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El después de la muerte de Julia Horn

Ahora que se develó el misterio de la desaparición de Julia Horn, “la alemana” que se perdió en el cerro Tres Marías; que el cadáver fue bajado y que la autopsia confirmó que murió en la caída fatal, comienzan otros debates.

Este hecho lamentable, le costó la vida a una joven que dedicaba su tiempo a una causa noble y solidaria, cómo es la paz y la unidad entre los pueblos. Es inmediato el impulso de preguntarnos ¿qué no hicimos hacer para evitar una muerte en estas circunstancias? Y aclaro, entiendo que no es conveniente señalar culpables, porque eso cerraría automáticamente el debate e impediría sacar enseñanzas de lo que ha pasado.

Lo primero que destaco es que los sanjuaninos una vez más demostramos empatía y solidaridad. Desde las fuerzas de seguridad, el estado y los grupos voluntarios, hasta los simples espectadores que seguimos el caso desde nuestras rutinas y a través de pantallas, nos interesamos por una desconocida en desgracia. Nadie se cuestionó la necesidad de desplegar todos los recursos disponibles para encontrar a la persona perdida. Esas son las razones que renuevan mi esperanza en la posibilidad de construir un mundo mejor.

Las razones de esta reacción colectiva pueden ser varias, pero por el momento se me viene a la mente una ¿Cuantas Julias conocemos? Me refiero a esas personas que están pasando un mal momento; que se perdieron en el camino de estos tiempos confusos; a esos jóvenes que están desorientados y a veces toman malas decisiones; a todas las personas frágiles que nos rodean e incluso podemos ser nosotros mismos.

Quizás esos es lo que nos identificó durante cinco días con una desconocida, que pasó a ser nuestra alemana perdida en la montaña, como si fuera una prima, una amiga o una hermana.

Julia Horn decidió, en ejercicio pleno de su libertad, subir a una montaña que no conocía y en condiciones en las cuales no era aconsejable hacerlo. Nadie la obligó, nadie se lo impidió ¿Eso la vuelve responsable de su destino? En la provincia hay muchas personas con conocimientos sobre la práctica del senderismo que podrían haber prevenido la tragedia ¿No hubiera sido bueno que pudieran advertirla y salvarla?

Alrededor de estas preguntas se reavivan debates sobre la prevención, las responsabilidades individuales y colectivas, el rol del gobierno, el presupuesto, los ajustes, etc. Y esas discusiones atraviesan a la muy actual contraposición en la libertad y la presencia del estado.Creo que nadie hubiera considerado acertado no acudir en la búsqueda de Julia por más que tomó una decisión de manera individual y libre.

Así no es la idiosincrasia sanjuanina: abandonar a alguien a su suerte, quizás porque nos recuerda a la Deolinda Correa, cuyo derrotero en la travesía es leyenda y motivo del culto más importante de la provincia. Una decisión individual se volvió una cuestión colectiva y en esa tensión ganó el espíritu colectivo que está en la esencia humana, porque queremos cuidarnos, queremos cuidar a los que nos importan y queremos que nos cuiden.

Volviendo al caso de la alemana perdida en el Tres Marías, pero podríamos hablar de cualquier otra circunstancia donde alguien se pierde, solo puedo pensar en lo importante que es poder dar respuestas como sociedad a las dificultades que nos atraviesan como individuos. Y poder acudir en ayuda de quienes nos necesitan, significa tener un Estado presente. Hoy están en auge discursos individualistas que relativizan la importancia de lo público, de lo colectivo. Estos, a la larga o a la corta sólo sirven para justificar que no hay que “pagar impuestos”, cosa que beneficia al que más debería pagar y no a la mayoría. Los mismos se apoyan en las sobradas muestras de corrupción con los fondos públicos, pero dan por sentado que es imposible tener un nuevo estado al que podamos controlar. Es tiempo de repensar muchas cosas. Para eso partamos de lo que si tenemos claro: nos entristece las perdidas innecesarias y ante la adversidad buscamos la salida colectiva a los problemas.

Hay que crear un nuevo estado, y no hablo de autoridades que prohíban, sino de mecanismos que resuelvan, que prevengan, que aconsejen, que acompañen para resguardar a los mas vulnerables. Un estado que esté más presente para todos!