Uruguay: por la crisis hídrica ya tienen faltante de agua embotellada
Se recomendó a la población con hipertensión, problemas renales y otras afecciones de riesgo no consumir el agua que se distribuye a los hogares.
El agotamiento del stock de bidones en menos de dos horas en los comercios y el consumo de agua salada que sale de las canillas son algunas de las escenas que se están viviendo en la ciudad de Montevideo y zonas aledañas por la crisis hídrica sin precedentes que atraviesa Uruguay, a partir del descenso de las reservas de agua dulce del país, que rondan el 1%, en una situación que podría agravarse si no llueve en la próxima semana.
La capital uruguaya vive la peor crisis hídrica que se tenga registro, ya que la represa de Paso Severino (la principal fuente de agua dulce de la zona metropolitana), se encuentra prácticamente agotada por la sequía y se teme que en los próximos 10 días, el agua que salga de las canillas no sea potable.
Para asegurar el suministro en los hogares, el agua del río Santa Lucía comenzó a mezclarse con la del Río de la Plata, que contiene sal. Por el alto contenido de cloruro y sodio, que exceden lo aceptado por los sanitaristas, se recomendó a la población con hipertensión, problemas renales y otras afecciones de riesgo no consumir el agua.
«Se vive como se puede. Tenemos que comprar agua en el supermercado para tomar y nos bañamos con el agua salada. Estamos en crisis y hay que salir adelante», dijo Alicia, que trabaja como moza en un café de la avenida 18 de Julio.
Por las calles del centro, una de las imágenes más repetidas es la de gente caminando con bidones mientras continúa la restricción de un máximo de dos botellas de 6 litros por persona en cada compra.
El gobierno nacional buscó bajar el precio del agua embotellada con una reducción de impuestos, por lo que hoy un bidón ronda entre los 69 a 89 pesos uruguayos, aproximadamente 2 dólares.
En El Clon, una cadena de supermercados, se agotan los bidones en menos de dos horas. «Estamos reponiendo todos los días, recibimos 200 bidones por día y nos duran menos de dos horas. Al principio la gente venía y hacía mucha cola, tratamos de tener siempre stock, pero es difícil. Por eso tenemos la restricción de dos bidones por persona», indicó Martín Domínguez, encargado de una de estas tiendas.
Richard, un cura de 55 años, comentó que el agua de los grifos «es intomable ahora, tiene un sabor salado, antes era excelente». «Además esta arruinando los calefones, las lavadoras y los lavaplatos por la sal que tiene», aseguró el sacerdote y se quejó de que los ciudadanos deben igualmente pagar las facturas de Obras Sanitarias del Estado (OSE).
«Pagamos igual la factura del agua que no podemos tomar y además tenemos que comprar botellas», aseveró y comentó que para ahorrar agua se baña «salteado» y utiliza la misma olla para hervir fideos y huevos.
Susana, de 75 años y jubilada, se sentó frente al Banco de Previsión Social para descansar y recordó que en lo que lleva de vida «nunca pasó algo así». «Es una sequía horrible. Va a ser muy difícil revertir esta situación», afirmó y contó que recibe dos bidones por semana, que no le alcanzan para beber y cocinar.
Sonia Sanguinetti, vecina montevideana, confesó que «no pensábamos llegar hasta este extremo, algunos podemos comprar, pero el problema es la gente que no tiene plata para poder costearlo».
Luego de declarar la emergencia hídrica en el área metropolitana de Montevideo, donde vive más de la mitad de la población, el gobierno uruguayo anunció el mes pasado la creación de un Fondo de Emergencia Hídrica para «garantizar a los ciudadanos todos los recursos necesarios» que les permita enfrentar la sequía, sin embargo la ayuda no está llegando a los barrios más carenciados.
Ignacio Lorenzo, director de Limpieza de Montevideo e integrante del comité especial que se creó por la escasez de agua, contó que tuvieron que excavar en el Jardín Botánico de la ciudad para poder extraer agua, que se encuentra actualmente bajo estudios para saber si es segura.
«Hicimos una perforación de 64 metros y se encontró agua, y ahora se está determinando la calidad con un estudio microbiológico, para saber si es potable y si podemos usarla más allá del riego», comentó el funcionario y precisó que ese pozo genera 4.500 litros por hora.
La intendencia de Montevideo recibió el ofrecimiento de 200 vecinos de los pozos que tienen en sus casas para brindar agua a los demás ciudadanos.
«Es una situación sin precedentes, no está en nuestro registro histórico. El agua salada en los grifos, los peligros en la salud de las personas o que la gente tenga que ir a comprar agua embotellada era impensado», sostuvo Lorenzo.
En la ciudad, las fuentes de agua que decoran la capital se encuentran apagadas. «Quisimos dar la señal de que hay que extremar el cuidado el agua. Llamamos a la gente a que no lave el auto, ni llene piscinas o riegue los jardines, el consumo humano es la prioridad», aclaró Lorenzo.
Por la tarde, la histórica candombera Chabela Ramírez encabezó una actividad golpeando tambores y bidones vacíos en la sede central de OSE. «Tomar agua de bidón no es ninguna solución», cantó, acompañada por decenas de vecinos.