La historia de José Luis Suárez, jugador de básquet desaparecido
Cuando lo secuestraron iba a jugar al básquetbol. Tenía un partido en Olavarría por el torneo regional. A menudo recorría la provincia porque era de San Cayetano, un pueblo del sudeste bonaerense. Solía viajar 584 kilómetros desde La Plata, donde estudiaba y militaba. Durante la dictadura estaba por finalizar el profesorado de Educación Física y militaba en la Federación Juvenil Comunista (la Fede).
José Luis Suárez era tan apasionado por su deporte, que en las horas previas a su desaparición el jueves 9 de junio de 1977 le escribió una carta a su entrenador: «Flaco, poneme en la planilla que de alguna manera llego». Omar Parrachini contó años después que «nunca llegó y jamás se supo más nada de él». Tenía 24 años cuando se lo llevó un grupo de tareas. Vivía en un departamento de la calle 35, entre 121 y 122 con sus compañeros Luis Dimattia, Néstor Omar Zaragoza y Juan José Riqueza, también desaparecidos. Su sobrina Paula Zubillaga lo recuerda como alguien que «siempre estaba de buen humor, muy simpático, divertido y además muy cariñoso y familiero».
El Flaco, así lo apodaban a Suárez, era un muchacho alto y de ojos vivaces, usaba barba y vestía esos típicos pantalones cortitos y ajustados de los deportistas en la década del 70. Al básquetbol jugó en todas las divisiones (cadetes, juveniles y Primera) y con 18 años recién cumplidos ya se había consagrado campeón de la Asociación Necochense de Básquetbol. Su club de toda la vida, Independiente de San Cayetano, ganó en diciembre de 1970 el torneo oficial de la liga y la Copa “Bodas de Oro Ecos Diarios” de manera invicta. Él integraba el plantel superior que ese año debutó en los campeonatos de Necochea. También representó al seleccionado de su pueblo.
Su historia deportiva contiene una anécdota que resume con precisión su amor por el básquet. Zubillaga conserva una carta en la cual su tío le cuenta al técnico de Independiente: «Yo empiezo las clases el 10 de abril así que si ustedes aceptan jugar el cuadrangular voy a poder estar, pero no sé si lo consideran conveniente. Estaba pensando sacarme el yeso unos 4 o 5 días antes de los 20 estipulados por el doctor para poder practicar algo. Hace una semana que estoy en cama y la pata no se deshincha y por eso no me enyesan». Las líneas son del 17 de marzo de 1972 cuando ya estudiaba en la ciudad de las diagonales.
«Él ni bien terminó la Secundaria se fue a La Plata. Cursó Psicología pero después la abandonó y había intentado hacer Bioquímica en la UBA. En 1974 ingresó en Educación Física», recuerda su sobrina en diálogo con Página/12. En el certificado analítico que firma Celina Nieto, la jefa del Departamento de Alumnos de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de aquella época, aparece la última materia que aprobó el Flaco Suárez: didáctica de la enseñanza media y superior. Le pusieron un siete el 11 de marzo de 1977. La Universidad Nacional de La Plata le entregó a la familia en marzo de este año el legajo reparado. Lo recibieron sus hermanas María Cristina y Silvana.
Hijo de Hugo Suárez y Angélica Di Biaggi, José Luis nació en San Cayetano el 9 de diciembre de 1952. En una semana hubiera cumplido 67 años. Sus padres, ya fallecidos, “denunciaron la desaparición en la Conadep de Mar del Plata, en la Asamblea Permanente, la Liga por los Derechos del Hombre, la Municipalidad de La Plata, el gobierno de la provincia de Buenos Aires, la Dirección de Investigaciones, hicieron el mismo camino que los familiares de las víctimas de la dictadura. Si no militaron en organizaciones de Derechos Humanos fue porque no tenían con quien compartir esa experiencia, porque José Luis era el único desaparecido del pueblo. Pero nunca se quedaron de brazos cruzados», cuenta Zubillaga.
Según el testimonio brindado ante la Conadep en 1984 por Francisco Ferrer, habría estado detenido–desaparecido en la Comisaría 5ta de La Plata – hoy reconvertida en un Espacio para la Memoria – y además en el centro clandestino de detención La Cacha. Mario Dahul, un ex concejal de San Cayetano que bregó por un homenaje a Suárez en su propio pueblo durante dos mandatos consecutivos, fue su compañero de militancia. En un artículo que escribió en el sitio www.caynet.com.ar el 9 de junio de 2017 recuerda que «el 28 de diciembre de 1972 es la fecha fundacional del Círculo de la Federación Juvenil Comunista de San Cayetano, trabajo logrado gracias a la activa militancia de ‘Cebolla’ D’Annunzio desde La Plata, desde donde se sumaron muchos compañeros, entre ellos José Luis Suárez…»
Dahul también evocó cómo hacían política en el pueblo antes de las elecciones celebradas en marzo de 1973 cuando regresó el peronismo al gobierno con la fórmula Cámpora – Solano Lima. Cuenta en su texto que con el Flaco y una compañera de militancia fueron citados por el comisario de San Cayetano por unas pintadas contra Nueva Fuerza, un partido de derecha que se presentó a aquellos comicios y que les había tapado unas consignas de la Alianza Popular Revolucionaria (APR) integrada por intransigentes (el PI), demócratas cristianos, Udelpa y el PC. El policía quería saber qué partidos formaban ese frente y en cuál militaban, pero no pudo arrancarles la respuesta. En los comicios locales la APR sacó cuatro concejales y perdió la intendencia por muy poco con el partido que había fundado Álvaro Alsogaray.
La semilla que dejó sembrada el militante de la Fede en San Cayetano germinó en un roble plantado en la Plaza América del pueblo que, en rigor, es una ciudad cabeza de partido. Lo llaman el árbol de la memoria y ahí se le hizo el primer homenaje al basquetbolista el 9 de junio de 2006 después de que se aprobara colocar una placa con la inscripción: «Árbol de la Memoria en Homenaje a José Luis Suárez, joven sancayetanense desaparecido por la dictadura en la Ciudad de La Plata el 09 de Junio de 1977».
Durante la gestión del intendente actual, el radical Miguel Angel Gargaglione, el concejo deliberante aprobó una ordenanza para que se le pusiera José Luis Suárez al polideportivo local. En un espacio como ése le hubiera gustado dar clases de educación física. El Flaco tenía proyectado regresar a donde había nacido. No pudo hacerlo. Sabía que lo seguían porque en uno de sus tantos viajes desde La Plata para jugar al básquetbol lo fueron a buscar a Gonzáles Chávez – un pueblo cercano – y no apareció en el colectivo que solía traerlo. Sus compañeros, el técnico Parrachini y Rubén Mas, lo encontraron después en el club Independiente. Había cambiado de ruta. Esa fue la última vez que lo vieron.
(Fuente: Página12)