A 33 años de los asesinatos que inspiraron ‘Ciudad de Pobres Corazones’
El 7 de noviembre de 1986 Fito Paez estaba en Río de Janeiro, en la habitación con quien entonces era su pareja, Fabiana Cantilo. Presentaba el disco Giros con una gira internacional y se preparaba para tocar con Luis Alberto Spinetta en Obras.
Esa noche sonó el teléfono y el músico de Rosario se enteró de la noticia que le cambiaría la vida para siempre: Belia Delia Zulema Ramírez y Josefa Páez, abuela y tía abuela del cantante habían sido asesinadas en la ciudad de la provincia de Santa Fe.
La historia cuenta que Fito se volvió loco, lo invadió la ira, gritó y rompió todo a su paso: había adoptado a las dos mujeres como sus mamás postizas, debido a la muerte de la suya cuando tenía solo ocho meses.
El enojo y la tristeza que vivió el músico en aquellos días lo llevaron a escribir unos de sus discos más importantes y una de sus canciones icónicas, donde habla con bronca de su ciudad natal: «En esta puta ciudad, todo se incendia y se va».
Según contaron sus allegados más cercanos, todo cambió para Páez después del asesinato de ambas mujeres: «A partir de ahí, todo en la vida de Fito fue negro: sus vestimentas, sus canciones, su vida. Su casa de la calle Balcarce pasó de ser un lugar de alegría y reunión a un lugar macabro, encintado», contó Fabian Llonch en una entrevista con La Agenda.
El propio músico contó en otras entrevistas que durante ese período, pasaba la mayor parte del tiempo tomando whisky y lexotanil.
«Buen dia lexotanil, buen día señora, buen día doctor»
¿Culpables? La Justicia demoró un año en encontrar a los responsables del asesinato de Josefa y Delia. En el medio, sospecharon incluso del propio Fito, se habló de una venganza por drogas. En un cajón de la casa, encontraron varios gramos de marihuana.
«No quiero empezar a pensar quien puso la hierba en el viejo cajón»
Finalmente encontraron responsables a Walter y Carlos de Giusti, dos hermanos del barrio, uno incluso ex compañero del músico del colegio. ¿Cómo los hallaron? Una travesti, pareja de uno de ellos, tenía puestas unas joyas de las señoras asesinadas, único elemento que robaron durante el crimen.
Walter de Giusti fue condenado por este y otros cuatro crímenes más, todas mujeres. Al momento de ser detenido, había ingresado a la Policía.
Tiempo después y tras tocar con Spinetta en Obras -un show que pudo haber sido suspendido ya que Páez no se movía de su casa- se fue a Tahití y terminó de componer el disco Ciudad de Pobres Corazones.
Uno de los temas es Track-Track, que tiene estrofas como la siguiente: «Vino todo el mundo, la radio y la TV; Vino el comisario, los ángeles también».
(Fuente: Página12)