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Piñera no puede frenar la protesta en Chile

Con un discurso de urgencia desde el Palacio de La Moneda, el presidente de Chile Sebastián Piñera se mostró decidido a endurecer su postura frente al conflicto social. Al paro general y las masivas movilizaciones que se replicaron en distintos puntos del país, Piñera les respondió anunciando un aumento del cuerpo de carabineros en las calles, y la presentación de querellas contra los manifestantes que generen disturbios. La única concesión del presidente fue la convocatoria a un plebiscito ciudadano tendiente a la reforma de la Constitución, una de las principales demandas de los manifestantes y la oposición chilena. Más temprano, Piñera había celebrado un acuerdo con la oposición que le permitirá implementar reformas tributarias. La jornada cerró con un desplome del peso chileno del 3,1 por ciento, y una baja en La Bolsa de Comercio de Santiago del 1,57 por ciento.

Pasadas las 10 de la noche, Piñera destacó los fundamentos de lo que llamó un acuerdo “por la paz, por la justicia y por una nueva Constitución”. Su primer anuncio tuvo que ver con el aumento de carabineros en las manifestaciones: “Hemos establecido la posibilidad de reintegración a Carabineros y a la PDI de todas aquellas personas que hayan tenido un retiro reciente y un servicio destacado”, destacó, amparado en los incidentes registrados durante el día en distintas regiones del país.

En la misma línea, informó que su gobierno presentará querellas contra aquellos manifestantes que generaron disturbios durante las movilizaciones que tuvieron su inicio el pasado 18 de octubre. “He instruido al Ministerio del Interior que presente querellas por Ley de Seguridad del Estado contra aquellas personas que han incitado o promovido la comisión de graves delitos”, expresó.

También se refirió a un acuerdo por la justicia, cuyo contenido no quedó demasiado claro: “Todos los chilenos tenemos que unirnos en torno a un acuerdo por la justicia, para poder impulsar todos juntos una robusta agenda social”.

A la vez, Piñera anunció que daba inicio al proceso de reforma constitucional. “Todos los chilenos tenemos que unirnos en torno a un acuerdo por una nueva Constitución, dentro del marco de nuestra institucionalidad democrática”, expresó.

En los últimos días, Piñera había anunciado que se encontraba dispuesto a iniciar un proceso de reforma, pero no se había manifestado a favor de un plebiscito. Esta vez, propuso la participación ciudadana: “Un plebiscito ratificatorio para que los ciudadanos no solo participen en su elaboración, sino que tengan la última palabra en el pacto social que Chile necesita”. Todavía no quedó claro si el plebiscito derivaría luego en una Asamblea Constituyente, como piden los manifestantes y todo el arco opositor chileno, o en un Congreso Constituyente, que es hasta ahora la postura oficial.

“La grave situación que vive nuestro país exige con urgencia dejar de lado todas las pequeñeces y actuar con grandeza, generosidad y patriotismo”, cerró su discurso Piñera. El presidente había empezado el día celebrando un acuerdo con la oposición que le permitirá aplicar una reforma tributaria. Gracias a esa medida, su gobierno recaudaría unos dos mil millones de dólares, destinados a financiar parte de los anuncios sociales realizados por el presidente días atrás.

La jornada había arrancado con barricadas en varios puntos de Santiago y una multitudinaria marcha que reunió a decenas de miles de personas en la popular Plaza Italia, culminó una nueva jornada de protestas en Chile, a 26 días del inicio del conflicto. Se produjeron serios incidentes y enfrentamientos entre manifestantes y carabineros, que volvieron a reprimir la protesta con carros hidrantes, gases lacrimógenos y balas de goma.

Por la mañana, los cortes de calle impedían el paso de vehículos en algunos accesos a Santiago. La capital del país fue el escenario de una marcha que convocó a 80 mil personas de acuerdo a cifras oficiales. Los manifestantes avanzaron sobre la céntrica avenida Alameda, escenario de varias movilizaciones.

Flameando banderas chilenas y de los gremios que convocaban al paro, los manifestantes se agruparon en Plaza Italia, epicentro de las protestas desde el estallido social del 18 de octubre. Desde allí la movilización recorrió varias cuadras hasta la sede de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). Cuando los manifestantes pasaron por el frente del Palacio de la Moneda se registraron enfrentamientos con carabineros. También se produjeron incidentes y saqueos en Valparaíso. Más temprano, la Corte de Apelaciones de esa ciudad había aceptado un recurso de amparo presentado contra Carabineros, calificando como ilegal el accionar de los policías implicados, que balearon un adolescente de 16 años en una de las manifestaciones. La manifestación se nutrio de miles de chilenos que habían respondido a una convocatoria a hacer una huelga general de la llamada Mesa Social. Dicha agrupación reúne a más de un centenar de organizaciones sociales, entre ellas la Asociación Nacional de Empleados Fiscales, el Colegio de Profesores, trabajadores de la salud pública, empleados portuarios y de aeropuertos. Las escuelas públicas se sumaron al paro y gran parte de los privados también. La mayoría de las universidades permanece sin actividades desde el inicio del conflicto. Ni siquiera el mercado financiero le dio buenas noticias a Piñera. Durante la jornada del martes, el peso chileno se desplomó 3,1 por ciento y alcanzó su valor mínimo histórico, de 783,82 unidades, mientras que la Bolsa de Comercio de Santiago cerró con una caída del 1,57 por ciento.

(FUENTE:PAGINA 12)