Recordando la Revolución de Mayo destacamos la participación de LAS MUJERES EN LAS GESTAS DE INDEPENDENCIA
El 25 de Mayo de 1810 marca en nuestro país el inicio de una etapa prolongada y heroica con la formación de los ejércitos patrios, de las milicias y de las guerrillas originarias y campesinas que sostuvieron una guerra anticolonial con batallas decisivas como Suipacha, Tucumán y Maipú; con éxodos de pueblos enteros como el Jujeño y el Oriental, etc. El terreno abonado previamente por levantamientos originarios y de criollos, la derrota de los ingleses en la primera y segunda invasión, en el marco de la situación de España, posibilitó que los patriotas irrumpieran en el Cabildo y designaran un nuevo gobierno provisorio, la Primera Junta de Gobierno Patrio. Mariano Moreno, Manuel Belgrano, Juan José Castelli e Hipólito Vieytes fueron los líderes del Partido de la Independencia, vanguardia de la Revolución de Mayo.
En estas gestas de emancipación nacional convergieron masas campesinas, sobre todo originarias, que protagonizaron los levantamientos del Alto Perú, del Noroeste y del Noreste Argentino del Paraguay, del Uruguay; rurales y urbanos, esclavos, artesanos, comerciantes, sectores democráticos y anti feudales y también sectores medios e intelectuales y de la aristocracia terrateniente criolla que, acordando en la lucha por la independencia de España, lo hacían defendiendo sus privilegios de clase.
El programa impulsaba transformaciones democráticas y anti feudales, reivindicaba libertad, igualdad y tierra. Apoyo técnico créditos y liberar de impuestos a los productores (propuesta de Mariano Moreno), agricultura e industria (propuesta de Manuel Belgrano).
Luego de un importante proceso de debates, acontecimientos y contradicciones, en 1916 se declara la Independencia de España y de “toda dominación extranjera”.
Pero finalmente se impuso la hegemonía de los terratenientes y mercaderes portuarios, quedando abierta, para el pueblo argentino, una gran tarea democrático-popular, agraria y antiimperialista que nos permita una verdadera independencia.
En estos años, al calor de los Encuentros Nacionales de Mujeres, historiadoras como Berta Wexler, María Oviedo y otras, aportaron estudios con perspectiva de género, rescatando la participación de la mujer en las luchas por la emancipación americana. Su entrega, inteligencia, coraje y decisión en defensa de la patria no había sido registradoen las páginas de la historia. El proceso de independencia permitió condiciones para que participaran en la guerra mujeres criollas, originarias, mestizas, ricas y pobres.
El ideal colectivo de Independencia las llevó a ocupar lugares en el proceso revolucionario. Rompiendo con su rutina doméstica y social de la época colonial, adherir a la revolución representó una decisión personal y colectiva e incluyó la adecuación de sus vidas personales a la forma más extrema para el desarrollo de la guerra. Participaron en tareas de organización, transporte de materiales y alimentos, asignación de recursos, traslado de familias, organización de tropas, condujeron y participaron en acciones de guerra, discutieron estrategias y asumieron consecuencias como la tortura, el destierro y la muerte.
Testimonios de jefes españoles y jefes revolucionarios prueban que estas mujeres fueron un factor significativo en la definición de la guerra. Junto a los varones, las mujeres revolucionarias dificultaron a los españoles el control de la lucha y su dirección. San Martín manifestó que fueron determinantes en la estrategia final de la lucha porque “sin ellas” hubiera durado más tiempo.
Algunos nombres para recordar:
En las insurrecciones de Tupac Amaru en Perú y Tupac Catari en el Alto Perú, a fines del siglo XVIII, se destacaron Micaela Bastidas, Teresa Quispe, Bartolina Sisa y Gregoria Apaza entre otras anónimas que al mando de tropas o acompañando de diversas maneras participaron de los enfrentamientos. La condesa de Lizarazu encabezaba un grupo de apoyo; la Sra Lemoine fue apresada y obligada a caminar a su destierro con sus siete hijos, por caminos escarpados y desiertos sin mantención ni abrigo; luego los patriotas victoriosos la sacaron de prisión llevándola a Chuquisaca vestida con traje militar y siguió luchando por la causa.
En 1806 y 1807 durante las invasiones inglesas se destacó Manuela Pedraza declarada heroína y premiada con el grado militar de Alférez. Y Martina Céspedes nombrada Sargento Mayor, junto a sus tres hijas apresó a un general y a 12 soldados ingleses. Colaboraron muchas mujeres en esas jornadas.
