«LIBRE MERCADO» O POLÍTICAS POPULARES
Cuando el mundo está en crisis, el liberalismo se desmorona como castillo de arena
La grave situación sanitaria que atraviesa la humanidad, debido a la aparición del COVID-19 (Coronavirus), llevó a todos los países del mundo a tomar medidas sanitarias, de seguridad y económicas en diverso grado, con distintas intencionalidad políticas e ideológicas y que tienen resultados diferente y tendrán diversas implicancias para el futuro de la humanidad.
Esta crisis también, como toda crisis, interpela a las teorías, las perspectivas y las propuestas, tanto en lo económico como en lo político, globalmente. En estos momentos es cuando se ponen a prueba, ante la mirada de millones y millones alrededor del mundo, el resultado práctico que estas ideas pueden garantizar para resolver los graves problemas suscitados.
En los países donde el ‘liberalismo económico y político’ es la principal expresión- en realidad la manifestación en el gobierno de las grandes empresas monopolistas-, tal el caso de EEUU, Reino Unido, Italia, Brasil, España para citar los principales, los resultados en cantidad de infectados por el virus y muertes a causa del coronavirus son muy altas, además, las cifras siguen aumentando y las perspectivas en esos lugares no son para nada alentadoras. Casos particulares son el de los chinos y los rusos, países donde impera un capitalismo monopolista de Estado, con gobiernos centralizados y autoritarios, las medidas de las clases dominantes han sido más rápidas para enfrentar la pandemia, pero se desconfía, por el ocultamiento de datos,- y se publican datos alentadores.
En todos esos países la reacción frente a la pandemia primero fue la de negar el problema como una cuestión social, se lo relativizó y mantuvo la actividad económica normal para no desalentar o frenar la economía, se discriminó la epidemia como un caso que afectaba sólo a China. Luego entraron en ‘pánico’ cuando la pandemia se descargaba como una tempestad incontrolable sobre sus países y sus economías, y por arte de magia, apareció el Estado para supuestamente salvar a todos. Es desde ya una visión liberal, no humana, puramente economicista de mirar un problema de esta envergadura, como el Covid-19. Pero el liberalismo y el Estatismo van unidos como la ‘uña al dedo’ cuando de salvar al sistema de opresión capitalista se trata. No se debe confundir Estatismo con socialismo.
Ahí está, como ejemplo palmario, el debate en el Senado de los EE.UU. sobre qué salvar primero: la economía del capital o la población. En este país el problema sanitario está librado al mercado, a las prepagas, a los seguros asistenciales, es decir se lo toma como un tema individual y, por ende, su resolución se deja librado a la buena ventura de cada persona. Esta mirada individual, esa mirada estrictamente individualista no les permite ver ni entender que este caso del Covid-19 es un problema colectivo, por tratarse de una pandemia altamente contagiosa. Los ‘liberales dicen: la fórmula debe ser «todo el mercado posible, todo el Estado necesario» y debe ser aplicada de manera flexible y con conciencia de los riesgos y los potenciales beneficios de cada contexto. Para ellos primero están las empresas, luego los trabajadores y el pueblo.
A la vista está que la propuesta planteada por Donald Trump para enfrentar la crisis sanitaria en los EEUU está muy lejos del liberalismo que tanto pregonan.
Analizando otro caso está el de el Reino Unido de Gran Bretaña cuyo primer ministro Boris Johnson al principio de la propagación de la pandemia planteo que en el Reino Unido morirán unas 100.000 personas en el mejor de los casos o 500.000 en el peor de los casos, pero que la economía no se puede detener, por ende no se tomarían medidas drásticas a nivel nacional para enfrentarlo. Hoy la situación demostró el desastre de esta postura, la cual el gobierno británico viene modificando, paradójicamente hoy los medios de comunicación del mundo anuncian que Johnson dio positivo en su test de coronavirus.
Pero los gobernantes de estos países, potencias, que nombrábamos arriba, no utilizan el Estado en tiempos de crisis para salvar a la humanidad, no les importa cuántos mueran por la causa del virus, hacen un balance de ‘costo beneficio’. Lo utilizan sí, para salir lo más rápido e inmunes posibles de la crisis para ganarles al ‘enemigo’, rival imperialista que tienen enfrente.
Lamentablemente países menos desarrollados se han sumado a estas ideas, algunos con gobernantes más progresistas, como México y otro con ideas muy de derechas, fascistas, como Brasil. Estas políticas de privilegiar el mercado antes que la calidad de vida de sus poblaciones, traen sus consecuencias en términos sociales y nunca han dado resultados.
Pero este problema de cómo afectan y afrontan los países dependiente, oprimidos por las grandes potencia queda para una próxima nota.
Raúl Silva
Para la Redacción de Protagonismo Popular
San Juan