Coparticipación: el kirchnerismo mantuvo silencio luego de la medida de Alberto Fernández y espera una definición de Cristina Kirchner para ordenarse
El kirchnerismo se mantuvo en silencio después de la decisión de Alberto Fernández de desobedecer el fallo de la Corte Suprema. Esperan una definición de Cristina Kirchner, que habla el martes en Avellaneda, como dejó trascender, sugestivamente, horas antes de que se conociera el polémico comunicado de la Casa Rosada y los gobernadores del PJ publicado el jueves por la noche. Aún tienen dudas sobre la firmeza de la medida, aunque por lo bajo dejaron entrever una complaciente aprobación a la determinación del Presidente, que, además, fue acompañada y es monitoreada por el principal delegado de la Vicepresidenta en Balcarce 50, el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro.
En La Cámpora recibieron con sorpresa la decisión del Presidente, que leyeron en distintos sentidos. Por un lado, como una señal favorable a la postura de Cristina Kirchner contra la Justicia, pero también un aval a la candidatura de Axel Kicillof y una señal de firmeza en el liderazgo de Alberto Fernández frente al cuestionado Poder Judicial que ya se habían cansado de aguardar. “Nadie lo esperaba, pensábamos que iba a arrugar”, dijeron el viernes por la tarde desde las oficinas de un alto referente de la fuerza que conduce Máximo Kirchner.
De todas formas, no todo es complacencia. A pesar del visto bueno, en el camporismo no confían en Alberto Fernández, y hasta ayer no se atrevían a brindar apoyo explícito a la festejada decisión. “Con Alberto no se pueden poner las manos en el fuego. Después él retrocede y te deja expuesto en el frente”, metaforizó un referente K.
La articulación dentro del kirchnerismo duro, sobre todo en las últimas semanas, tampoco está en su mejor momento. El espacio funciona en compartimentos separados debido a las internas que atraviesan también a ese espacio, que se resumen en la insistente desaprobación de Máximo Kirchner sobre la gestión de Axel Kicillof y se vislumbran en las aspiraciones, aún vigentes, del jefe de Gabinete local, Martín Insaurralde, para sucederlo. Es en parte por ese motivo que no tenía una estrategia conjunta y preparada para la definición respecto de la decisión de la Corte Suprema.
Por lo pronto, para ordenarse, esperan el discurso que brindará en la tarde del martes Cristina Kirchner en Avellaneda, el distrito que conduce el recién regresado Jorge Ferraresi. El ex ministro de Vivienda de Alberto Fernández logró ser el anfitrión del último acto del año de la Vicepresidenta -el anterior fue en La Plata, por el Día del Militante- aunque como es habitual, nadie sabe qué dirá. En su entorno pronostican que el fallo de la Corte y, quizá, la respuesta de la Casa de Gobierno, serán los temas centrales. “Ella se había quedado con ganas de hablar cuando se postergó lo del Grupo de Puebla. Con lo de la Corte era muy probable que volviera en un acto”, interpretó un alfil del kirchnerismo.
De hecho, Cristina Kirchner dejó saber que hablaría en público el jueves por la tarde, al día siguiente de que se conociera la decisión de la Corte, y horas antes de que Alberto Fernández se plantara frente al máximo tribunal, presionado por los gobernadores, y especialmente por Axel Kicillof. Por eso, hay cierta expectativa en la Casa Rosada de que la desobediencia a la Justicia genere cierto grado de unidad.
Aunque la medida de Alberto Fernández, creen en el kirchnerismo, no se debió a su propia iniciativa, sino a la presión de los gobernadores, que actuaron en bloque frente a la sentencia que favoreció a Horacio Rodríguez Larreta, con Kicillof y el chaqueño Jorge Capitanich como los defensores más férreos de la embestida. De todas formas, no están seguros de que se mantenga en pie. “Si da marcha atrás, se pudre todo”, amenazó un funcionario bonaerense de la órbita de Axel Kicillof.
En la gobernación de la Provincia aseguran que Kicillof tuvo un rol central en la estructuración de la estrategia frente a la Corte. Pero destacan como mayor activo el hecho de que el resto de los gobernadores hayan brindado su apoyo, a pesar de las fuertes críticas. Lo consideraron un primer mojón sobre los posicionamientos en la carrera proselitista del año que viene, que a través de la defensa de los fondos bonaerenses y del gobernador kirchnerista, parecen ubicarse detrás de la figura de Cristina Kirchner. “Los peronistas, aunque estemos divididos, tenemos una identidad que al final nos termina aglutinando. En este caso, todos se alinearon detrás de Axel, por los fondos”, analizó un funcionario bonaerense.
La mayor parte de los mandatarios provinciales desdoblaron sus elecciones frente a la pésima performance del gobierno nacional en las encuestas. Pero eso no significa que se hayan desentendido de la pelea nacional. El rechazo a la Corte Suprema, aunque tiene serias consecuencias institucionales, fue una forma de apuntalar a un PJ desgastado frente a un 2023 que se perfila complicado por el nivel de competitividad de los candidatos de Juntos por el Cambio, admitieron en una de las provincias.
Además del respaldo por los fondos coparticipables, detrás de la decisión de los gobernadores hubo también una señal de apoyo a la pelea de Cristina Kirchner contra la Justicia, aunque hay matices. De hecho, esa no es la posición de todos los caciques justicialistas: algunos, reacios a que se los relacione con las denuncias de “lawfare”, remarcaron que se encolumnaron en defensa de Kicillof exclusivamente por la pelea por la coparticipación. “Si perdemos la provincia, perdemos la Nación. No es momento para tibiezas”, sostuvieron en uno de los distritos.
Sergio Massa, que se perfila como candidato a Presidente del oficialismo el año que viene, se mantenía al margen de la pelea. Pero ni Alberto Fernández ni Cristina, ni Máximo Kirchner le exigían que se expidiera. “Él se tiene que ocupar de bajar la inflación. Si logra eso y que esto no explote, creemos que es muy posible que sea el candidato”, dijeron desde las filas del kirchnerismo.
Para el ala dura del Gobierno fue una semana triunfal, por la fuerte señal de Alberto Fernández contra la Corte Suprema y por el aglutinamiento de los gobernadores detrás de una postura crítica de la Justicia. A pesar de que la oposición puso el grito en el cielo y empezaron a actuar en la Justicia para asegurar el cumplimiento de la Constitución, cerca de Cristina Kirchner festejaban. Aunque, por tratarse de una medida tomada por el Presidente, aún lo hacían en voz baja.
El lunes se sabrá si Alberto Fernández mantiene su postura, o si la Navidad en Olivos le hace cambiar de opinión. Ese día, el Ministerio de Economía debería enviar el pago de la coparticipación ajustado al fallo de la Corte que le dio la razón a Rodríguez Larreta.
Fuente: Infobae