El 25 de mayo de 1809 en la Audiencia de Charcas el pueblo amotinado se apoderó de la sala de armas y artillería. Pizarro tuvo que renunciar. Rechazaban los requerimientos de José Manuel Goyeneche (enviado por La Junta de Gobierno de Sevilla, estando España invadida por Napoleón). Se produjeron dos alzamientos en los que participaron numerosas mujeres que fueron brutalmente reprimidas al igual que los varones, destacándose Vicenta Eguino, declarada líder de esas jornadas. La Sra Lamoine fue nuevamente apresada y desterrada a Oruro, y en el calabozo contrajo una cruel enfermedad.
Casimira de Ussoz y Mofi sufrió persecución y ultrajes y fue afrentada públicamente con una mordaza por haber exaltado desde un balcón a los cholos para el asalto al cuartel. Rosa Sandoval de Abesia, Fortunata y Teresa Orgaz Melean también fueron perseguidas por causas similares.
En mayo de 1812 un grupo de mujeres salió a defender la ciudad de Cochabamba. Sacaron del arsenal cañones y fusiles y se fueron al cerro San Sebastián armadas también con palos y barrotes. Su lema: “morir antes que rendirse”. Ese 27 de mayo Goyeneche mandó a matar a las treinta mujeres.
En 1825 Vicenta de Eguino fue declarada heroína por Bolívar. Ella en secreto, en su casa, armó una fábrica de municiones donde trabajaron muchas criollas, mestizas e indígenas. Las mujeres dominaban el quechua y contactaban con los indios para lograr su incorporación a la lucha. Mujeres que la acompañaron en las acciones: Simona Manzaneda, Ursula Goizueta, Manuela Campos y Seminario de Lauza, María Dolores Mantilla, María Manuela Sagárnaga, Juana Manuela de la Sota y Parada, Manuela Durán, Tomasa Murillo Durán entre otras. Muchas sufrieron castigos, destierros y humillaciones por sus ideales, por participar y por ser mujer.
En Potosí las hermanas Juana Y Mercedes Cuiza fueron emisarias y correo del ejército patriota; los realistas les propinaron 200 azotes en la plaza pública y las ahorcaron para escarmiento de las demás. No obstante Mercedes Tapia, Marcelina Casteló, Gregoria Matos, Magdalena Nogales también colaboraron con las tareas del ejército y hasta algunas manejaron cañones. Juana Azurduy se incorporó a la lucha anticolonialista en calidad de soldado. Adiestraba a las mujeres en el manejo de armas y montaban a caballo. Única mujer que condujo caballería y estuvo al frente de tropa sin tener instrucción militar (se formó peleando junto a su esposo Manuel Atencio Padilla) y organizó un ejército de Leales a la causa de la revolución. Formó sus escuadrones casi con 10.000 indígenas, gran parte mujeres. Perdió a sus cuatro hijos en el campo de batalla y luego a su esposo. Sobrepuesta al dolor participó en Tarabuco donde arrebató un estandarte a un coronel enemigo; en 1816 fue declarada Teniente Coronel del Ejército de los Decididos del Perú por el gobierno del Río de la Plata. Murió en 1816 en Sucre en absoluta soledad.
Fundadoras de la Sociedad Patriótica: Teresa de Quintana, Remedios de Escalada, María de la Quintana, Ramona de Esquivel, María Sanchez de Thopson, Petrona Cárdenas, Rufina de Orma, Isabel Calbimonte de Agrelo, María de la Encarnación Andonaegui, Magdalena Castro, Angela Castelli de Igarzábal y Carmen Quintanilla que pertenecían a los grupos acomodados y procuraban dinero y otros apoyos para sostener la causa.
Ejército del Norte: junto a Belgrano pelearon en Salta, Tucumán y éxodo jujeño mujeres del pueblo que se unían a cada paso para desempeñar diversos roles. Entre las más conocidas Martina Silvia Gurruchaga, María Elena Alurralde de Garmendia, María Remedios del Valle y Pascuala Balvás. Terminaron sus días en la absoluta pobreza.
Con Martín Guemes participó su hermana Magdalena (Macacha), Carmen Puch su mujer, Isabel Araoz de Aguirre y Loreto Sanchez de Frias. Macacha comandó la sublevación del pobrerío junto a los gauchos que defendieron la patria.
En el Ejército de San Martín se alistó Pascuala Meneses con nombre de varón hasta ser descubierta cumplió tareas como el resto de la tropa. También muchas otras mujeres participaron en las gestas sanmartinianas.
Esta historia de protagonismo social y político femenino, que los sectores dominantes se empeñaron en ocultar, está latente; así emergió en varios momentos, como ejemplo durante la dictadura del 76, en la gesta de Malvinas y en cada crisis del país; juntamente y ensamblado con la formación y desarrollo de un gran movimiento de mujeres de lucha por derechos específicos camino a la igualdad.
Por Perla Welner
Bibliografía: Berta Wexler, María E. Oviedo, Graciela Sosa historiadoras.