letras fuera menor, el monto puede ascender a US$ 14.500 millones.
“Sin acceso a los mercados, tenés un problema de liquidez y no lo podés financiar. Con acceso, es muy manejable. En ese sentido, la situación es muy distinta a 2001, cuando sí tenías un problema serio de solvencia y no sólo de liquidez”, agrega Vauthier.
¿Qué puede pasar con el riesgo país si ganan los Fernández, por un lado y, por el otro, si continúa Cambiemos o, mejor dicho, Juntos por el Cambio? “Creo que las agendas son muy similares para el que gane, y sobre todo en el marco de un acuerdo con el FMI. Lo que cambia es el punto de partida, y eso depende de la historia que compre el mercado y su impacto sobre el riesgo país. Por ahora, el mercado compra la historia de que las agendas son distintas y, por ende, es probable que, en el corto plazo, si se despejara la incertidumbre electoral, tendrías movimientos bruscos hacia arriba o hacia abajo dependiendo de hacia donde se inclina la cancha”, arguye Vauthier.
“El tema es que ahí también aparecen profecías autocumplidas. Si el mercado no compra la agenda de que las dos agendas son parecidas y empieza a ‘pricear’ que la oposición tiene chances, el deterioro en los indicadores financieros hoy termina justamente aumentando las chances de que gane la oposición”, concluye.
Adrián Yarde, Buller Grupo SBS
“En materia de amortizaciones de bonos en dólares, el Programa Financiero 2020 aparece como uno de los menos exigentes de los últimos años y los desembolsos que restan del FMI alcanzan para cubrirlas”, dice. Gracias a esta asistencia del FMI, el problema se reduciría a renovar los vencimientos de Letes, cubrir 2 puntos del PIB correspondientes a intereses en dólares y cumplir con la meta fiscal del año que viene. “Aunque a priori esto luce sencillo, la verdadera magnitud del problema dependerá del resultado electoral”, agrega.
En caso de que Macri logre la reelección, la clave será impulsar reformas fiscales para alcanzar las metas de manera sostenible. “De esta forma, se podría alcanzar un superávit fiscal primario suficiente para cubrir los intereses en moneda local, quedarían garantizados los desembolsos del FMI y se podría recuperar el acceso al mercado global para renovar los vencimientos sin mayores complicaciones”, argumenta Yarde Buller.
“Si terminara ganando Alberto Fernández la situación probablemente se tornaría más complicada por tres razones: aún no está claro qué sucedería con el financiamiento del FMI; los inversores externos difícilmente renovarían sus vencimientos y, por último, en lugar de respetar las metas fiscales se intentaría una política expansiva aumentando las necesidades financieras”, añade.
Guido Lorenzo, Director Ejecutivo de LCG
“Para el 2020 habrá que refinanciar vencimientos por US$ 13.700 millones con el mercado y pagar intereses por US$ 15.200 millones”, dice Guido Lorenzo desde LCG. “Difícilmente se pueda llegar a un punto de superávit primario y un escenario más atendible es de equilibrio fiscal primario”, agrega. El financiamiento de esos casi US$ 30.000 millones habrá que cubrirlo con los US$ 3.900 millones del FMI y el resto, dice, “salir a buscarlo al mercado”.
Actualmente parece que los mercados internacionales están cargados de títulos argentinos y “luce improbable encontrar ese monto allí”. Para el mercado local, señala, es un monto exageradamente alto y dice que se podría pensar en un mix de financiamiento 50% nacional y 50% internacional. “La parte de ir a tomar deuda afuera es la que suena compleja y difícilmente Argentina pueda conseguir tasas como las que accedió hasta enero de 2018”. Primero, porque la economía no crece y, después, porque el mercado exigirá reformas que políticamente serán difíciles de consensuar. “El tiempo político y el tiempo económico se van a escindir y eso puede generar tensiones”, insinúa.
En el exterior hay más simpatía con el oficialismo, amplía Lorenzo, y concluye: “Creemos que podría ser muy compleja la situación si gana la oposición que tiene en la boleta a Cristina Fernández”.
(Fuente: El economista)