El gobierno de facto de Bolivia sumó un nuevo capítulo a su largo historial de irracionalidades
El gobierno de facto de Bolivia dio una muestra más de la irracionalidad que caracteriza a su gestión. Luego de que la Asamblea Legislativa votara a favor de la censura del ministro de Defensa, Fernando López, por no presentarse a ninguna de las tres audiencias requeridas para dar explicaciones por las masacres de Sacaba y Senkata, el gobierno interino de Jeanine Añez decidió destituirlo el lunes a través de un decreto ejecutivo, cumpliendo con lo establecido por la Constitución. En su lugar nombró de manera provisoria a otro militar, Ramiro Peñaloza. Pero este martes, pocas horas después, ratificó a López en el cargo.
«Ministro, siga trabajando con el mismo patriotismo, le ratifico mi confianza», dijo Jeanine Añez al tomarle juramento por segunda vez a Fernando López, quien había sido desafectado de la cartera de Defensa 24 horas atrás. «Su trabajo es muy importante para consolidar la democracia y la pacificación», agregó la presidenta interina.
Más adelante, en su breve discurso, justificó la llamativa restitución de López por una supuesta «desestabilización» que nace en la dirigencia del Movimiento al Socialismo (MAS). «Luis Arce y Evo Morales no conseguirán su propósito de generar caos y confrontación, esos tiempos han acabado. no me rendiré ante quienes han puesto en riesgo la democracia «, expresó Añez.
López había sido convocado una semana atrás, por tercera vez, a una interpelación en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Tal como sucedió en el resto de las audiencias, no asistió. En todos los casos argumentó que debía cumplir con compromisos vinculados a su cargo.
Luego de la moción de censura dispuesta por el Parlamento el pasado 7 de marzo, la senadora del MAS y presidenta de la Asamblea Legislativa, Eva Copa, pidió que se respete la Constitución, que establece que un ministro censurado debe ser destituido, al remarcar que la ausencia de López fue «injustificada en todos los casos».
Añez se resistió a acatar la decisión del Congreso durante el fin de semana, pero cedió el lunes. A través de un decreto presidencial, obedeciendo a la presión social y apelando a un aparente apego a la Constitucion, la presidenta interina dejó sin efecto el cargo de López, sin emplear términos como cese o destitución, a través de un decreto ejecutivo
Desde la destitución hasta la posterior «reposesión» de López, el general de División del Ejército, Ramiro Peñaloza, ejerció temporalmente y por unas horas como ministro de Defensa. Peñaloza comenzó a ejercer su cargo temporal con la posesión de representantes de las Fuerzas Armadas que cumplirán sus funciones hasta 2021. Horas más tarde, Peñaloza volvería a su cargo de viceministro.
Fernando López había asumido la titularidad de la cartera de Defensa en un momento particularmente conflictivo en Bolivia, luego de la renuncia forzada del expresidente Evo Morales por la fuerte presión de las fuerzas armadas y grupos civiles de ultraderecha. Por aquellos días de noviembre de 2019, la presidenta interina decidió sacar a los militares a las calles para contener las protestas que rechazaban la ausencia de Morales en el poder.
Pero eso no fue suficiente, ya que Añez terminó de darle su respaldo a la casta militar con la firma del decreto 4078, el pasado 14 de noviembre, que eximía a las fuerzas armadas de responsabilidad penal para reprimir las movilizaciones contra el golpe de Estado. El polémico decreto finalmente quedó sin efecto semanas más tarde, por la fuerte presión nacional e internacional, incluyendo a organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH ).
Mientras tuvo vigencia, ese decreto constituyó el marco legal para que se dieran las masacres de Senkata y Sacaba. El saldo de ambas tragedias fue de al menos 36 muertos y cientos de heridos y detenidos.
(FUENTE:PAGINA 12 )