El gobierno insiste con su política económica, aunque los resultados son muy negativos
El dólar blue escaló a 1.550 pesos, con más de 60 por ciento de brecha respecto del oficial, y el resto de las divisas alternativas están cómodamente arriba de los 1.400, con una distancia de más del 50 por ciento. Las fallidas comunicaciones de Caputo, insistiendo en la continuidad del sendero adoptado, generaron malhumor en los mercados.
Incapaz hasta ahora de realizar autocríticas, Javier Milei recurre a lo que más conoce: la confrontación, la denuncia basada en argumentos falaces y la amenaza. Primero acusó a Sergio Massa de la corrida cambiaria; inmediatamente denunció al Banco Macro como “golpista”. Cuando “Toto” Caputo salió a desestimar esta especie, el presidente dio otro reportaje para confirmar sus dichos originales. Pero el mercado parece haberse cansado de sus bravuconadas, y el presidente de la asociación de Bancos Argentinos, Javier Bolzico, salió a cruzarlo en su cuenta de X: “El presidente Milei consideró ‘golpista’ a un banco por venderle títulos al BCRA, ejerciendo un contrato de put. Esa afirmación es injusta e incorrecta, además genera dudas sobre la libertad de comercio. No se debe banalizar el término, considerando la historia de nuestro país”.
Cercado por la realidad que sólo permite pronosticar la catástrofe económica y social, el gobierno salió a festejar el 4,6 por ciento de inflación que publicó este viernes el INDEC, compartiendo un gráfico en X y un abrazo fraternal con Luis «Toto» Caputo en Instagram, con la leyenda «otra vez le erraron».
Cierto es que se esperaba que la recuperación de la inflación fuera un poco mayor, pero eso no permite pasar por alto que, desde que asumió Milei, la inflación escaló un 105 por ciento, y que la canasta que mide la pobreza subiera un 3 por ciento en junio. De este modo, para no ser pobre una familia tipo debe registrar ingresos superiores a 870 mil pesos, y para no ser indigente, de 393.319. En apenas siete meses de la actual administración se perdieron más de 1.100.000 puestos de trabajo y cerraron 10 mil pymes. A Mauricio Macri le llevó cuatro años destruir 25 mil. “Lo mismo pero más rápido”, tal como reclamaba el ex presidente, ahora maltratado en Tucumán.
Desentendiéndose del caos social y económico que provocó, que hundió a la Argentina en la actual depresión, Javier Milei volvió a ausentarse del país para concurrir al exclusivo “Campamento de Sun Valey”, del que participan los empresarios más importantes de los Estados Unidos. Otra vez una travesía con fines privados, pagada “con la nuestra”. Lo acompañarán su hermana astróloga, Karina Milei; el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo; y el jefe de Asesores Económicos, Demian Reidel, y para trasladarse contrató un costoso charter privado, financiado con fondos públicos.
A Milei le molesta el día a día de la gestión. Pretende escaparse constantemente para evitar los problemas que no sabe ni le interesa resolver, e instalar su imagen en el plano internacional. Tal como afirmó Guillermo Moreno, al libertario le gustaría más ser un ex presidente que un presidente en funciones. Dar charlas, conferencias y estar presente en la agenda internacional sin la pesada carga de tener la responsabilidad de conducir la nave del estado argentino, aún cuando casi 45 millones de compatriotas debamos experimentar las consecuencias de ese objetivo.
Pero el humor de la sociedad va cambiando lentamente en el conjunto, que no advierte alternativa alguna en una oposición decepcionante, de manera más acelerada dentro de los sectores más concentrados, que ya obtuvieron mucho de lo que pretendían con la sanción de la ley Bases, del paquete fiscal y la continuidad del anticonstitucional mega DNU.
Con la disparada del dólar, que no queda en claro hasta qué precio llegará, el mercado le marcó la cancha al gobierno: las correcciones a su política económica las terminarán imponiendo los privados y el FMI. Mientras tanto, Milei sigue disfrutando de su sueño húmedo, aunque la sábana parece ser cada vez más corta.