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Europa da el primer paso para una posible ruptura del acuerdo nuclear con Irán

El histórico acuerdo internacional para impedir que Irán disponga de armamento nuclear se tambalea. Francia, Alemania y el Reino Unido, las tres potencias europeas firmantes del pacto sellado en 2015, han activado este martes por primera vez el llamado mecanismo de resolución de disputas, un instrumento que puede abocar al abandono del acuerdo y a la reimposición de sanciones contra Irán si las dos partes no resuelven las diferencias.

Tanto el alto representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, como los tres Gobiernos europeos (E3) implicados han asegurado que el objetivo es preservar el acuerdo suscrito con Teherán, conocido como JCPoA (Plan de Acción Integral Conjunto, nombre técnico del acuerdo). Pero la escalada de tensión en la zona desde el asesinato del general iraní Soleimani por parte de EE UU y el derribo de un avión comercial ucranio en el aeropuerto de la capital iraní con 176 víctimas ha generado una inestabilidad que no permite descartar ningún desenlace. EE UU, que se retiró del acuerdo tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, presiona para que Europa también lo abandone.

«No nos ha quedado otra opción, dadas las acciones de Irán, que registrar hoy nuestra inquietud sobre el hecho de que Irán no está cumpliendo los compromisos previstos en el JCPoA y remitir este asunto a la Comisión Conjunta del Mecanismo de Resolución de Disputas», han señalado los ministros de Exteriores de Francia, Alemania y Reino Unido en un comunicado conjunto.

El primer paso hacia una posible ruptura del acuerdo llega tras la advertencia cursada a Irán el pasado domingo por el presidente francés, Emmanuel Macron; la canciller alemana, Angela Merkel, y el primer ministro británico, Boris Johnson. Los tres líderes exigieron a las autoridades iraníes que «vuelvan al cumplimiento total del acuerdo» y que cesen en las violaciones de los compromisos cometidos desde julio de 2019.

La última violación, según los socios europeos, se cometió el pasado 5 de enero (dos días después del ataque contra Soleimani), cuando Irán se declaró liberada de las restricciones previstas para su programa de enriquecimiento de uranio. Esa decisión, según Berlín, París y Londres, es la espoleta que ha desencadenado la apelación al mecanismo de resolución de disputas.

El mecanismo concede plazos bastante exigentes para dirimir las diferencias. La Comisión Conjunta dispone de 15 días para hacer una primera valoración, aunque ese plazo se puede extender por consenso. La revisión podría elevarse también a nivel ministerial, con otros 15 días para que los ministros se pronuncien. O se podría buscar el veredicto de un panel ad hoc, formado por tres miembros (uno por cada parte más un tercer independiente). Si la disputa no se resuelve, las partes pueden abandonar el acuerdo y el expediente se eleva al Consejo de Seguridad de la ONU, que podría restablecer las sanciones contra Irán.

A pesar de todo, las potencias europeas se muestran dispuestas a hacer todo lo posible para preservar un acuerdo. Europa no solo considera vital el pacto para evitar que Irán se dote de armamento nuclear sino que lo considera también como un testimonio imprescindible del orden multilateral que Trump pretende destruir. La Unión Europea confía en que Rusia y China, los otros firmantes del JCPoA, colaboren en salvar el acuerdo.

Borrell, alto representante de Política Exterior de la UE, ha señalado que la intención no es reimponer las sanciones a la República Islámica, y que el acuerdo nuclear «es más importante que nunca», además de «no tener alternativa».

Desde la salida de EE UU del acuerdo nuclear, Irán ha ido aumentando su capacidad de enriquecer uranio por encima de los límites que fijaba el pacto, intensificando la presión sobre la UE.

Teherán anunció el pasado domingo que dejará de respetar sus compromisos en el marco del acuerdo nuclear firmado con Rusia, China, Francia, el Reino Unido y Alemania hace cinco años, en particular los límites en materia de enriquecimiento de uranio, que puede ser empleado para fabricar un reactor y fabricar un arma nuclear. El pasado julio anunció que dejaba de respetar el límite de enriquecimiento de uranio (capado por el pacto a un 3,67%). No obstante, según las últimas medidas de los inspectores del OIEA, no ha pasado del 4,5%, muy por debajo del 20% que alcanzó antes de la firma y del 90% que constituye el grado de pureza necesario para una bomba atómica.

(FUENTE: PAGINA 12 )