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34 años hacia el Encuentro más grande de la historia

Desde hace 34 años, las mujeres y disidencias de Argentina nos juntamos, una vez por año, a vernos. A sentirnos. A contarnos cómo estamos, cómo vivimos, cómo hacemos para ser más, para no ser menos, para fortalecer nuestros logros, para ir por más. Desde 1986, apenas a la vuelta de conquistar la democracia hicimos por primera vez la reunión, la fiesta. Porque son muchos los dolores, pero muchas más son las alegrías. Sabernos vivas. Sabernos juntas. Sabernos, siempre, florecidas.

Volver a La Plata

El último encuentro en La Plata fue en 2001. La Ciudad, fundada hace 136 años, es muchas cosas. La Plata, con cerca de 500 mil habitantes, es la capital de la provincia de Buenos Aires, es la tierra de las diagonales, el lugar privilegiado para muches jóvenes que viajan desde sus pueblos a transitar los pasillos de la Universidad Nacional que funciona como centro político y escuela de formación de los cuadros político sociales de la región y el país.

La Plata es territorio urbano y rural, su cinturón frutihortícola es el más grande de la patria. Es también la ciudad del lobo y el pincha, pedacito de la patria futbolera popular. Es la tierra del Astillero Río Santiago, hacedor de barcos y de luchas, ejemplo de la solidaridad y la resistencia. Fue, cómo no recordarlo cada septiembre, el lugar de donde nos arrancaron la vida de aquellas maravillosas adolescentes que peleaban por el boleto universitario. Es, como no verlo en esta primavera, espacio de floración. Los tilos abovedan las calles de aromas de calma, las violetas alfombran las veredas de la ciudad.

En La Plata, además, se concentran el 44% de las cárceles de la provincia de Buenos Aires, 20 mil personas privadas de la libertad están a menos de una hora del centro de la ciudad. En ese marco particular, el Encuentro también llegó a las cárceles de mujeres y durante estos meses, desde los programas y agrupaciones que realizan trabajo intramuros se llevaron adelante distintas actividades y clases relacionadas con el Encuentro, donde van a faltar las presas, pero no sus voces.

La Plata es territorio de luchas feministas, donde salimos a exigir justicia frente al femicidio de Sandra Ayala Gamboa, el de Emma Córdoba, de persecución policial a las trabajadoras sexuales, del cupo laboral trans que no se aplica, del cuádruple femicidio en manos de Barreda, de muchas de nosotras que no estamos más, como Johana Ramallo.

Frente al horror de los femicidios, los travesticidios y los transfemicidios gritamos ¡basta de matarnos!, exigimos justicia y nos organizamos. Y los Encuentros son el espacio para avanzar en esa trama colectiva de lucha contra la violencia machista y el odio que mata.

El año pasado en Trelew se incorporó por primera vez al cronograma oficial del Encuentro, la marcha contra los travesticidios y transfemicidios. Este año, esta movilización en La Plata también sucederá como parte de la agenda oficial, marcando un hecho político de magnitud en la región, para visibilizar, para romper con el silencio de la opresión, para hermanarnos en un solo grito de lucha, con la fuerza de Lohana, de Diana y todas las que ya no están.

La Plata es un punto de encuentro particular. Por su ubicación, para las miles de mujeres que se concentran y se organizan alrededor de los centros urbanos de la Capital Federal y los cordones del Gran Buenos Aires, es una oportunidad. Para muchas, la de ir por primera vez; para otras, la de viajar a esta fiesta más no sea un día; para muchas otras, la de ir esta vez con sus hijas, con sus madres, con sus vecinas.

La Plata fue la ciudad que albergó al Encuentro Nacional de Mujeres en el famoso 2001, año bisagra para nuestro país. Volvemos a ella, dieciocho años después, también en un año bisagra. Quizás el año en que el pueblo argentino le diga definitivamente basta a este invierno neoliberal que nos viene empobreciendo el alma, y muy en particular el alma de todas nosotras, desde 2015.

