Duro golpe para Macron al dimitir el número dos de su Gobierno
Emmanuel Macron ha sufrido este martes un severo golpe político que le amarga el verano. El titular de la Transición Ecológica y Solidaridad, François de Rugy, formalmente el número dos del Gobierno francés después del primer ministro -Édouard Philippe-, ha presentado su dimisión al ver cómo se ampliaba el escándalo sobre su conducta ética. La renuncia de De Rugy llegó por sorpresa. Existía la impresión de que el ministro iba a resistir y a esperar el resultado de dos investigaciones en curso.
Pero la web de denuncia Mediapart, que ha ido sacando en los últimos días las revelaciones, se aprestaba a publicar otra información muy comprometedora: el político, cuando era diputado, habría usado los gastos de representación como parlamentario para pagar la cotización a su partido, Europa Ecología-Los Verdes (EELV). El ministro se hallaba en la cuerda floja desde que se sacaron a la luz las cenas opulentas que organizaba cuando ocupó la presidencia de la Asamblea Nacional. Toda Francia pudo ver las fotos de langostas gigantes, de vinos muy caros, de una mesa decorada con pétalos de rosa y De Rugy y su esposa Sevérine satisfechos.
Rugy ha denunciado al medio que sacó a la luz esta informació
También crearon dudas las obras de rehabilitación, por 63.000 euros, realizadas en la residencia oficial del ministro cuando pasó a ocupar ese puesto. La excusa es que el piso era “vetusto”. A De Rugy se le reprochó, asimismo, que tuviera alquilado un apartamento “de alquiler preferente” (reservado a personas de pocos recursos) en Nantes para estar con sus hijos los fines de semana. No parece, a priori, que De Rugy hiciera algo ilegal, pero a nivel ético daba una imagen muy negativa en un momento de alta sensibilidad social y después de un curso político que ha visto constantes manifestaciones de los ‘chalecos amarillos’ expresando su ira contra los gobernantes por su alejamiento de la realidad del país.
Eran demasiadas las conductas que levantaban sospechas. Pocos miembros de la mayoría gubernamental le han expresado estos días un apoyo claro. Al contrario, muchos se mostraron indignados y alegaron tendrían problemas en sus circunscripciones y que el escándalo se pagaría caro en las elecciones municipales del próximo año. Un indicio del peligro potencial de esta clase de comportamientos políticos y de la atmósfera que se vive en Francia se pudo ver el domingo pasado, durante el desfile del 14 de Julio, fiesta nacional francesa. Una parte del público silbó a Macron y se oyeron gritos pidiendo la dimisión. Luego hubo disturbios en los Campos Elíseos y otros puntos de la capital. De Rugy había asistido al desfile desde la tribuna de autoridades.
De Rugy justificó su denuncia, en un mensaje en su cuenta de Facebook, para poder preparar mejor su defensa y porque la situación no le permitía cumplir “pacíficamente” su trabajo en el ministerio. El ministro anunció que se querellaría contra Mediapart por difamación. Aún ayer, durante su visita a Belgrado, Macron insistía en que no podía despedir a un ministro en base a simples acusaciones en los medios, que necesitaba hechos, de lo contrario Francia amenazaba con convertirse en una “República de la delación”. El presidente no tiene suerte con sus ministros de Ecología. De Rugy, de 45 años, sustituyó, en septiembre pasado, a Nicolas Hulot, un experiodista, muy carismático, que había sido un fichaje estrella después de que Macron llegara al Elíseo. Hulot se quejó de que, pese a las promesas, el Gobierno no estaba haciendo lo suficiente en materia medioambiental.
(Fuente: La Vanguardia)