COVID-19, CUARENTENA, CONVIVENCIA
Situación de las mujeres, hogar, convivencia y violencia en el marco de la pandemia
La crisis económica, en los últimos años, se incrementó de manera considerable: cierre de empresas, trabajo en negro, contratos temporarios, poca paga, tarifazos, aumento de precios de alimentos, desocupación, pobreza; y recortes en programas sociales, salud y educación. Esto generó mayor impacto y conflictividad en la vida de las mujeres, que sigue siendo, en alto porcentaje, el principal sostén emocional y organizador de la familia. Con ayuda o no, las tareas de la casa, el cuidado de hijos, adultos mayores, están en su agenda cotidiana. Y debe resolver a la vuelta del trabajo sea formal, cuentapropista o de servicios. Por eso se dice que la mujer tiene doble jornada laboral, ambas muy complicadas.
La gran participación social, política y gremial de la mujer en estos años le significó cambios y avance sobre su rol único o principal de ama de casa; hoy decide trabajar, capacitarse, emprender en pos de mayor sustento e independencia económica. Al salir de casa se visibilizaron sus desigualdades y con la fuerza del movimiento de mujeres argentinas se lograron conquistas importantes con la sanción de leyes específicas sobre sus derechos, que aún no se implementan plenamente por falta de decisión y comprensión política para ello. Con la esperanza puesta en revertir esta situación cientos de mujeres tomaron en sus manos la campaña electoral para garantizar el triunfo de Fernández-Fernández.
A poco andar se origina la pandemia por el CONAVID, situación que afectó a la población en general y volvió más compleja la situación de las mujeres, profundizando los problemas existentes. Las medidas tomadas por el gobierno nacional y los provinciales fueron acertadas y necesarias, pero cada sector social sobrelleva la cuarentena, de distinta forma según sus condiciones de vida, si tiene garantizado un ingreso mensual, si es trabajadora informal; cuentapropista, trabajadoras domésticas, etc; si la casa es grande o pequeña, todo incide en la relación del grupo conviviente. En condiciones de aislamiento se agravó el problema específico que atraviesa todos los sectores, que es la violencia contra la mujer, debido a la acumulación de tenciones. Una cosa es una pareja con objetivos de vida comunes que deciden y dirimen sus diferencias por consenso; otra es donde predominan relaciones de poder, control y subordinación. Así muchísimos casos de golpizas graves y 30 femicidios sucedieron durante la cuarentena.
Desde el gobierno nacional y luego el provincial se tomaron medidas para enfrentar la pandemia, para resolver el hambre más urgente, entre otras medidas importantes. Pero la prevención de la violencia de género, no se abordó en los ámbitos de discusión como un tema político junto a las demás temas y medidas. Rápidamente, el reclamo de los movimientos de mujeres no se hizo esperar en todo el país; se insistió en declarar la emergencia en violencia, ya presentado y no tratado durante el gobierno anterior.
Desde el Ministerio de las mujeres, género y diversidad se tomaron medidas. En San Juan también el reclamo tuvo respuestas pero no se han generado cambios significativos que permitan el abordaje en profundidad: la prevención, asistencia y seguimiento con perspectiva de género. Si bien ante los llamados, también de vecinos, acuden de inmediato, hay importantes debates pendientes con funcionarios y con la sociedad sobre las causas de la violencia contra la mujer y su abordaje. Teniendo en cuenta que la mayoría de los casos ya tienen antecedentes registrados se debió, rápidamente, desde las áreas mujer de cada municipio, realizar un monitoreo, seguimiento a cada una de las víctimas de violencia; y lanzar públicamente herramientas de fácil acceso apuntando a la prevención.
La solidaridad de los sectores populares una vez más fue notoria en la pandemia y las mujeres con creatividad y gran esfuerzo estuvieron a la cabeza de resolver alimentos, barbijos, material de trabajo escolar, etc. Y la comunicación permanente entre las compañeras por el tema violencia y salud reproductiva (anticonceptivos y profiláctico) estuvo activa. Esto dio por resultado la rápida acción desarrollada en favor de proteger la vida de Vanesa, secuestrada por su ex pareja que tenía restricción de acercamiento.
Los derechos de las mujeres integrados a las políticas generales son deuda pendiente. Y consideramos que la mayor participación de las mujeres en todos los ámbitos del quehacer laboral, social, político en igualdad de condiciones, junto con el cumplimiento de la legislación vigente, con los programas que contienen, la designación de promotoras territoriales, entre otras medidas, y desde ya, con el presupuesto para implementarlo, irá en camino de avanzar sobre este flagelo.