Nuestra forma de encontrarnos

Tenemos una forma particular de encontrarnos. Si bien cada año las particularidades son puestas en debate, los Encuentros conservan una estructura, una forma de funcionar. Empiezan con todas juntas, las que van llegando, reunidas a cielo abierto y guiadas por la Comisión Organizadora, que cada año conforman las compañeras de la ciudad sede. Este año comenzará en el Estadio Único de La Plata.

Luego la jornada continua en los talleres, que son soberanos y se autogestionan y crecen cada año. El año pasado en Trelew había 73 talleres y este año son 87 porque se sumaron “Ellas Hacen” (Taller N° 10), Intersexualidad (Taller N° 21), No Binaries (Taller N° 22), Mujer y Feminismos Populares (Taller N° 28), Mujer, Ciberfeminismo e Inclusión Digital (Taller N° 29), Mujer y Estrategias Abolicionistas contra la Trata y la Prostitución (Taller N° 36), Mujer y Protocolos para la Prevención y erradicación de la Violencia de Género en instituciones y organizaciones (Taller N° 39), Mujer y Estrategias para que las Causas de Abuso Sexual no prescriban (Taller N° 40), Lenguaje Inclusivo (Taller N° 64), Mujer, Persecución y Presas Políticas (Taller N° 74), Taller de Comunicadoras y Trabajadoras de prensa (Taller N° 78), Mujer y Ecofeminismo (Taller N° 81), Mujer y Artes Marciales (Taller N° 85), Mujer e Instituciones Deportivas (Taller N° 86) y Mujer y Juegotecas barriales (Taller N° 87).

Cuando los talleres terminan volvemos a encontrarnos, en las calles, en las escuelas. El casco de La Plata, donde se desarrollarán la mayor cantidad de actividades del Encuentro, se caracteriza por la multiplicidad de plazas (una cada 6 o 7 cuadras aproximadamente), espacios de la Universidad, específicamente en las facultades donde se desarrollarán los talleres. Más distribuidas entre el casco y las periferias están las escuelas públicas que como todos los años se destinarán para el alojamiento gratuito de las encuentreras. Según el relevamiento de la Comisión Organizadora habrá más de 300 escuelas abiertas.

La modalidad del Encuentro es única en el mundo, y eso permite que cada año nos sumemos de a miles: es autoconvocado, horizontal, federal, autofinanciado, plural y profundamente democrático. En cada taller se llegan a conclusiones siempre diversas, y todas ellas son tenidas en cuenta: construimos por consenso, no por voto; construimos para que todas y cada una de nuestras voces sean escuchadas.

Es en los talleres donde nos reconocemos en las experiencias, vivencias, alegrías y dolores de otres. Y así crecemos, así nos fortalecemos, así nos multiplicamos. Y así nos transformamos, porque sabemos que ninguna de nosotras vuelve siendo la misma después de un Encuentro.

El domingo a la tarde marchamos juntas, vestidas o desvestidas de fiesta, en una columna que parece no acabar. Y festejamos, claro que festejamos. Los festivales de cierre son los pogos feministas más alegres y grandes del país. Y en el cierre nos juntamos para leer las conclusiones de los talleres y elegir por consenso la locación de la próxima sede. Así nos vamos, con la seguridad de que en un año volveremos a encontrarnos, siendo más y más fuertes.

Este es el famoso carácter de los Encuentros, esta es la fórmula exitosa que nos hace funcionar hace más de tres décadas y que nos ocupamos de cuidar. Cómo encuentreras, como feministas populares vamos a los encuentros a fortalecer lazos de sororidad, a consolidar nuestros pisos de luchas, a tejer redes para avanzar en nuevas conquistas. Vamos por primera vez o volvemos otra vez, porque nunca queremos dejar de encontrarnos así: libres, soberanas, vivas, dispuestas a cambiarlo todo.

(Fuente: PeriodismoPopular)