Costa Rica: este domingo en segunda vuelta se define el futuro del país
El expresidente de centroizquierda José María Figueres y el exministro de Hacienda conservador Rodrigo Chaves pulsearán este domingo por la Presidencia de Costa Rica, en una segunda vuelta con final abierto por la alta disconformidad con las propuestas que señalan las encuestas.
Aunque fue ministro de Hacienda del Gobierno saliente, Chaves, de 60 años y del Partido Progreso Social Democrático (PPSD), se presenta como el cambio, mientras que Figueres, de 67 años y del Partido de Liberación Nacional (PLN), busca explotar la idea de su experiencia para gobernar.
Fueron los dos primeros en los comicios del 6 de febrero, ambos por debajo del 40% de los votos, y delante de otros 23 candidatos, una suma inédita en la historia democrática del país.
Figueres logró el 27,26% de los votos válidos y Chaves le sucedió, con el 16,7%.
Quien gane este mano a mano, asumirá un país estable democráticamente, pero aquejado por una severa crisis financiera y social.
Líder en el ranking global de felicidad 2018-2020 en América Latina y en activismo ambiental, la pandemia de coronavirus aumentó el desempleo (14,4% en 2021), la pobreza (23% en 2021) y una deuda pública equivalente al 70% del PBI, situación que encendió alarmas de organismos multilaterales.
La pandemia también afectó duramente al turismo, uno de sus principales motores económicos.
Más de 3,5 millones de votantes, de una población total de 5 millones, están habilitados para escoger al sucesor del presidente Carlos Alvarado.
Figueres gobernó entre 1994-1998 y es hijo del emblemático exmandatario José Figueres Ferrer, quien abolió el Ejército en 1948.
Este ingeniero industrial formado en la Academia Militar de West Point, Estados Unidos, vende justamente que es el heredero modernizador del legado de su padre, y que tiene los contactos internacionales para reposicionar al país.
Lo de los contactos suena sólido: hasta el 2004, el candidato fue el titular del Foro Económico Mundial. Su lema: “Volvamos a tener un presidente».
Chaves, en tanto, es un economista, exfuncionario del Banco Mundial, que vivió muchos años en el exterior y recién regresó al país en 2020.
Su entrada al balotaje no deja de ser una sorpresa y, también, un llamado de atención para las fuerzas tradicionales: llegó con un partido nuevo, después de 30 años de vivir en el exterior y con un discurso que llama a renovar la elite política, aunque fue ministro de Hacienda de la actual administración.
No la tendrá fácil si se impone este domingo: su bloque tendrá en la Asamblea Legislativa apenas 10 bancas de las 57 del cuerpo. Su lema: «Hagamos de Costa Rica el país más feliz del mundo de nuevo”.
Modelo de democracia consolidada, en Costa Rica el voto no es obligatorio y a una abstención habitualmente alta -cerca del 30% en las últimas seis elecciones presidenciales- se suma ahora cierta disconformidad de los votantes con las propuestas en pugna.
Una de las últimas encuestas del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica mostró que el 73% de los entrevistados no se identifica con ninguno de los dos postulantes.
Para peor, la última semana de campaña coincidió con los tramos finales de las eliminatorias al Mundial de fútbol Qatar 2022, y el representativo nacional peleará su chance de jugarlo en un repechaje ante Nueva Zelanda. Ya sabe que, si pasa, en su zona estarán Alemania, España y Japón.
Quien se imponga en el balotaje de este domingo asumirá el 8 de mayo como el nuevo jefe del moderno Palacio Presidencial de 1980.
Los comicios –que serán de 6 a 18 (9 a 21 en la Argentina)- servirán para elegir al 18vo mandatario desde que rige la Constitución de 1949. Y será el tercer balotaje consecutivo.
Tras el golpe que significó la pandemia, a quien suceda a Alvarado le espera una economía en tenue recuperación, con un crecimiento de 3,5% para este año, según la estimación del Banco Central, una cifra nada espectacular pero sí una base importante para superar una tasa de desempleo inédita para el país.
Buena parte del futuro económico, al menos en el corto plazo, tendrá que ver con la deuda que Costa Rica tiene con el FMI.
Fuente: Télam