La titular del Sindicato del Vestido quedó mal parada en una entrevista de radio
Durante la semana que pasó se pudo conocer un audio en el que se escucha a la secretaria General del Sindicato del Vestido, Claudia Pereyra, en una entrevista con una radio local. La dirigente rechazó de plano cualquier medida de lucha que favorezca a los intereses de la clase que ella debería defender, y de manera escandalosa hace declaraciones como si fuera una fiel y leal representante de la patronal. Todo en referencia al último paro de los obreros de Ansilta.
En la fábrica Ansilta los obreros se levantaron en contra de la patronal, quien no le paga los salarios y menos les otorga aumentos. Pero también apuntaron a una dirección sindical que no contempla sus necesidades y reivindicaciones. Que asume una postura en defensa de la patronal, antes que de la de sus propios compañeros.
Sobre esta lucha que realizaron las y los operarios en la puerta de la empresa, un periodista llamo a Pereira para consultar sobre la situación. Ella, sin ningún tipo de vergüenza confesó que “el Sindicato del Vestido no estuvo en ese lugar, no hicimos ningún tipo de reclamo. Fue un grupo de trabajadores de la empresa Campamento S.A. que confecciona las prendas de Ansilta que se reunieron con unos abogados que están en toda la provincia y tienen la misma modalidad y el mismo discurso. Son de la Corriente Clasista y Combativa”. De esa manera Pereyra acusó a los letrados, y a una agrupación de trabajadores, como si fueran estos los generadores de la crisis y los bajos salarios.
Sobre el reclamo de los trabajadores, la dirigente dijo que a ellos no les corresponde estar ahí. Además, que no eran todos los que querían manifestarse, sólo una parte. “El sindicato tiene que representar a todos, no a un grupo. El paro que hicieron fue ilegal. Para que sea legal antes deben declinar la vía administrativa para después, que la Subsecretaría de Trabajo diga que ya se agotaron todas las vías y que ahí recién se puede ir al paro”, señaló de manera contundente.
Las paritarias del vestido son nacionales y se cerraron en octubre. Pereyra, desconociendo la realidad de los trabajadores que supuestamente representa, aseguró que “la empresa el 30 de ese mes pagó el aumento que marcó el convenio colectivo de trabajo” y agregó que “no les está debiendo los sueldos, está al día y está cumpliendo con la ley”. No obstante, eso, Pereyra confesó que el gremio sabe que la empresa tiene hasta el 31 de enero del 2021 plazos para solucionar los temas. “En realidad es uno: la recategorización de los trabajadores. Entonces, me parece una medida extrema que haya paro, es arbitraria. Si la empresa no está en ningún incumplimiento”.
Ante la sorpresa e insistencia del periodista, por la liviandad con la que tomaba la dirigente sindical el pedido de aumento salarial de los trabajadores, Pereira terminó de asumir la representatividad de la empresa y agregó “no les deben nada, más allá que quieran cobrar más. Los trabajadores están superequivocados con el tema que ellos están cobrando menos de lo que sale una prenda de esa empresa, no se fijan así los salarios chicos”, dijo.
“Hay que ser más coherentes con la realidad. Si la empresa está al día, por más que los trabajadores quieran otra cosa, la empresa está en su parte legal”, insistió.
Otro argumento que utilizó la dirigente sindical, surgida hace muchos años del propio seno de la clase obrera, es sobre los métodos de lucha. “Se creen impunes. Cortar una calle no está bien, no es legal. Con todas estas medidas peligra la fuente laboral en blanco, difícil de conservar hoy en día. Entonces son graves las medidas que han tomado”, dijo casi como anticipando una reacción de la empresa y con un tono como de vocera. Pereyra desconoce la inmensa, rica y formidable historia de lucha del movimiento obrero argentino desde su surgimiento. Desconoce, o se olvidó, del sendero recorrido para obtener los derechos laborales. Derechos que ella no defiende.
También tuvo oportunidad para apuntar de manera macartista contra la Corriente Clasista y Combativa, la organización sindical y social que a lo largo y ancho del país existe desde hace 26 años. “Esta gente de la CCC anda buscando por todos los ‘rubros’. Siempre hacen esta misma jugarreta”. Y definió la supuesta “jugarreta”, como sinónimo de participación y democracia, que para algunos es bueno y sin duda para ella es malo, con los siguientes términos: “La gente se siente protagonista, pero cometen errores que les pueden costar los puestos de trabajo”, y volvió a reiterar su advertencia como si estuviera sentada en el despacho de recursos humanos de la empresa.
El audio continúa y hasta da una insólita explicación de por qué no hay cuerpo de delegados en la empresa. Lo cual es coherente con su preocupación, no le gusta que a la gente la hagan sentir “protagonista” y el cuerpo de delegado es eso, una forma añeja pero muy eficaz para que los trabajadores se organicen.
Claudia Pereyra es sólo un eslabón más en esta cadena de dirigentes traidores a su propia clase. Ella habla en términos legales o racionales cuando se trata de la vida de un obrero o una obrera de fábrica, de sus condiciones de trabajo y de sus reivindicaciones. Habla con distancia de los obreros que trabajan durante la pandemia por un salario de pobreza. Pero, a pesar de su indignación, está demostrado que la gente quiere ser protagonistas cuando se trata de luchar por un mejor futuro para sus familias.