EL ENCUENTRO SOMOS TODAS
Dicen las hermanas en su declaración “que son un espacio en el que las mujeres de las 36 naciones indígenas nos organizamos desde nuestros saberes milenarios y nuestra memoria ancestral sabiéndonos protagonistas activas de los procesos emancipatorios y libertarios en Indoamérica”.
Con mucho respeto consideramos como una expresión de soberbia y arrogancia, fuera de nuestra sabiduría ancestral, asumirse la representación de todas las mujeres de las 36 naciones y pueblos originarios. Podrían decir, “somos una parte, un sector de hermanas”. También, y mucho más, es arrogarse los saberes milenarios y la memoria ancestral. Salvo que nos encontremos con una corriente constituida por machis o chamanes de las distintas naciones, y aun si esto fuera así, nunca una machi se arrogaría la representación de todas las mujeres. Tampoco diría que es la depositaria de la sabiduría y la memoria ancestral, aunque nuestros pueblos saben que lo es. Arrogarse la sabiduría de machi es muy grave y sabemos que va a ser muy duro el castigo de nuestro pueblo a quien transitoriamente trate de engañar al pueblo originario o pretenda cautivar la sensibilidad del pueblo argentino, con palabrerío bonito de eruditas que repiten como loro palabras escuchadas, pero que no comprenden la esencia de la sabiduría ancestral. Las machis nacen, no se hacen.
Esta actitud de la hermana Moira es muy negativa. Posicionarse por encima de centenares de miles de hermanas originarias, atribuirse ser depositarias de la verdad, nos parece muy fuera de nuestra cosmovisión, nuestra espiritualidad, todas las demás seriamos ignorantes, aculturizadas por el racismo, por el Estado enemigo, por el patriarcado opresor. Y como entendemos poco debemos ser tratadas como patronas. Estas hermanas considerándose las voceras de las machis y chamanes, en los hechos nos dicen: si no atienden nuestra verdad ustedes son, y esto es lo más grave, como las patronas de la oligarquía a quien nos obligaron a servir como domesticas esclavas después del genocidio de la Campaña del Desierto.
El ataque a los Encuentros
Dicen las hermanas que desde hace dos años impulsaron la campaña: “Nos queremos plurinacional”. Y atacan a la comisión organizadora del Encuentro de Chubut, por no haber adoptado el cambio de nombre del Encuentro Nacional de Mujeres, por el de Encuentro Plurinacional de Mujeres. Y dicen que se recluye a las mujeres originarias a un taller, que no se permitió que se discuta en todos los talleres su propuesta. Se quejan de que la comisión del Encuentro de La Plata continuaría en esa posición. Es una actitud soberbia y arrogante, con las miles y miles de mujeres originarias que hemos participado Encuentro tras Encuentro, siendo protagonistas activas de las luchas en todo el país, que habríamos dejado que se hiciera una argentinización y homogenización racista, por parte de decenas de miles de mujeres que serían patronas y nosotras las domesticas ignorantes: las mujeres indígenas del buen vivir vienen a enseñarnos lo que tenemos que hacer.
Como mujeres originarias consideramos que el Encuentro siempre fue plurinacional en los hechos y no nos sentimos discriminadas. Ahora nos enteraríamos todas, según dice la hermana Moira, que hay un partido político, el PCR, que logró convencer a los miles de mujeres que participaron en el Encuentro de Chubut, de oponerse a la propuesta del movimiento de mujeres indígena por el buen vivir. Dice que el PCR es racista y defensor del estado opresor ¡Enorme falsedad! Una enorme infamia, que se contradice muy groseramente, con la línea política, teórica y la práctica que conocemos miles y miles de mujeres originarias y no originarias. El PCR siempre ayudó a organizarnos y fue muy respetuoso con todas las mujeres, sin una pizca de racismo, o asimilacionismo, y mucho menos instrumento del Estado. Por esas palabras Moira Millán debe pedir disculpas públicamente, más cuando las ha expresado en Pagina 12. Nos obliga a hacer historia sobre la línea política del Partido Comunista Revolucionario y de la hermana Moira Millán.
Un país oprimido, un Estado opresor
La hermana Moira nunca participaba en los Encuentros Nacionales de Mujeres. La conocemos mucho las mujeres mapuches que adherimos a la política del PCR. Sabemos que su orientación de lucha es la de originarios solos, la de unir los mapuches contra los wincas. Su despliegue de sabelotodo fue para producir “culpa” en sectores del pueblo argentino que tienen sensibilidad hacia los originarios, y así despertar admiración y adhesión. Con esta posición se coloca en el terreno de la línea desplegada por la penetración política del imperialismo ruso entre otros. Que, al aliarse con los grandes terratenientes de este país, penetraron políticamente en nuestros pueblos para hacer inocua la lucha de los originarios por sus tierras y territorios.
