Las dos obras claves que frenó Milei y dejaron a la Argentina sin gas
En Argentina sobra gas. Las proyecciones sobre las reservas de Vaca Muerta hablan de un mínimo de 30 años de autoabastecimiento con saldos exportables en abundancia. ¿Entonces? Que falte gas en el país es consecuencia del desacople entre la producción hidrocarburífera en niveles récord respecto a la falta de infraestructura para capitalizar el recurso.
Esta situación obliga a importar combustibles al triple de su valor local, pagaderos en dólares, en un contexto crónico de falta de divisas. Esto explica la importancia estratégica para la economía argentina de la construcción de gasoductos.
Cuando asumió el gobierno, Javier Milei anunció la paralización total de la obra pública. En esa bolsa cayó la finalización de las plantas compresoras para duplicar la capacidad del primer tramo del gasoducto Nestor Kirchner, la segunda etapa de la traza para llegar hasta la localidad San Jerónimo en Santa Fé, y la reversión del gasoducto Norte.
Sin embargo, gracias al lobby de Paolo Rocca y Marcelo Mindlin, que subidos a la celeridad con la que construyeron el primer tramo del gasoducto Nestor Kirchner se perciben adjudicatarios naturales de este tipo de proyectos, el gobierno de Milei decidió reactivar la obra de reversión del gasoducto Norte, que igual no avanza.
«Lo del gasoducto Norte es insólito porque no se trata de un decisión política sino de inoperancia en la gestión. El gobierno decidió continuar la obra pensando que la iba a terminar para el invierno. Sin embargo tuvo que postergar tres veces la licitación y el proyecto se mueve a un ritmo muy lento. A mas de cuatro meses apenas avanzaron con la primera soldadura por la ineficiencia para llevar adelante la obra», afirmó a LPO una fuente de una de las empresas.
Con la puesta en marcha de la reversión del Gasoducto Norte, el Estado se ahorraría cerca de USD 3000 millones, gracias a un proyecto que esta presupuestado en USD 700 millones y que cuenta con financiamiento de la CAF, con lo cual no tiene impacto fiscal en las cuentas públicas.
El freno de la obra de reversión del gasoducto Norte no responde a una decisión política sino de inoperancia en la gestión. El gobierno tuvo que postergar tres veces la licitación y el proyecto se mueve a un ritmo muy lento.
El proyecto sobre el gasoducto Norte incluye tres obras diferentes, una de las cuales es la construcción del tendido de 123 kilómetros entre Tío Pujio y La Carlota. Las restantes son la ampliación de 62 kilómetros del Gasoducto Norte y la reversión del sentido de inyección de gas en las plantas compresoras de Ferreyra y Deán Funes, Lavalle en Santiago del Estero y Lumbreras en Salta.
Hasta el año pasado Argentina cubría el abastecimiento de la región norte del país con importaciones de gas desde Bolivia, cuya producción entró en franco declino. De los 36 millones de metros cúbicos diarios comprometidos en el contrato original, actualmente cumplen apenas con la sexta parte. Bolivia prioriza vender su gas a Brasil, porque paga más por metro cúbico, a lo que se suma su peso regional.
Ahora bien, más allá de la inoperancia en la obra del «reversal» del gasoducto Norte, fue decisión del gobierno nacional frenar las obras complementarias del primer tramo del gasoducto Nestor Kirchner así como la construcción del segundo tramo a Santa Fé.
«Las plantas compresoras tenían un avance del 80% al finalizar la gestión de Sergio Massa», reveló a LPO un ex funcionario de Energía que resaltó la importancia de esta obra para mas que duplicar la capacidad de transporte del gasoducto. «Si hubieran terminado el proyecto, en vez de 11 millones de metros cúbicos diarios, estarías inyectando 24 millones de gas de Vaca Muerta», agregó.
Lo triste es que estas obras le costaban al Estado unos 50 millones de dólares y por la decisión de no completarlas, ahora el gobierno deberá desembolsar más de 500 millones de dólares en importar gas licuado.
Por otra parte la traza pendiente implica 524 km de caño que van desde Salliqueló, en la provincia de Buenos Aires hasta el distrito santafecino San Jerónimo, en las inmediaciones de Rosario donde se conectará al Gasoducto Norte.
Las plantas compresoras del gasoducto Néstor Kirchner tenían un avance del 80% al finalizar la gestión de Massa. Si hubieran terminado el proyecto, en vez de 11 millones de metros cúbicos diarios, estarías inyectando 24 millones de gas de Vaca Muerta.
Para Milei el problema es que ningún privado esta dispuesto a asumir el proyecto con financiamiento propio. Lo curioso es que se trata de una obra nodal para acelerar los negocios de Vaca Muerta, la producción y transporte de gas natural para poder exportar hacia Brasil.
Como antecedente, vale recordar que en 2019 Mauricio Macri convocó a las empresas del sector a construir el primer tramo del gasoducto con financiamiento privado en el marco de los contratos de participación público privada (PPP) pero el gasoducto solo avanzó cuando el Estado nacional se hizo cargo de su financiamiento, con recursos propios y parte de la recaudación por el impuesto a las grandes fortunas aplicado en 2021 en plena pandemia.
Como sea, la inversión en infraestructura es siempre y en todo caso mas barata que pagar importaciones. Para la ex subsecretaria de Planificación Energética Cecilia Gariboti lo que se necesita es planificación. «El gobierno podía elegir entre: seguir el camino de la gestión anterior y terminar las obras para autoabastecernos con Vaca Muerta, planificar la importación de gas y pagarla en dólares o dejar a las familias e industrias a su suerte como propuso Mondino», afirmó la directora de la Fundación Encuentro.
El gobierno podía elegir entre: seguir el camino de la gestión anterior y terminar las obras para autoabastecernos con Vaca Muerta, planificar la importación de gas y pagarla en dólares o dejar a las familias e industrias a su suerte como propuso Mondino.
Ningún privado esta dispuesto a asumir el proyecto del segundo tramo del gasoducto Néstor Kirchner con financiamiento propio. Lo curioso es que se trata de una obra nodal para acelerar los negocios de Vaca Muerta.
El modelo de obra pública cien por ciento financiada por privados que proclama Milei, es según el presidente un sistema que se aplica en su admirado Chile. Pero esto sencillamente no es verdad, en el país trasandino sólo el 15% de la obra pública es financiada por los privados.