Macri y Fernández tienen números parecidos y estrategias similares
Los candidatos presidenciales Mauricio Macri y Alberto Fernández tienen números parecidos y estrategias similares: el Frente de Todos se impone a Juntos por el Cambio en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), ambas fórmulas llegan con un empate técnico en la primera vuelta y el balotaje será voto a voto en una polarización extrema.
Ante semejante certeza en la distribución de los porcentajes electorales, los candidatos Macri y Fernández ajustan sus tácticas para llegar asentados en las PASO y la primera vuelta, y programan su estrategia final para ganar el balotaje con los votos que pertenecían a la oposición y van a configurar una masa social con intereses contradictorios y expectativas políticas diferentes.
A la búsqueda de indecisos
Sobre una base de 100 votos, la polarización entre Macri y Fernández se lleva cerca de 75 votos, con ventaja a favor del Frente de Todos. Hay 10 votos (sobre esa base de 100) que pertenecen a la oposición (Roberto Lavagna, José Luis Espert, Nicolás del Caño, entre otros), y los 15 restantes son los denominados «indecisos».
En Balcarce al 400, sede del laboratorio electoral que dirige Marcos Peña, se trabaja con encuestas cualitativas y cuantitativas para determinar las expectativas de los indecisos. Acorde a estos sondeos, se trata de un voto de clase media, que en la mayoría de los casos apoyó a Macri en el balotaje ante Daniel Scioli, y que está defraudado por los resultados económicos de la administración Cambiemos.
Esta caracterización del voto indeciso también es compartida por los asesores de campaña que trabajan para Fernández en su comando electoral de Balcarce al 300. El precandidato a presidente kirchnerista asume que puede «pescar» el voto defraudado que apoyó a Macri en 2015 y sus spots de campaña van orientados a esa franja del electorado que aún se mantiene indecisa.
Al contrario del discurso de Fernández, que se apoya en la frustración con el oficialismo para seducir a los indecisos, Macri intenta recuperar sus propios votos asegurando que todavía hay esperanza y exhibiendo las obras públicas que ejecutó sin sobrecostos y en el tiempo marcado por los pliegos de la licitación pública.
Hasta ahora, ni Fernández ni Macri lograron resultados positivos. Los indecisos continúan siendo un núcleo duro que permanece imperturbable ante las estrategias electorales desplegadas por la oposición y el oficialismo en las redes sociales y los espacios públicos cedidos en radio y televisión.
Balotaje y voto opositor
Macri y Fernández comparten idéntica hipótesis de trabajo al margen del discurso proselitista: distancia relativa en las PASO (a favor del Frente de Todos), casi paridad en la primera vuelta (Fernández adelante) y el balotaje que tiene final abierto.
En este contexto, y tomando en cuenta que los votos de la oposición quedarán reducidos a la mínima expresión en primera vuelta (10 puntos sobre 100), Macri y Fernández pujarán por ese conglomerado electoral que tiene intereses diferentes, pertenecen a la clase media y media baja, y que su decisión estará vinculada a un análisis ideológico y a la «compra» de un discurso desbordante de expectativas y conceptos aspiracionales.
Macri y Fernández apuntan a Roberto Lavagna y José Luis Espert. El Presidente no soporta a Lavagna y se comería una docena de sapos para lograr su apoyo. El candidato a presidente de Consenso Federal tampoco tiene «afectio societatis» con Macri y en cambio no está predispuesto a ninguna negociación con el candidato de Juntos por el Cambio.
En este contexto de toma y daca, Juan Manuel Urtubey se transforma en una pieza clave de la estrategia hacia el balotaje. Urtubey es amigo de Macri y piensa la política institucional en términos de consenso. Entonces, en el Gobierno no hay dudas acerca del papel que jugará el candidato a vicepresidente de Consenso Federal cuando termine la primera vuelta.
Fernández es militante peronista desde la última dictadura y sabe los secretos de la política. Para el candidato del Frente de Todos no es una novedad que Urtubey jugará al lado de Macri -en secreto o de forma pública- y tiene su discurso pragmático para reducir esa supuesta ventaja a favor de Cambiemos.
El ex jefe de gabinete de Néstor Kirchner sostiene que los votos no tienen pertenencia a los partidos y que se mueven de manera coyuntural. Fernández explica que los votos de Lavagna-Urtubey no son de ellos, sino que votarán por ellos en las PASO, y que luego se atomizarán en la primera vuelta y el balotaje.
A diferencia de los votantes de Lavagna, adonde Macri y Fernández «van a pescar» sin dudas, los dos candidatos presidenciales no saben cómo encarar a los votos que apoyarán a la fórmula José Luis Espert-Luis Rosales. Espert detesta a Macri y a Cristina Fernández de Kirchner, y es probable que se exhiba equidistante de ambas propuestas mayoritarias.
Esa posición política complica la estrategia electoral de Macri y Fernández. Espert puede sacar tres puntos en las PASO/primera vuelta, y esos votos pueden definir el balotaje. Tres puntos serán la máxima diferencia que separará la gloria o el ocaso para Macri o Fernández.