Lucha que la hermana, como tantos otros hermanos, llevaron y algunos aún llevan, en el terreno de la cosmovisión, la cultura, la espiritualidad, despegados sustancialmente de los sufrimientos y las necesidades que tenemos hoy los pueblos originarios. De la necesidad y unidad de organización de nuestras naciones para librar las batallas diarias para comer, para producir y sobre todo para defender los territorios y las tierras, que están asediadas a fondo por los negocios de monopolios y terratenientes, del petróleo, la sojizacion, la minería, el turismo.
Solo hace unos pocos años la hermana comenzó a organizar a las hermanas en Chubut. Pero no iba a los Encuentros hasta que concurrieron al de Chaco y luego fueron al de Chubut. Antes impulsaron la marcha de mujeres indígenas en la capital, junto a las mujeres originarias del PCR.
El PCR definió con corrección a la Argentina como un país oprimido por el imperialismo, donde el Estado oligárquico imperialista impone la dominación sobre las naciones y pueblos originarios, entonces la tarea es unir las naciones y pueblos originarios con el pueblo de la nación argentina, con la conducción de la clase obrera del pueblo argentino y de las naciones originarias, respetando primero como nación, antes que como clase a los integrantes de cada pueblo originario. Por muchos años se ha practicado muy diferente con Moira.
En la lucha, el PCR parte de las necesidades de los pueblos originarios, ha debatido a fondo con la política de “originarios solos contra los wincas”, que no parte de las necesidades sino de la cultura. El PCR siempre ha impulsado unir a los pueblos originarios con el pueblo argentino, para enfrentar en cada momento político al sector hegemónico de las clases dominantes que controlan el Estado.
Los valores del Encuentro
Desde el primer Encuentro Nacional de Mujeres, el PCR impulsó que participáramos decenas y centenares de mujeres en los Encuentros, sobre la base de dos o tres valores fundamentales, la autoconvocatoria, la autonomía y la horizontalidad. Desde el primero hemos participado mujeres originarias, siempre hemos sido protagonistas. Y fuimos nosotras, las mujeres originarias de diferentes ideas, las que discutimos que debíamos funcionar todas en un gran taller. A medida que pasaron los años esos talleres fueron gigantescos y las hermanas originarias volvían a sus territorios y llevaban sus experiencias.
Sobre todo, se afirmaba el carácter de autoconvocado y el carácter de autónomo del Estado, los partidos políticos y las organizaciones. Esos valores primordiales siempre estuvieron cuestionados por distintos sectores, que pugnaban por una comisión estable de mujeres, que designara el Encuentro, a lo cual hay que decir que las hermanas y compañeras del PCR se opusieron tenazmente, porque hubiera hecho que los encuentros se disolvieran para siempre en poco tiempo. Siendo éste un evento único en el mundo. Que subsiste durante 34 años, después de aquel encuentro mundial de Mujeres en Kenia donde se decidió realizar un encuentro anual por país, solo hubo 2 seguidos en Ecuador y aquí 34 seguidos. Los valores conceptualizados desde el primer Encuentro, como la horizontalidad, no se votan en los talleres, hacen al valor democrático, la integralidad de todo el país, le da el valor de federal, autosostenido, porque no depende de condicionamientos políticos y de dinero para autosostenerse. Pero es cierto que no estaba conceptualizado como valor escrito el carácter de plurinacional, aunque siempre lo fue en los hechos, y aquí tenemos mérito las mujeres originarias y no originarias que hemos planteado el problema.
Pero nunca se puede reemplazar la palabra nacional por plurinacional, que es correcta, justa y precisa como un valor del encuentro, que nunca puede estar por delante del valor de autoconvocado y autónomo. Y aquí está el problema de fondo con la propuesta de Moira Millán y el colectivo de Mujeres indígenas por el buen vivir. ¿Cuál es su propuesta escondida detrás de un concepto correcto? Esa propuesta subyacente, poner en el nombre la palabra plurinacional cambia todo, su propuesta conduce a una comisión estable de mujeres, representantes de las distintas organizaciones sociales y políticas de las naciones y pueblos, que se adueña de los Encuentros. Donde se impone la votación, y no que todas hablemos de nuestros sufrimientos y nuestras luchas. Naturalmente la mayoría de las mujeres que hemos participado desde el primer Encuentro nos oponemos a esa propuesta, porque entendemos que se quieren borrar los valores de convocatoria y autonomía, aunque todas estamos de acuerdo en el valor plurinacional del encuentro.
El Encuentro es de todas
Los miles de mujeres que estamos organizadas en el Movimiento de Originarios en Lucha, que año a año participamos en los Encuentros de Mujeres, discutimos profundamente este problema y estamos todas de acuerdo, y no levemente sino con mucha convicción, que el encuentro debe tener el valor escrito de Plurinacional en tercer lugar, después del carácter autoconvocado y autónomo.
Moira comete otro gravísimo error al decir que no van a concurrir al Encuentro de La Plata. Dónde se ha visto que quien tiene una razón tan importante abandone un evento de esta magnitud y no sea capaz de debatir con razonamiento y tolerancia un tema tan importante.
(Fuente: PCR)