La concentración económica en la industria farmacéutica
Por Guillermo Alamino
En las últimas semanas hubo un incremento de precios desmedido en bienes farmacéuticos (como barbijos y alcohol gel) producto de la pandemia del COVID-19 o Coronavirus ¿Por qué podría suceder esto? Una de las respuestas es la concentración existente en la cadena de valor de medicamentos y la falta de controles efectivos por parte del Estado.
La industria de fármacos está compuesta por la siguiente cadena de valor: investigación y desarrollo, producción (laboratorios), distribución (distribuidoras) y comercialización (droguerías, farmacias, etc). Fundamentalmente, las etapas de producción y distribución poseen un nivel alto de concentración.
Respecto a la primera, los laboratorios afiliados en el Centro Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos (CILFA) representan el 50,3% de las ventas totales de medicamentos a través de farmacias, teniendo en cuenta que hay 4 cámaras empresariales, según la Comisión Nacional en Defensa de la Competencia (CNDC). Si consideramos que existen entidades adeptas a más de una asociación empresarial, la participación de los laboratorios agrupados en CILFA asciende al 56,2%.
Aunque persisten 230 laboratorios y ninguno logra acaparar al 10% del mercado, muchos tratamientos requieren de activos que son brindados por un solo oferente, como por ejemplo monodrogas para enfermedades oncológicas o VIH, tal como puede verse en el siguiente cuadro:
Framacia
Fuente: Comisión Nacional de Defensa de la Competencia
En el caso de la repartición de fármacos, el 80% del mercado de medicamentos ambulatorios se encuentra concentrado en cuatro distribuidoras, que tienen como accionistas a los principales laboratorios nacionales y extranjeros: Rofina (del mismo grupo que los laboratorios Roemmers, Investi, Nova Argentia y otros), Farmanet (cuyos accionistas son Gador, Novartis, Casasco y Boehringer), Disprofarma (del Grupo Bagó) y Globalfarm (propiedad de Bristol Myers Squibb, GlaxoSmithKline, Janseen Cilag, MSD Argentina, Merck, Sharp & Dohme y Laboratorios Temis Lostaló), según la CNDC. Este conjunto de firmas tiene como clientes a 100 laboratorios, es decir el 30% que comercializa mediante el canal de farmacias.
Esta realidad repercute en los precios finales y en la posibilidad de acceder a remedios esenciales para la salud. Durante el año 2018 la canasta básica de medicamentos aumentó un 26%, mientras que el IPC (de fármacos) había alcanzado un alza del 20%.
Por otra parte, el Ministerio de Economía afirma que hay alrededor de 445 droguerías registradas, de las cuales cuatro reúnen cerca del 70% del mercado: Droguería del Sud, Droguería Monroe Americana (Grupo Gomer), Droguería Suizo Argentina y Droguería Barracas.
La presencia de monopolios es una constante en diversos sectores de la economía nacional. Instituciones como Defensa del Consumidor y la CNDC podrían tener una mayor inspección en el cumplimiento de los derechos de la ciudadanía. Es deber del Estado poner límites a la concentración económica para evitar el empobrecimiento de la sociedad y el crecimiento de la desigualdad.
FUENTE: ESCRITOS EN LA NUBE – BLOG DE GUILLERMO ALAMINO