La economía se ralentiza en el 90% del planeta
La economía mundial se enfrenta a un horizonte negro. El impacto de la guerra comercial entre China y Estados Unidos –con Europa pendiente de sufrir aranceles– está afectando ya al crecimiento global, con casi todo el planeta en desaceleración y la amenaza de que una generación entera sufra las consecuencias.
Así lo cree la nueva directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, quien este martes en su primer discurso público, una semana antes del inicio de la Asamblea Anual conjunta del FMI y el Banco Mundial, ha alertado de que los conflictos comerciales han llevado a una “desaceleración sincronizada” por la pérdida de confianza de los empresarios y las turbulencias en los mercados.
“En 2019, esperamos un crecimiento más lento en casi el 90% del mundo. Eso significa que el crecimiento se frenará a su tasa más baja desde el comienzo de la década”, afirmó Georgieva. En este sentido, el organismo revisará a la baja en una semana el crecimiento para 2019 y 2020.
Guerra comercial
Un impacto que puede lastrar a toda una generación y se extiende por todo el planeta.
Sobre cómo se ha llegado a esta situación, la economista apunta sobre todo al hecho de que el crecimiento del comercio “prácticamente se ha paralizado”. Esto puede tener un impacto mayúsculo: la paralización del comercio a raíz de las tensiones comerciales podría suponer la pérdida en la economía mundial de 700.000 millones de dólares (637.000 millones de euros, el 0,8% del PIB) en 2020, según un estudio que desvelará la próxima semana. “En una guerra comercial todos pierden”, sentenció la directiva.
“La incertidumbre –guiada por el comercio pero también por el Brexit y las tensiones geopolíticas– está frenando el potencial económico”, dijo Georgieva. Y no solo eso: las brechas económicas podrían “durar una generación” con rupturas en las cadenas de suministro, sectores comerciales aislados y un “muro de Berlín digital” que obligue a los países a elegir entre sistemas tecnológicos.
Si bien el impacto ahora está limitado al comercio y la manufactura, el peligro de contagio al resto de la economía es muy real: “Existe un grave riesgo de que los servicios y el consumo pronto puedan ser afectados”, advirtió Georgieva.
La desaceleración ya se nota en países de todas las latitudes. “Hay un debilitamiento del crecimiento en Estados Unidos, Japón y especialmente la zona euro”, “en algunos de los grandes emergentes como India o Brasil la desaceleración es aún más pronunciada” y “el crecimiento de China está gradualmente bajando”, lanzó Georgieva.
Planes de gasto
Georgieva pide a los países coordinarse y que actúen ya, con Alemania entre los señalados.
¿Cómo reaccionar en este panorama? Prepararse para una respuesta coordinada y potenciar el comercio, resolviendo las disputas; que los países gasten más, como ha reiterado una y otra vez el BCE desde la zona euro; e implementando reformas estructurales para aumentar la productividad ante la amenaza de la automatización y los cambios demográficos.
En su análisis, Georgieva ha dejado claro que las políticas monetaria y financiera no pueden dar respuesta por sí solas a un empeoramiento de la coyuntura económica, por lo que las políticas fiscales deberán desempeñar un papel central, aprovechando el espacio generado por los bajos tipos de interés.
A este respecto, ha reclamado que aquellos países, como Alemania, Corea del Sur o Países Bajos, que cuentan con margen presupuestario, acometan un aumento del gasto público, sobre todo en infraestructuras e I+D, para impulsar la demanda y el crecimiento, mientras que en los países con una elevada relación deuda-PIB, como España, está justificada la moderación fiscal.
(FUENTE: LA VANGUARDIA)