La crisis económica produjo un gran impacto en la producción de vinos
A causa de la crisis y la falta de rentabilidad de los últimos años que impacto de manera notable en la industria del vino, la provincia disminuyo su producción. En el año 2010 habían 159 bodegas elaboradoras y esa cantidad se redujo a 114 establecimientos en el 2019. Es decir, que se produjo el cierre de 45 bodegas; lo que causo una caída de 28,3% en el número de establecimientos, lo que convirtió a esta provincia en la que más capacidad elaboradora del país perdió en la década.
Por otro lado, a nivel nacional también descendió el número de bodegas: pasó de 984 establecimientos a los actuales 888, en igual periodo de tiempo, una baja del 9,7%. En este caso fueron 96 establecimientos los que cerraron sus puertas en el periodo analizado, y la cifra no es mayor porque hay 9 provincias donde creció el número de bodegas. En la provincia de Mendoza hubo una caída en la cantidad de bodegas que cerraron levemente superior a la media del país, del 10.95%, al contabilizarse ahora 626 establecimientos elaboradores frente a los 703 que habían en el 2010. Cabe destacar que San Juan es la segunda productora de uva del país después de Mendoza.
Alrededor de 45 bodegas sanjuaninas bajaron sus persianas o fueron absorbidas por otras más grandes produjo además una importante pérdida de fuentes de trabajo. Se calcula que al menos desaparecieron 450 puestos laborales, entre técnicos, enólogos y servicios varios, a razón de un mínimo de 10 por cada bodega, según cálculos del sector privado. La inflación y la baja del consumo de vino que se profundizó con la crisis económica, con factores similares en todo el país, en San Juan se sintieron más porque las bodegas eran más chicas y el negocio se derrumbó más rápido.
“Los números demuestran que por la situación económica el negocio está malo para todos, para los productores y para los bodegueros también”, señaló Angel Leotta, presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina y titular en la provincia de la Cámara Vitivinícola que nuclea a las bodegas trasladistas, quien lamentó además la pérdida de fuentes laborales que trajo aparejado el cierre de bodegas.
Juan José Ramos, bodeguero y productor además de presidente de la Asociación de Viñateros Independientes, también le echó la culpa a la crisis. “El negocio del vino ha ido mal sobre todo en zonas más pequeñas con bodegas más chicas. Hoy por la dimensión de los costos y la falta de rentabilidad a una bodega chica si tiene uvas le conviene más vendérsela a una firma grande en vez de ponerse a elaborar vino”, aseguró. Otro factor que agregó Ramos es que en los últimos tiempos aumentó la diversificación de uvas para pasas y para mosto, “ y para este último producto las mosteras concentran la elaboración”
Otro indicador que impactó, sobre todo en los últimos dos años; es la baja del consumo, según destacó un especialista del sector. En el 2015 se consumían 25 litros per cápita y este año la cifra bajó a 18 litros, y si bien entre 2016 y 2017 se produjo un fuerte aumento de precio en góndola, entre 2018 y 2019 se explica por la baja del salario y la caída del poder adquisitivo de la gente. «Son 450 los puestos laborales mínimos que se perdieron con el cierre de 45 bodegas entre 2010 y 2019 en San Juan, a razón de 10 por cada establecimiento elaborador».
Las provincias que repuntaron
Existen algunas jurisdicciones que incrementaron la cantidad de bodegas en la década 2010-2019. Entre las más representativas de la vitivinicultura se encuentra Salta que incorporó 12 bodegas, seguida de Tucumán con 6. Luego siguen Córdoba que sumó 3 establecimientos y Buenos Aires que agregó 4. Hay un lote de cuatro provincias –Chubut, Entre Ríos, Jujuy y San Luis- que cuentan con 2 bodegas más respectivamente, y La Pampa que agregó una bodega en el periodo. Esas sumas suavizan la caída nacional del 9,7%